¿Cómo pudo salir desde el Puerto de Rosario un contrabando de más de 1.300 de cocaína pura disimulada en una exportación de maní procedente de la provincia de Córdoba? Para los investigadores locales que examinaron todo el circuito quedó claro que lo que denominan la «contaminación», es decir la inclusión de la droga en el cargamento original, fue en la terminal del puerto de la ciudad y no en otro tramo del despacho de la carga del contenedor, que llegó a Rosario desde General Deheza el 21 de junio de este año y fue descubierto en el puerto de Santos, en Brasil, el 5 de julio. La evidencia de que el embarque ocurrió aquí es que los precintos que garantizan la invulnerabilidad de la carga fueron cambiados: las imágenes en video muestran que eran de un color cuando llegó el contenedor y de otro cuando partió.
Jueves, 08 setiembre 2022
Durante cuatro minutos el registro fílmico se interrumpió en la sala de monitoreo de las terminales locales, cuando cargaban 568 kilos de esa sustancia en una partida de maní. El detalle de lo que pasó en el puerto ese día de junio.
El contenedor estuvo en la plazoleta fiscal de Terminal Puerto Rosario luego de que el control de que las patentes del medio transportador fueran verificadas y estuvieran de conformidad el número de contenedor y el precinto con los datos consignados con la Aduana de General Deheza, en Córdoba, de donde salió lleno de maní. El contenedor MSKU1505076 permaneció, según el informe de trazabilidad confeccionado por el Puerto de Rosario, durante toda su estadía en la misma plazoleta hasta su embarque definitivo, cuando fue cargado en el buque Maersk Bermuda. Pero tal aseveración no coincide con lo que muestran los registros fílmicos de la Aduana del 27 de junio.
Estos demuestran que el contenedor fue manipulado dos veces. Alguien se lo llevó el 22 de junio a las 23.04 de su estiba original y lo ubicó en el piso sobre el perímetro sur de la plazoleta fiscal. Allí permaneció hasta el 24 de junio a las 22.47 cuando fue retirado de ese lugar y llevado a un lugar entre las calles 2 y 3. Quedó ubicado en un punto tal que no pudo ser tomado por las cámaras fiscales. ¿La razón? Estaba deliberadamente tapado por otros contenedores.
La investigación de la Aduana y la fiscalía federal de Rosario revela que menos de media hora después, a las 23.10, se observa el ingreso de tres camiones a la plazoleta fiscal, de los que uno se estaciona al lado del contenedor investigado. Ese camión permanece veinte minutos allí y luego se retira con los otros dos.
Esto estrechó ese renglón de pesquisa: con el aporte de Prefectura Naval, los fiscales Diego Iglesias de la Procuración de Narcotráfico (Procunar) y Claudio Kishimoto de Rosario advirtieron también en filmaciones que el 22 de junio a las 23 a través de una máquina Kalmar 7, cuyo conductor fue identificado, el contenedor en cuestión fue retirado y apoyado en el suelo de la calle tres. A la 1.18 con la misma máquina, pero con otro conductor también identificado, se levantó el contenedor del suelo, se lo puso en el perímetro sur de la plazoleta y se colocó al lado de otro de color azul. El supervisor de contenedores, también identificado, dio instrucciones para ello.
Esto es la evidencia, para los investigadores, de una acción ilícita. El 24 de junio fue el ingreso de dos camiones (dominios ELV 357 y CIO 196). Se estacionaron al costado del contenedor y luego se dirigieron a la salida de la terminal en lo que, suponen los pesquisas, fue para actuar «como campana». Uno de los choferes mantuvo un diálogo con personal de la garita, que salió y levantó la barrera en forma manual pese a encontrarse el semáforo en rojo. El camión, entonces, se marchó.
Pero hay algo muy significativo: entre las 22.48 y las 22.52 de ese día el registro fílmico en el lugar se interrumpió. Cuando se reinició se observó el camión en cuestión estacionado metros antes del portón de ingreso a la terminal. Se ubicó al personal encargado de la sala de monitoreo de imágenes, que es de Avipar, una empresa tercerizada. Esas imágenes fueron solicitadas por la fiscalía lo cual, según estableció la pesquisa, «fue omitido por la Terminal Puerto Rosario SA en tanto no obran remitidas las filmaciones correspondientes a la cámara S27 de ingreso vehicular del día 24 de junio de 2022 fecha que tal como se ha visto resulta clave para la investigación».
Esta notable circunstancia hace ver que allí se realizó la introducción de la partida de cocaína en el contenedor cargado de maní donde resultarían hallados 568 kilos y 500 gramos de esa droga en el puerto de Santos, cuyo personal la detectó. El contenedor fue manipulado durante un tiempo considerable y colocado en un sitio donde su captación fílmica era dificultosa. Otra evidencia de la maniobra: el precinto con el que entró la carga y con la que salió no son los mismos. Uno de color amarillo no se encuentra colocado al momento previo a la partida del buque.
Los tres choferes que ingresaron al puerto la noche de estas oscuras acciones fueron identificados y a pedido de los fiscales se les libraron órdenes de captura.
Hay algo más: las interceptaciones telefónicas ordenadas en Campana, que permitieron encontrar 1.600 kilos de cocaína en un depósito de Empalme Graneros en Rosario hace 14 días, el pasado 26 de agosto, demuestran que los sospechosos se preocupan por este procedimiento, de un despacho que para los pesquisas estaba destinado también a salir desde el puerto de Rosario.
El otro procedimiento importante es el que se dio en el puerto de Rotterdam, en los Países Bajos, donde detectaron 866 kilos de cocaína en dos despachos distintos que partieron del Puerto de Rosario. Uno se encontró en un parque industrial de esa ciudad neerlandesa (361 kilos) y los restantes (505 kilos) por funcionarios aduaneros de la misma ciudad. Nuevamente, en una carga de maní, en dos contenedores que salieron en el mes de junio.
En este caso, los fiscales reprochan que para establecer la trazabilidad de lo ocurrido con la carga, Terminal Puerto Rosario hizo solamente una entrega parcial de la información solicitada. Y omitió entregar los ingresos y egresos de los choferes, el detalle de las fechas en que prestaron servicios los maquinistas del puerto y la totalidad de la documentación con la operatoria de los dos contenedores interceptados en Países Bajos como portadores de la droga.
No obstante, la investigación de Prefectura Naval estableció que el 29 de junio un contenedor no registrado en el sistema tuvo un movimiento extraño por lo que Puerto Rosario lo señaló como «actividad sospechosa». Se lo manipuló hacia una posición sin registro, justamente al lado de donde estaba el segundo contenedor contaminado, hasta el embarque. SE lo hizo con una máquina Kalmar 7 que mueve esos containers. El 3 de julio ese primer contenedor fue embarcado en el buque Argentina C. Los precintos, según TPR, fueron de alguna forma «manipulados y/o cambiados». También hubo movimiento extraño de camiones en este caso.
Todo este cuerpo investigativo derivó en el pedido de los fiscales Kishimoto e Iglesias, con la labor auxiliar de Matías Scilabra, del registro fílmico en el Puerto de Rosario, y de toda la documentación ligada al trámite de despacho de los tres contenedores: el que fue interceptado en el puerto de Santos y los que se detectaron en Rotterdam, Holanda. También se pidió una requisa personal de todos los que se encontraban en los lugares registrados. Y se solicitaron además cinco detenciones libradas por el juez Carlos Vera Barros. Tres fueron apresados: dos camioneros y el operador de una máquina en el puerto. Otros dos están aún prófugos.
El delito imputado en el primer hecho consiste en haber exportado, con maniobras para violar el control del servicio aduanero, 568 kilos y 500 gramos de cocaína desde la Terminal Puerto Rosario con destino final a Rotterdam, previas paradas del buque en los puertos de Zárate y Santos, donde se detectó la sustancia ilícita. Esto ocurrió entre los días 21 de junio, cuando llegó la carga de maní de Córdoba, y el 27 de junio, al ser embarcado el contenedor.
El segundo hecho ocurrió entre el 24 de junio y el 3 de julio y el despacho desde Puerto Rosario fue de 866 kilos de cocaína dentro de dos contenedores destinados a Rotterdam en los Países Bajos. Hasta ahora estos fueron los avances en un caso que denota la regularidad presunta de este tipo de embarques en esta zona. Y una incógnita aún: quiénes son los dueños de la droga que utilizan esta zona como resorte para generar masivos envíos de ultramar de una mercancía prohibida y de enorme valor económico. Los investigadores descuentan que las personas detenidas son simples engranajes para manipular una carga multimillonaria pero que está muy lejos de terminar en ellos la responsabilidad local en este negocio.