Fue el 3 de enero de 2022 cuando su cuerpo fue encontrado en condiciones que horrorizaron a los propios forenses que trabajaron en el lugar: la chica estaba fundida en el sillón del living de la casa de sus padres, ubicada en Slaughter, Louisiana.
La escena fue descrita como una de las más atroces jamás vistas: el cuerpo de la mujer, en un estado avanzado de descomposición, cubierta de heces, orina y larvas, con úlceras que exponían sus huesos. El sofá, hundido en un piso impregnado de inmundicia, fue una de las imágenes que más estremeció a la sociedad estadounidense.
Una condición que la aisló del mundo
A partir de los 24 años, Lacey fue diagnosticada con síndrome de enclaustramiento, una enfermedad neurológica rara que paraliza por completo a la persona, excepto por los músculos que controlan los movimientos oculares. Si bien su mente estaba intacta, su cuerpo no le permitía llevar una vida independiente. Esta condición se agravó por el aislamiento al que fue sometida más tarde.
Según los testimonios que se presentaron en el juicio, la joven -que al momento de su muerte tenía 36 años- desarrolló fobias y ansiedades que la llevaron a rechazar cualquier tipo de interacción social.
Sus padres, en lugar de buscar ayuda profesional, permitieron que su hija se encerrara cada vez más en su propio mundo. “El sofá era su santuario”, declaró el padre, Clay Fletcher, durante el juicio en un intento por defenderse.
Sheila y Clay Fletcher abandonaron a su hija en medio de su enfermedad.
Sin embargo, los detalles revelados durante el proceso judicial mostraron un panorama mucho más complejo. La última vez que Lacey fue atendida por un médico fue en 2002, cuando tenía solo 16 años.
Desde entonces, no recibió ningún tipo de seguimiento por parte de un profesional de la salud, aunque, en 2010, el médico que solía atender a la familia, recomendó a los Fletcher que buscaran ayuda urgente para su hija. Pero ellos nunca lo hicieron.
Una escena escalofriante
El 3 de enero de 2022, una llamada al 911 alertó a la policía local: un matrimonio denunció que habían encontrado muerta a su hija de 36 años. Se trataba de Lacey Fletcher.
Inmediatamente, los agentes acudieron a la escena y se encontraron con un escenario escalofriante: “El cuerpo de la mujer estaba como derretido en el sillón”, relató uno de los efectivos.
Los bomberos y los policías que estuvieron en el lugar declararon haber quedado marcados por lo que encontraron en la vivienda. Matthew Ard, jefe de los brigadistas, describió el lugar como “una escena sacada de la peor película de terror”, ya que el olor a descomposición impregnaba cada rincón de la habitación, mientras que el piso debajo del sillón estaba deteriorado debido a la acumulación de orina.
Lacey Fletcher.
Más tarde, la autopsia reveló que Lacey había muerto a causa de una sepsis, que derivó de una serie de infecciones óseas, desnutrición severa e inmovilidad prolongada. Su peso apenas alcanzaba los 43 kilos.
El forense Dr. Ewell Bickham, que estuvo a cargo de analizar el caso, describió la situación como “espantosa”. Según sus declaraciones, Fletcher tenía la piel ulcerada y en proceso de putrefacción, mientras su cuerpo estaba cubierto de fluidos corporales que habían empapado completamente el sofá.
Las condiciones en las que vivía evidenciaban años de negligencia extrema, algo que sus padres, Sheila y Clay Fletcher, no pudieron justificar ante la Justicia.
La condena
Finalmente, Sheila y Clay Fletcher fueron condenados a 40 años de prisión por homicidio involuntario, aunque 20 de esos años fueron suspendidos, y para otros cinco les concedieron libertad condicional supervisada. La fiscalía había solicitado cadena perpetua, pero la pareja optó por declararse culpable para evitar la pena máxima.
Durante el juicio, el fiscal Sam D’Aquilla expresó su indignación, ya que quedó comprobado que la pareja abandonó a Lacey en varias ocasiones para irse de vacaciones, lo que implicó dejarla sin comida ni atención por varios días. “Ni a un animal lo tratarías así. Esto es una crueldad que desafía toda explicación”, dijo el funcionario.
La Justicia comprobó que el matrimonio abandonó a sus hija y la dejó morir.
La defensa intentó argumentar que los padres amaban a su hija y que el descuido no había sido intencional. “Ellos estaban abrumados. Amaban a Lacey, pero no sabían cómo manejar la situación”, afirmó Steven Moore, abogado del matrimonio. Sin embargo, estos dichos no fueron suficientes para justificar años de abandono que llevaron a una muerte atroz.
El fiscal D’Aquilla dejó en claro que esta condena busca enviar un mensaje contundente: “Queremos defender a las personas que no pueden hablar por sí mismas, decir que este trato no será tolerado”. A pesar de ello, para Lacey, la justicia llegó demasiado tarde.