Jueves, 30 marzo 2023
El crecimiento de Javier Milei sorprende. Con su discurso a favor la la libertad, muchos empresarios se sintieron identificados. Era una forma de poner el debate en la sociedad. Su personalidad explosiva le sirvió para subir en las encuestas aunque se pone en duda su capacidad para gobernar.
La aparición de Javier Milei es, sin duda, el fenómeno político más importante de los últimos tiempos. Sin una estructura partidaria, el economista se convirtió en una figura que ya nadie puede dejar de considerar, ni el oficialismo ni la oposición tradicional.
Con su personalidad histriónica y explosiva, es un político codiciado por los medios de comunicación. “Milei mide”, es la explicación que se escucha cuando se plantea la cantidad de minutos de exposición que tiene.
Con un discurso que resalta el concepto de libertad hasta los extremos y su embestida contra la “casta”, fue ganando adeptos, aprovechando el descontento de la sociedad con los políticos ya conocidos. Especialmente, en los segmentos más jóvenes sin importar la clase social.
Uno de los sectores en los que más rápido penetró su discurso libertario es en una parte del empresariado que viene reclamando un cambio económico que quite regulaciones, trabas e impuestos para permitir desarrollarse.
La confirmación de este idilio de los hombres de negocios es la abultada agenda que el flamante político tiene para reuniones y conferencias. Es difícil encontrar un empresario de primer nivel que no haya tenido un encuentro con Milei en los últimos seis meses.
Esa adhesión de una parte del establishment fue en aumento, al ritmo de cada promesa del candidato de terminar con el peso del estatismo. Paralelamente y por distintos motivos, mucha gente fue volcando su apoyo a esta fulgurante figura política. Eso quedó reflejado en el crecimiento en las encuestas.
En las últimas semanas, aparecen sondeos en donde Milei está alcanzando los niveles de adhesión de las dos principales fuerzas. Claro está que, en gran medida, esa suba debe estar vinculada a los movimientos desconcertantes del Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
Las interminables pujas internas en ambos lados, en medio de una crisis que se profundiza, espantan a los indecisos y el gran beneficiado es el creador del Partido Libertario. En este marco, las especulaciones de algunas consultoras de opinión pública plantean distintos escenarios en los que Milei podría llegar a un posible balotaje.
Lo curioso es que esa alternativa comienza a preocupar a una parte del empresariado que, incluso, comulga con las ideas económicas que el economista sostiene.
Hasta este momento, Mile era mirado por este sector como el abanderado de un pensamiento que enamora a las empresas, pero no tanto como un candidato con chances reales de llegar al sillón de Rivadavia.
Ahora, la situación cambió. Los dos principales cuestionamiento que se le hace tienen que ver con la propia personalidad que los destaca y la falta de estructura.
“Milei le trajo a la política el debate sobre las ideas de libertad. En lo económico, muchos estamos de acuerdo con esa línea. Sin embargo, no estoy tan convencido de que sus formas de manejarse sean adecuadas para alguien que esté al frente del país. Una cosa es estar en un estudio de televisión y pelearse con un periodista u otro entrevistado o tener reacciones intempestivas que atraen a la audiencia y otra es gobernar”, dijo un alto directivo de una empresa de consumo masivo.
El temperamento que muestra Milei es sus apariciones públicas para expresar sus ideas, con los niveles de adhesión que está alcanzando, ya no lo convierte en una figura simpática como tiempo atrás, cuando se lo consideraba como algo marginal.
“La situación de la Argentina es muy delicada y la población está sufriendo una de las peores crisis. Esto da espacio para que aparezca un ‘cisne negro’, pero cuando ese cisne empieza a ser gris, la cosa cambia. Comparto muchas ideas de Milei en lo económico. No sé si me gustaría que sea presidente. Es difícil imaginar lo que puede pasar. No estamos para experimentos extraños”, reconoció un ejecutivo de una automotriz.
Días atrás, en un almuerzo de una cámara de empresas multinacionales, Milei fue tema de conversación y un directivo extranjero, a cargo de la filial local de su compañía, sintetizó el pensamiento de los comensales con la siguiente frase, según comentó a MDZ uno de los participantes: “Todos queremos mayor libertad económica, pero Dios nos libre si Milei llega a ser presidente”.
Un empresario que participó de una reunión con el economista contó su experiencia y destacó un detalle interesante: “Éramos unos diez o doce directivos de distintas empresas en una sala. Milei entró, nos sentamos y lo lógico, en estos casos, en que cada uno se presente para que sepa qué sectores estaba presentes. Dijo ‘No, no, total no me voy a acordar quienes son’ y empezó a hacer su exposición. Me pareció raro porque dio muestra de que no le importaba saber a quiénes le hablaba y qué preocupaciones podían tener”.
El otro tema que preocupa, en caso de que Milei pudiera convertirse en presidente, como una forma de protesta de la sociedad contra los partidos tradicionales, es las posibilidades de gobernar.
“La Argentina es difícil para los partidos clásicos y con estructuras. Es impredecible lo que podría ser un Gobierno de Milei. No se le conocen equipos. Está rodeados de algunas personas que tampoco tienen trayectoria. Es él solo. Una cosa es tener un discurso atractivo, combativo, y otra es tener que tomar decisiones. Para eso hay que tener donde sostenerse, no alcanza con haber sido votado por la mayoría. ¿Cómo se va a enfrentar a los gremios, a los reclamos de gobernadores o intendentes, las agrupaciones sociales? ¿Cuántos legisladores va a tener para impulsar reformas? Sería un experimento de final incierto”, explicó el dueño de una red de concesionarias.
También preocupa su ascendente carrera cuando se señala su pensamiento político. “Escuché a Milei hablar de determinados temas, como la venta de órganos y esas cosas, que se dejan pasar porque es alguien que, como personaje, puede buscar el impacto con declaraciones fuertes, pero es distinto si se habla de una posibilidad real de que llegue con chances a un balotaje. Apoyo la libertad económica. Me asusta lo otro”, dijo un empresario autopartista.