Lunes, 03 abril 2023
El componente también aparece en obras de otros maestros del Renacimiento. Según los expertos, este ingrediente es determinante, pues habría dado a las pinturas usadas en los cuadros una especial serie de propiedades, que ayudaron a consolidar los distintos estilos creados en la época.
La novedad viene a conmocionar el mundo de las artes plásticas. Según publica la revista Nature Communications, un elemento muy a mano fue utilizado por grandes maestros del Renacimiento en sus pinturas y acaba de ser descubierta la razón por la que lo hacían.
Los expertos estudiaron obras de maestros de finales de la Edad Media y del Renacimiento, tal el caso de los enormes Sandro Botticelli, Johannes Vermeer, Rembrandt y Leonardo da Vinci.
Sorprendentemente, los científicos, luego de examinar distintas obras, determinaron que en ellas había, como ya se sabía, yema de huevo como agente aglutinante proteico a las pinturas.
Sin embargo, los motivos detrás de esta práctica habían permanecido desconocidos.
Así, pues un grupo internacional de especialistas europeos descubrió el por qué de la decisión y los cambios que el componente genera en las propiedades de las pinturas.
Revela Nature Communications, que «el equipo añadió yema de huevo fresco a los tipos de aceites utilizados por los pintores renacentistas para evaluar cómo se pueden utilizar diferentes repartos del aglutinante para controlar el comportamiento del flujo, así como la cinética de secado y la química de las pinturas al óleo».
Los expertos usaron tres tipos de pinturas al óleo: «la primera consistía en una mezcla de yema y aceite; la segunda tenía yema, aceite y pigmentos para dar color; y la tercera no incluía huevo. Estas fueron utilizadas para pintar distintos cuadros, en los que realizaron una serie de pruebas y mediciones, como de humedad, oxidación, tiempo de secado y capacidad calorífica», sigue.
De esta manera, los científicos hallaron que «la adición de yema ayudaba a crear una unión más fuerte entre las partículas de pigmento, lo que hacía que la pintura fuera más rígida, ideal para crear obras usando una técnica conocida como impasto. Además, el huevo reduce las arrugas de la pintura, por lo que conserva mejor la forma en la que fue aplicada por el artista, y que esta permitía al pintor añadir más pigmento al óleo, lo que a su vez ayudaba a crear imágenes más vívidas».
Añade Rt que «otro de los beneficios de este aglutinante, destacan los expertos, es que ayuda a proteger los pigmentos de las pinturas cuando están sometidas a condiciones de humedad elevada. Además, la yema también evita el amarilleamiento de las obras, al promover la formación de redes reticuladas menos propensas a la degradación oxidativa, lo que podría mejorar la conservación de obras de arte de valor incalculable».
Sin embargo, los expertos descubrieron que al agregar yema de huevo, la pintura tarda más en secarse, lo que significa que el pintor tiene que esperar más tiempo para añadir otra capa, es decir, la producción de obras toma más tiempo. De esta manera, finalizan los científicos, «sus resultados demuestran cómo los artistas podrían haber utilizado materiales proteínicos para influir en el impasto de sus pinturas al óleo, superar problemas inesperados con la humedad, y para producir capas de pintura estables frente a las arrugas y la degradación oxidativa».