Domingo, 19 noviembre 2023
En la guardia del Vilela y del Sanatorio de Niños atendieron varios casos leves y sólo un paciente requirió suero anti alacrán. Salud provincial elaboró una nueva guía para los profesionales

Picaduras. «Es una temática que nos preocupa y ocupa sobre todo llegando al verano», indicaron los especialistas.
La picadura de un alacrán puede ser potencialmente grave. Si bien la mayoría de los casos que se producen cada año son leves, hay situaciones que ponen en riesgo la vida, sobre todo si se trata de niños pequeños o adultos de muy bajo peso o con alguna comorbilidad severa.
Con el aumento de la temperatura, en los últimos días comenzó a registrarse un incremento en las consultas tanto en guardias de efectores públicos como privados de Rosario, algo típico para esta época del año.
En este contexto, el Ministerio de Salud de Santa Fe, a través del programa de Zoonosis (que pertenece a Epidemiología) acaba de relanzar una Guía de Alacranismo, que fue actualizada con la participación de numerosos profesionales con larga trayectoria en este tema.
Se trata de un documento con indicaciones bien detalladas para lograr un diagnóstico rápido (no siempre la persona o la familia tienen claro que la picadura provino de un alacrán) y la oportuna derivación a un centro de mayor complejidad cuando es necesario colocar suero, para evitar que el veneno se extienda por el organismo del paciente.

Sobre el panorama en las últimas semanas, Carolina Binner, desde el Hospital Vilela, mencionó a La Capital que «ya hubo algunas consultas en la guardia por picaduras de alacranes. En su mayoría, fueron cuadros leves. Sólo un paciente necesitó ser derivado al Hospital Provincial para realizarle el tratamiento con suero anti veneno».
Desde el área de Salud municipal, detalló la médica, «hacemos hincapié en las medidas preventivas: limpieza en los hogares, sacar escombros, revisar bien los lugares en los que descansan los niños más pequeños, revisar ropa y calzado previo a colocárselos y, ante la picadura o sospecha de la misma, concurrir al centro de salud más cercano». Los síntomas más comunes cuando se produce una picadura y se trata de un cuadro moderado o grave son: dolor en la zona que suele comenzar de inmediato y hacerse más intenso; hinchazón; edema; tos; náuseas; inquietud; calambres; y palidez.
Aníbal Krivoy, director del Sanatorio de Niños de Rosario, comentó que allí vienen notando año a año un aumento de los casos de alacranismo. «Nosotros tenemos un incremento bien claro de la frecuencia de los casos, de la extensión de la época del año en la que ocurren (no sólo verano) y también de la gravedad de la ponzoña, todo se profundizó, sin dudas por la tropicalización que se produce en esta región».
La semana pasada, este sanatorio privado, atendió a dos chicos por picadura de alacrán. Ninguno necesitó antídoto, «pero hace un tiempo que por normativa decidimos dejarlos un tiempo en observación, antes los enviábamos a su casa si era leve».
Recomendaciones profesionales
Carolina Cudós, al frente del área de Epidemiología de Santa Fe, dijo durante el lanzamiento de la nueva guía que es imprescindible una actualización de este material teniendo en cuenta que lo último a nivel nacional era de 2011: «Se necesitaba una revisión y más cuando las temperaturas vienen siendo tan altas que se incrementan los casos».
Este es un trabajo en el que médicos especializados «revisaron toda la bibliografía existente y sumaron su experiencia» para que el personal de salud «dé la mejor respuesta ante la aparición de pacientes con síntomas» compatibles con alacranismo.
«Es una temática que nos preocupa y ocupa sobre todo llegando al verano», destacó la funcionaria. «En las últimas semanas comenzaron a aumentar los casos de alacranismo. Queremos que en todo el territorio estén disponibles los sueros cuando son necesarios y que los pacientes sean abordados de la mejor manera», remarcó.
«Lo primero es llegar al diagnóstico ya que no siempre aparece el alacrán, o si se trata de un niño muy pequeño sucede que tiene dolor pero no puede expresar qué le pasó», añadió.
La guía ofrece pautas claras de cómo revisar al paciente, descartar o no alacranismo, indicar si es leve, moderado o severo. «Hay quienes necesitan derivación inmediata a un centro con terapia intensiva. Pero además hay muchas medidas que hacen al tratamiento y a la mejor evolución», destacó Cudós.
«Los niños más pequeños tienen más riesgo por la distribución del veneno en su cuerpo. Ante una picadura lo mejor es colocar frío en la zona y si es un paciente pediátrico ir de inmediato a un centro de salud».
Cuando el caso es severo las manifestaciones graves suelen aparecer en minutos. «No es necesario buscar al alacrán y llevarlo. Lo primordial es dar atención al paciente», agregó Cudós.
La epidemióloga comentó que en los últimos meses Santa Fe envió más de 1.000 alacranes al Instituto Malbrán donde hacen el suero que luego distribuyen en todo el país. «Es un trabajo que hacemos de manera especial, no es que pedimos a la población que los junte», aclaró la profesional.
Cudós, al igual que Carolina Binner y Aníbal Krivoy, puso el acento en la prevención: «Primero hay que hacer todo lo posible para no tener alacranes pero es cierto que suelen esconderse, que están en las cañerías, en escombros, y por eso pedimos que se pongan rejillas, se tapen lugares por donde puedan ingresar al hogar, se preste especial atención a los baños, a las bachas. Hay que poner rejillas o medias de red o tapones. También revocar bien las paredes y evitar huecos donde puedan esconderse. En el exterior es preciso tener todo limpio y sin escombros ni ladrillos acumulados», explicó.
Es importante eliminar cucarachas ya que son alimento para los alacranes, que las buscan.
Otra recomendación es que las camas no estén contra las paredes para que el alacrán no pueda trepar.
Ojo con la ropa
«No hay que dejar vestimenta tirada en el piso y luego colocársela. Debemos sacudirla siempre. El año pasado tuvimos el caso de un nene que necesitó atención por un alacrán que estaba dentro de su gorrita, el niño se la puso y fue picado», destacó.
«Siempre revisar y sacudir zapatillas, zapatos, sábanas, sobre todo si se trata de niños pequeños, los más vulnerables», cerró la funcionaria.