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Una inflación de 8.923.431.597.503.820.000,00%

Feb 23, 2025

Domingo, 23 de febrero de 2025

La capacidad de destrucción monetaria que tuvo el BCRA, generó un gran porcentaje de inflación acumulada desde 1935 hasta 2024.
Una inflación de 8.923.431.597.503.820.000,00%

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) fue creado el 28 de mayo de 1935. Su creación fue parte de una reforma económica impulsada tras la Gran Depresión de 1929, con el objetivo de regular el sistema financiero y la política monetaria del país.

En definitiva, el BCRA es una empresa que “vende” un producto llamado peso y, como tal, puede o no tener demanda.

En Argentina, la capacidad de destrucción monetaria que tuvo el BCRA, por gobiernos populistas que emitían moneda para financiar el gasto público, generó tal tasa de inflación que el acumulado de inflación desde 1935 hasta 2024 llega al 8.923.431.597.503.820.000,00%.

¿Cómo se lee este número? Se lee así: 8.923.431,6 billones por ciento.

Como también es difícil de entenderlo, podemos decir que la inflación promedio anual desde 1935 hasta 2024 fue del 54,5%, aclarando que para llegar a la tasa acumulada hay que hacer 1,545 elevada a la 90, que son los años que transcurrieron desde que se creó el BCRA.

En el medio de esta destrucción monetaria se pasó del peso moneda nacional al peso ley 18.188. El peso ley fue reemplazado por el peso argentino, el cual fue reemplazado por el austral que fue sustituido por el peso actual.

En total, el equivalente del peso moneda nacional se le quitaron 13 ceros.

El BCRA ha actuado como una verdadera cuadrilla de demolición de la moneda, al margen de los destrozos cambiarios que hizo y las corridas financieras que construyó con sus arbitrarios manejos de la tasa de interés.

¿Puede recuperarse la confianza en el peso? Parece bastante difícil luego de semejante destrucción.

El único período de “confianza” en el peso fue el de la convertibilidad, pero porque la gente tomaba como moneda al dólar, y al peso como un recibo que entregaba el BCRA a cambio de los dólares que estaban en el BCRA.

Una vez terminada la convertibilidad y hecho el desastre de la pesificación asimétrica de los depósitos, luce bastante complicado.

Recordemos que en 1972 Richard Nixon declara la inconvertibilidad de del dólar al oro, que era la última moneda que era convertible al oro.

A partir de ese momento, todos los sistemas monetarios del mundo funcionan en base a la confianza que la gente pueda tener en los papeles que imprime el banco central de cada país.

¿Cuál es el respaldo que tiene cada papel pintado que circula como moneda? La confianza en las instituciones jurídicas, políticas y económicas de cada país como emisor de moneda.

Mucha gente en Argentina guarda dólares en cajas de seguridad como una forma de preservar el valor de sus ahorros. Sin embargo, esos argentinos que compran dólares como refugio de valor, no entran al sitio de la Reserva Federal para analizar que tiene en el activo la FED para respaldar cada dólar que circula.

La gente solo considera que las instituciones jurídicas, políticas y económicas de Estados Unidos son lo suficientemente sólidas, por lo menos hasta ahora, como para que cualquiera sea el gobierno que esté en el poder no destruya el dólar.

Lo mismo ocurre con el euro o el franco suizo. Solo la confianza en que sus gobiernos no destruirán sus monedas porque hay límites jurídicos, políticos e institucionales que impiden llegar a los extremos que llegó Argentina.

En el caso de Argentina, la gente ya no confía en las instituciones jurídicas, políticas y económicas y, por lo tanto, emitir pesos sin respaldo en algo sólido solo puede conducir al fracaso en el mediano plazo.

Es por eso que desde antes que Milei dijera que iba a cerrar el BCRA y dolarizar la economía, ya se hacían debates sobre la dolarización. Personalmente organicé, junto con Jorge Ávila, en UCEMA, dos debates sobre dolarización en 2018 y 2019

La realidad es que dolarizar la economía no implica no tener más banco central, sino que implica cambiar de banco central como emisor de moneda.

En 2018 y 2019 era viable dolarizar porque el BCRA disponía de reservas para rescatar la base monetaria y los pasivos remunerados a un precio un poco más alto que el de mercado de ese momento.

Cuando Milei comenzó a insistir con dolarizar, la realidad es que no había dólares en el BCRA para dolarizar la economía.

Según dijo en una entrevista, ya tenía asegurados US$ 10.000 millones de uno de los fondos de inversión más grandes del mundo para rescatar  la base monetaria y dolarizar. Sin embargo, esos US$ 10.000 millones nunca aparecieron.

Paradójicamente, el peso, que era excremento que no servía ni para abono, pasó a ser la moneda “fuerte” de Argentina y el dólar excremento que no sirve ni para abono.

Hoy día el dólar se mantiene estable a fuerza de fuertes intervenciones del BCRA en el mercado de CCL. Se estima que no menos de US$ 18.000 millones dilapidó el BCRA para que no aumente la brecha cambiaria y hay estimaciones que llegan hasta los US$ 21.000 millones.

¿Qué opciones puede tener Argentina en este contexto para tener moneda? Por un lado, liberar el mercado de cambios y establecer una competencia de monedas, es decir, que la gente haga transacciones en la moneda que mejor le parezca. La gente podría hacer transacciones en pesos, en dólares, en euros, en yenes o en la moneda que le plazca.

Obviamente para esto hay que quitarle el curso forzoso al peso de manera tal de que se cumplan los pagos en la moneda pactada en los contratos.

Si el BCRA no produce una moneda de buena calidad, la gente no la demandará y no hará falta dinamitarlo como proponía Milei en la campaña electoral.

Simplemente el peso morirá por falta de demanda.

Argentina necesita urgente reestablecer un sistema monetario que permita hacer cálculo económico, facilitar las transacciones y movilizar la economía.

Dado que no hay dólares para dolarizar y que recuperar la confianza en las instituciones jurídicas, políticas y económicas argentinas llevará muy tiempo, la única opción disponible es ir a una competencia de monedas.

Por más que se quiera recuperar la confianza en el BCRA con una nueva Carta Orgánica que limite al poder político en su intervención en el BCRA, nuevamente esa Carta Orgánica sería una ley que tendría que ser respetada por los políticos y la misma justicia avalar esa limitación al cuerpo político, algo que ya se ha demostrado que no suele funcionar.

Semejante proceso requeriría de muchos años de abstinencia para recuperar la confianza en una dirigencia política que ha demostrado ser adicta a la destrucción monetaria.

 

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