Miércoles, 03 de Enero 2024
Gentileza: Diario La Capital
por: Tomás Barrandeguy
Este ejemplar también tiene a maltraer a varios sectores de la provincia de Buenos Aires, incluido Capital Federal, y se puede encontrar mayoritariamente en espacios abiertos
Hasta este martes a la noche, la población de mosquitos en Rosario era la esperada para una temporada veraniega dominada por El Niño. La ciudad amaneció este miércoles con una verdadera invasión de ejemplares que los especialistas atribuyen a los efectos del viento ya que la especie, denominada mosquito charquero, se desarrolla mayoritariamente en campos y zonas bajas.
El director del Control de Vectores municipal, Carlos Tasinato, explicó que la población de mosquitos estaba controlada hasta este martes e incluso venía en descenso, pero la mañana de miércoles cambió el panorama: «El viento disemina al mosquito charquero en zonas aledañas. No va a encontrar las condiciones adecuadas en la ciudad porque, justamente, es un mosquito del campo, que se desarrolla en zonas bajas y de charcos«.
En contexto de laboratorio, el charquero puede vivir alrededor de un mes. Pero Tasinato detalló que «expuesto a condiciones ambientales, con depredadores (como la libélula o las chinches), puede durar menos».
Una de las diferencias del charquero con el culex, el mosquito más característico de esta zona, es que no ingresa a las viviendas. El director de Vectores remarcó que los problemas pueden darse en lugares abiertos ya que «no tiene nada que hacer» en espacios cerrados.
«Hay una zona de influencia muy grande que tuvo problemas con estos mosquitos por las lluvias recientes. Provincia de Buenos Aires y el Amba están muy complicados con este tema», agregó.
La llegada de mayores lluvias -producto del desarrollo de El Niño– trae a Rosario mayores niveles de humedad y de sensación térmica, dos variables fundamentales para el desarrollo de mosquitos.
Los ejemplares tienen mayores probabilidades de desarrollarse en ambientes con dos factores característicos de la zona, como el calor y la humedad, que se potencian tras tres años de sequía (período en el que, aun con condiciones desfavorables, también hubo en cantidad).
La gran mayoría de especies de mosquitos no son vectores de enfermedades que afecten a personas aunque sí son molestos para las personas. El hábito hematófago de las hembras (se alimentan de sangre no para comer sino para usarla en el desarrollo de sus huevos) hace que las picaduras sean fundamentales para asegurar la descendencia.