Lunes, 28 agosto 2023
A un mes del comienzo de la investigación por el crimen de Fernando Pérez Algaba, la causa reúne a nueve imputados. Los roles de cada uno y la participación que habrían tenido según la Justicia.
El crimen de Fernando Pérez Algaba (41), el comerciante cuyo restos aparecieron descuartizados y ocultos en una valija arrojada en un arroyo de Ingeniero Budge, lleva poco más de un mes de investigación. No ha pasado mucho tiempo desde que se conoció el trágico y violento final de este hombre, sin embargo, la Justicia ya incorporó una gran cantidad de pruebas, tomó decenas de declaraciones y va armando un rompecabezas que tiene nueve imputados; algunos más complicados que otros y con distintas participaciones. Quién es quién en la muerte del «Lechuga»:
Muchos comentarios y especulaciones sobre sus negocios y las deudas, audios de WhatsApp viralizados, sumas en dólares, terrenos, un viaje a Barcelona… Todas estas pistas y detalles de la vida de Pérez Algaba eran motivo de análisis para la fiscalía una vez que se supo que ese cuerpo desmembrado pertenecía a él.
El material probatorio parecía abundante al menos para sospechar de varias personas, sobre todo por los mensajes cruzados y amenazantes que ya eran de público conocimiento, aunque el fiscal Marcelo Domínguez esperó y avanzó de a poco, quizás de menor a mayor.
Es que la primera detenida del caso, el 25 de julio, fue Nicol Chamarro, una mujer trans a quien le adjudicaban ser la dueña de la valija en la que colocaron las partes del cadáver. Más allá de esto, desde el arranque se creyó que ella no tuvo intervención directa en el asesinato y por eso la imputaron por una participación secundaria.
Solo manchas rojas que habían sido detectadas en su vestimenta generaban dudas entre los pesquisas, que luego confirmaron que se trataba de tuco o salsa. De todas maneras, pasó 23 días presa.
Lo más saliente de la investigación comenzó promediando agosto, cuando el panorama se clarificó, se detuvo a cuatro acusados y se pidió la captura de dos prófugos.
Los arrestados fueron Matías Ezequiel Gil, Fernando Gastón Martín Carrizo, Luis Alberto Contrera y Flavia Lorena Bomrad. A la orden del día quedaron Maximiliano Pilepich y Nahuel Vargas, las dos últimas personas con las que la víctima tuvo contacto el 18 de julio último en el predio «Renacer» de General Rodríguez.
Posterior a esto, en cuestión de días el expediente tomó más cuerpo aún y sumó sospechosos tras la rejas. Fueron capturados los prófugos y aprehendieron a otros dos involucrados. Uno de ellos, nada más y nada menos que un policía de la Ciudad de Buenos Aires.
Quién es quién
A Pilepich se lo señala como el presunto autor de los disparos que terminaron con la vida de Fernando y quien tenía la deuda con él. Por su parte, Vargas confesó haber estado en la escena del crimen y aportó detalles.
Dijo que el asesinato fue en la tarde del 18 de julio en ese establecimiento de Rodríguez y que el agresor fue Pilepich, que lo ejecutó por la espada de dos balazos mientras lo hacía cambiar «unas lamparitas» quemadas en unas oficinas.
«Ya está, no aguantaba más, hay límites», sostuvo Vargas en relación a lo que le habría dicho el presunto homicida tras concretar el ataque, en referencia a que el comerciante le venía exigiendo que le pague una deuda de unos 50.000 dólares más terrenos y que lo extorsionaba.
Agregó el acusado que el cadáver fue llevado en un auto Volkswagen Polo hasta la casa de Contrera, que se encargó de descuartizarlo y tirarlo al arroyo.
Además, añadió Vargas que el lugar donde mataron al «Lechuga» fue demolido y sus escombros diseminados en distintos sitios para borrar las pruebas.
En cuanto a los demás roles, la gestora Flavia Bomrad aparece como nexo entre Pérez Algaba y Pilepich, mientras que Carrizo y Gil son dos hombres muy vinculados a Pilepich y Vargas.
Los restantes involucrados son el comisario Horacio Mariano Córdoba, que habría aportado un teléfono del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño para las comunicaciones de los sospechosos, y Gladys Cristaldo, imputada por encubrimiento agravado por ocultar presuntamente a Pilepich.
Los seis hombres y la gestora están actualmente presos, imputados por homicidio triplemente agravado por ser cometido con alevosía, por codicia y por ser cometido por el concurso premeditado de varias personas, todo ello con el uso de arma de fuego. Delito con pena única de prisión perpetua.
En el caso de las otras dos mujeres, permanecen imputadas pero en libertad.
El inicio
Pérez Algaba fue visto por última vez en la tarde del 18 de julio cuando a bordo de una camioneta Ranger Rover blanca que le había prestado Pilepich se dirigió junto a Vargas al predio «Renacer» de Rodríguez a cobrar la deuda.
La desaparición fue denunciada al día siguiente por la dueña de un departamento que Fernando había alquilado de manera temporal en el partido de Ituzaingó, quien, al no tener noticias suyas, se presentó en una comisaría para radicar un pedido de averiguación de paradero.