La producción láctea es uno de los principales activos que tiene el sector agropecario de Santa Fe, en donde funcionan alrededor de 3.800 tambos en los que más de 500 vacas producen el 25% de la leche nacional. Pero la productividad se ha visto severamente afectada por la sequía de los últimos años y esto representa un desafío para el sector, incluso en un momento en el que cuentan con precios favorables en el mercado interno.

Alfredo Theiler, representante de Coninagro y tambero de la localidad de San Guillermo, comentó que actualmente están «atravesando una grave sequía en el departamento San Cristóbal y también en parte de Castellanos», dos de las jurisdicciones que –junto con Las Colonias, General López y San Martín– conforman el núcleo de la cuenca lechera de Santa Fe.

«Llevamos casi tres años sin regímenes de lluvia importantes, y durante enero y febrero tuvimos un estrés calórico muy importante», describió Theiler en diálogo con Punto Medio (Radio 2), mencionando las razones por las que los tambos de la provincia deben producir con altos costos.

En este marco es que «se ha perdido entre un 25% y 30% de la producción», estimó el tambero. Esta situación fue uno de los puntos de discusión durante la primera reunión del año de la Mesa Provincial de Lechería de Santa Fe, que se desarrolló la semana pasada.

En el encuentro participaron autoridades provinciales, nacionales y representantes del sector. Theiler, que es representante de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada (Coninagro), agregó que la baja productividad de los tambos compromete el abastecimiento para la industria, lo que puede «influir en la baja de producción de algunos productos».

La cuenca lechera de Santa Fe concentra el 25% de los bovinos de Argentina. 

Santa Fe tiene una fuerte presencia de las empresas lecheras líderes del país, que tienen plantas en la provincia. En la región se trabaja mayormente con cría mediante pastura y «no hay muchos animales encerrados en establos», destacó Theiler.

Pero esa característica, que permite contar con una producción de calidad, también está sujeta a las lluvias como condición determinante. «No tenemos crecimiento de alfalfa, que es el pasto más tradicional y barato. Y el año pasado la chicharrita del maíz afectó los cultivos, por lo que no hubo buenas cosechas y tampoco se generaron reservas forrajeras en silos», apuntó el tambero.

Debido a esto, productores santafesinos tuvieron que traer alimento desde Córdoba. «Hoy el productor tiene que salir a comprar tanto granos como fibra para poder alimentar a las vacas», agregó.

Producción limitada hasta mediados de año

Con respecto a un eventual incremento en la cantidad de litros de leche producidos, Theiler señaló que «la situación podría acomodarse cuando empiecen las pariciones en los tambos», es decir entre marzo y abril, pero «hasta entonces no vamos a tener gran producción de leche».

En las zonas afectadas por la sequía los productores pueden «llegar a sacar un cultivo al año». Esto explica el hecho de que varios tambos se vieron forzados a cerrar, mientras que otros que fueron puestos en venta terminaron reabsorbidos por competidores. En otros casos, en los que no hubo recambio generacional, los tamberos decidieron alquilar sus campos y vivir de la renta.

Santa Fe concentra la mayor cantidad de unidades de producción primaria de leche del país.

«Se ha vendido mucha hacienda porque no hay mucho para darle de comer» a raíz de la sequía, sumó Theiler.
Aunque la escasez de lluvias generó complicaciones en el sector, el precio del mercado interno, que concentra el 80% de la producción láctea, sí se volvió un punto a favor.

«Hoy el precio de la leche, con el dólar estabilizado, es muy bueno en comparación con años anteriores», destacó el productor. Pero en el frente externo la situación es la contraria, dado que el atraso cambiario representa un escollo para la competitividad internacional del sector.

Este cuadro de situación motivó a los productores santafesinos a solicitar una prórroga de la Emergencia Agropecuaria, que vence a fin de mes, e incluso ir más allá en la búsqueda para que se declare como zona de desastre la región con campos afectados.