Martes, 24 enero 2023
La fuerte tormenta del viernes provocó movimientos en el lucernario de la sala central y filtraciones de agua en la planta baja. Hubo que sacar piezas de la colección permanente del museo durante el fin de semana para evitar daños
En los espacios donde las obras debieron retirarse ante el riesgo, aparecieron los carteles de «obra en reparación».
Una vez más llovió intensamente y parte la Colección Castagnino corrió riesgo. Las precipitaciones que cayeron durante la tormenta del último viernes provocaron algunos movimientos en el lucernario de la sala central del Museo de Bellas Artes de la ciudad y filtraciones en la planta baja que obligaron a retirar preventivamente obras de los corredores para evitar que sufrieran daños.
De hecho, quienes visitaron la sala de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad durante el fin de semana vieron aún alguna pared mojada y se encontraron en varias oportunidades con la leyenda «obras en reparación», en referencia a las piezas que habían sido retiradas para ser preservadas de las gotas agua.
La necesidad de reparación del edificio Pellegrini 2022 no es nueva, además de la pendiente ampliación de los espacios que la Municipalidad tiene en carpeta desde el bochazo del gobierno provincial a la licitación para sumar un segundo cuerpo al edificio. Ya en febrero de 2021, una tormenta de similares características había provocado goteras y la noticia que había debido descolgarse una emblemática y millonaria obra de artista Lucio Fontana corrió como reguero de pólvora.
Es más, ese hecho provocó días más tarde que el Concejo Municipal insistiera con un pedido de informe aprobado meses antes y donde se solicitaba al Ejecutivo que detalle, entre otros puntos, sobre sobre el estado de la infraestructura edilicia y si eran necesarias refacciones para su mantenimiento y uso público seguro.
Otra vez, retirar para preservar
Lo que sucedió en estos días fue casi un calco de los hechos de febrero de 2021. Los fuertes vientos del viernes por la tarde y la violenta caída de agua provocaron movimientos en lucernario central de la plata baja, de hecho, una de las piezas estaba corrida aún este lunes, en el lugar donde se expone la muestra de obras de la primera etapa de Julio Vanzo.
Además, la inmensa cantidad de agua caída en pocos minutos hizo que hubiera puntos donde se registró ingreso de agua, poniendo una vez más en peligro a las obras. Incluso el público que estaba allí en ese momento vio cómo el personal del museo intentaba secar los pisos.
Todo eso, hizo que para evitar cualquier posible daño, varias piezas de los pasillos de la planta baja tuvieran que retirarse. Y por eso, durante el fin de semana y aún ahora quienes recorran la colección, la segunda en importancia a nivel nacional después del Museo Nacional de Bellas Artes, se encontrarán con carteles que dicen «obra en reparación». Aunque debería decir «a resguardo de filtraciones».
Sin mayores problemas, en cambio, pudieron mostrarse las obras de Macelo Villegas, que se exponen en la planta superior en la muestra «El color, la forma y el vacío»; del mismo modo que la exposición «Jorge Vila Ortiz y Dorita Schwieters: recorridos de dos jóvenes pintores», que se exhibe en ese mismo nivel del edificio.
Oficialmente, lo único que se indicó desde la Municipalidad es que «los cuadros se retiraron por precaución», pero en ningún momento señalaron cuál es el estado edilicio del museo, la situación de los techos en relación a la posibilidad del ingreso de agua ni el detalle de los trabajos, sean menores o mayores si es que se hicieron, de impermeabilización realizados desde 2021, cuando sucedió el último episodio.
En un escueto comunicado se explicó que “las filtraciones que se vieron en el Museo Castagnino este fin de semana y por las que _preventivamente_ se descolgaron algunas obras, fueron consecuencia de la fuerte tormenta del viernes pasado”.
Además se agregó que “estos daños ya están siendo atendidos para ser reparados a la brevedad”.
El pedido de la fundación
Ana Suiffet es integrante de la Fundación Castagnino y conocedora del edificio del parque Independencia, ya que trabajó durante muchos años como jefa del Departamento de Conservación del museo.
«Conozco bien el museo», dice antes que nada y si bien recuerda perfectamente el episodio que se dio hace dos años, sobre la obra de Lucio Fontana, pero asegura que después no se realizaron arreglos ni obras para evitar esos problemas.
«No tenemos registro desde la fundación que se hayan hecho obras integrales de impermeabilización a posteriori de ese hecho», dijo a La Capital, aunque apuntó que pueden haberse realizado trabajos puntuales y menores que la entidad no haya advertido.
A su criterio, cada vez que sucede un episodio de estas características muestra a las claras «la urgencia de las obras» por las que la fundación viene bregando y se refirió tanto al mantenimiento del edificio actual como a la ampliación que quedó trunca durante el inicio de la gestión del gobernador Omar Perotti.
«En cada oportunidad que tenemos, planteamos la necesidad que tiene el museo, aunque sabemos que después son decisiones políticas que corren por otros carriles», agregó.
La necesidad de una ampliación
Ciertamente lo que está en discusión desde hace ya varios años es la ampliación del museo, ya que hay que tener en cuenta que el edificio de Pellegrini y Oroño se levantó en 1937 para albergar 400 obras de arte y hoy alcanza las 5 mil, por lo que la preservación y conservación de las mismas es una cuestión crucial.
Es más, en febrero de 2021, cuando la última tormenta también provocó una situación en el edificio, hacía apenas un mes que el recién asumido gobierno provincial había decidido dar de baja la licitación puesta en marcha durante la gestión del ex gobernador Miguel Lifschitz, que ya había adjudicado las obras de restauración edilicia y ampliación del museo.
La actual gestión provincial consideró que la obra como algo “no prioritario” y retiró las vallas que llevaban tiempo colocadas en el predio a la espera del inicio de los trabajos, sin dar tampoco ninguna oportunidad, como en su momento plantearon integrantes de la fundación, de dialogar sobre la posibilidad de llevar adelante alternativas más acotadas o que permitieran avanzar con algunos aspectos más urgentes.
«Lo que necesita fundamentalmente el museo son depósitos para poder tener las obras guardadas en condiciones correctas», explicó Suiffet y agregó: «Esto significa tener espacio suficiente e idealmente una climatización de modo que las obras puedan estar como corresponde; en eso insistimos cada vez que se puede y hacemos hincapié».