Jueves, 12 enero 2023
Falta de personal, tareas de mantenimiento, ola de calor y post pandemia, algunos de los motivos que los llevan a tomar vacaciones en estos días
“Cerrado por vacaciones”, un cartel que se repite en los bares del macrocentro rosarino. A diferencia de otras temporadas, muchos locales gastronómicos decidieron bajar las persianas durante los primeros días de enero. Los clientes, que siguen trabajando con normalidad o que vacacionan en la ciudad, llegan a las puertas y se sorprenden con la decisión de los dueños.
Un grupo de amigos recorrió más de tres bares hasta encontrar uno en el cual sentarse y compartir una cerveza. Una mujer de 31 años pretendía hacer tiempo en una cafetería y se encontró con que estaba cerrada. Son muchos los que en los primeros días de 2023 han vivido situaciones similares.
Café San Luis, en la esquina de Juan Manuel de Rosas, y el histórico bar La Buena Medida, en Buenos Aires al 900, son algunos de los locales que aún permanecen cerrados, la cervecería Rugen, ubicada en Maipú 1498, y el bar Digno, de Zeballos 1165, que reúnen gran parte de los jóvenes de la zona, reabrieron sus puertas esta semana tras algunos días sin actividad. Son solo algunos ejemplos que reflejan el cambio de hábitos en los propietarios de los locales gastronómicos del macrocentro.
Para el titular de la Asociación Hotelera Gastronómica de Rosario (Aehgar), Carlos Mellano, hay varios factores que entran en juego. En primer lugar, la necesidad de reemplazar a quienes trabajan habitualmente en los locales y se piden vacaciones. Asegura que hay falta de personal en todo el rubro, fundamentalmente en los que están a cargo de la barra o la cocina.
Ante este escenario de falta de recursos humanos, muchos propietarios optaron por darle vacaciones a todos los trabajadores y directamente cerrar sus puertas por dos semanas.
Otros aprovechan la baja temporada para realizar refacciones y tareas de mantenimiento, con el objetivo de arrancar el año con los bares en mejor estado. También influye que muchos rosarinos están vacacionando fuera de la ciudad o simplemente se quedaron y evitan la zona del centro en medio de la ola de calor.
El movimiento en las peatonales mermó considerablemente y Pellegrini y Pichincha son más tentadores.
En ese sentido, Mellano destacó que en ambos corredores el funcionamiento está a pleno y cuentan con el personal necesario para garantizar las puertas abiertas durante todo el verano. El flujo de clientes no se vio afectado y en hora pico se dificulta conseguir una mesa disponible.
Por último, el referente de Aehgar destacó que la pospandemia sigue impactando en la actividad. Pese a que ya no hay restricciones, cambiaron muchos hábitos y eso repercute en el rubro de manera inmediata.
En el centro hay muchas oficinas vacías y los trabajadores permanecen bajo la modalidad de home office. En este marco, el bandejeo de los mozos es el que más se vio afectado.
Por otra parte, desde la Asociación Casco Histórico subrayan que “los locales claves y los lugares clásicos para almorzar” están funcionando con normalidad. Aseguran que en el microcentro no se vieron cambios en el movimiento. La decisión de cerrar por vacaciones pareciera ser una opción que tomaron solo los bares más chicos.