Sabado, 07 enero 2023
Por una resolución nacional esa posibilidad, que se habilitó en plena pandemia ya no se acepta. Avanza la implementación de la receta electrónica
El Ministerio de Salud de la Nación dispuso que ya no son válidas las fotos de las recetas médicas de papel enviadas por mail o por WhatsApp para adquirir un medicamento o tratamiento farmacológico. La medida rige desde el 26 de diciembre y ese modo dejó sin efecto una modalidad que se permitió en plena pandemia de Covid, cuando las personas no podían asistir en forma presencial al médico y obtener las recetas en papel.
La cartera sanitaria, mediante un comunicado, extendió, días después, el plazo hasta el 28 de febrero para los pacientes con enfermedades crónicas que necesitan medicación habitual, pero para los demás ya no es posible llegar a la farmacia con la impresión o la foto de la receta en el teléfono.
Si bien el tema se dio a conocer a través de los medios de comunicación y desde hace una semana los médicos ya casi no envían ninguna receta por celular o mail, no son pocos los rosarinos que siguen yendo a la farmacia a comprar con esa modalidad. «A la mayoría no le gusta cuando le decimos que ya no podemos dispensar medicamentos con una foto que traen en el celular o que mandan por mail, como sucedió hasta hace muy poco. No se trata de mala predisposición sino que es necesario dar por finalizado un mecanismo que fue útil en otro momento pero que realmente es un riesgo para el paciente, el farmacéutico y el sistema de salud», destacó Claudia Varela, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Rosario.
¿Por qué Varela habla de riesgos? Es que la receta escrita de puño y letra a la que se le saca una foto puede ser retocada de manera bastante sencilla (se pude cambiar el nombre de la droga, falsificar la firma y sello, la fecha, entre otras modificaciones) y aunque la mayoría no lo hace se han dado casos desde que se permitió hacerlo de esta manera.
«Lo cierto es que muchas obras sociales nunca aceptaron las recetas por medio de fotos, y ahora menos», expresó la farmacéutica.
Lo que sí empezó a funcionar antes de la pandemia y se fortaleció en tiempos de Covid fue la receta electrónica, que no es una foto que se le saca a un recetario, sino que forma parte de un sistema digitalizado, autorizado por la obra social al que el médico tiene acceso y por medio del cual «envía» la receta a la farmacia sin necesidad de que el paciente tenga que andar con papeles encima.
«Iapos y Pami lo implementaron rápidamente y con éxito. Y se están sumando un montón de obras sociales. Es un sistema seguro porque le permite al médico prescribir y que esa receta llegue sin intermediarios ni complicaciones a la farmacia. La persona se presenta en el mostrador, nos da su DNI, su número de afiliado y nosotros chequeamos en el sistema y vemos la receta. De esa forma, una vez que se dispensa la medicación, la receta no puede ser reutilizada, algo que lamentablemente venía ocurriendo con las de las fotos en el celular. Eso implicaba un riesgo sanitario alto», señaló la dirigente.
También tiene mayor rigurosidad ya que evita los malos entendidos por la escritura ilegible de no pocos médicos. «Es mucho más seguro tenerla de manera electrónica, ahí no hay errores», agregó Varela.
«Después de más de dos años es necesario volver a una normalidad en este tema, que además va a ser mejor, porque se suman día a día obras sociales y prepagas al sistema electrónico, algo que nosotros como Colegio recomendamos», puntualizó.
El Colegio de Farmacéuticos tiene convenios con la Federación Médica de Santa Fe y con el Colegio de Odontólogos, que están impulsando entre sus miembros que comiencen a usar la receta electrónica. «AMR, Universidad, son algunas de las que se están sumando a esta modalidad», ejemplificó Varela.
«Estamos convencidos de que es el sistema ideal y de que llegó para quedarse. La foto de la receta por WhatsApp o mail ya es cosa del pasado; entendemos que era práctico pero realmente muy inseguro», describió la profesional, quien mencionó que sí se aceptan por el momento aquellas órdenes o vouchers que otorgan algunas obras sociales para drogas de uso crónico o frecuente, como por ejemplo, los anticonceptivos. «Muchos servicios de medicina entregan a la persona un talonario que se imprime y con eso retiran la medicación en farmacia, en esos casos lo seguimos aceptando».
«Por supuesto, si el paciente viene con una receta en papel, original, con sello y firma del médico, es aceptada», destacó.