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Neuroarquitectura: cómo el diseño de nuestra casa activa las hormonas de la felicidad

Nov 25, 2023

Sabado, 25 noviembre 2023

Esta nueva tendencia basada en la neurociencia, se ha convertido en una herramienta clave para habitar de manera más saludable. Expertos en psicología y arquitectura detallaron a Infobae de qué se trata y qué tener en cuenta

El diseño de nuestros espacios, según la neurocientífica Eve Edelstein, no solo afecta nuestro estado mental y creatividad, sino que cada aspecto del entorno impacta procesos cerebrales específicos relacionados con el estrés, la emoción y la memoria

La forma en la que nuestra casa nos hace sentir es muy importante tanto para nuestra salud mental como para el bienestar emocional. Después de todo, es nuestro refugio más seguro y alberga nuestros afectos, vivencias e intimidad.

Percibimos los espacios que habitamos a través de nuestros sentidos y estos envían impulsos al cerebro que los traduce en emociones, pensamientos y sensaciones en continua retroalimentación. Cada casa o lugar de trabajo nos provoca sensorialidades diferentes, que pueden ir desde una fresca amplitud a lo asfixiante; del aburrimiento y la monotonía a la hiperestimulación. Todas estas sensaciones las registra nuestro cerebro con detalle y afectan, sin lugar a dudas, nuestro nivel de bienestar.

“El diseño de un espacio puede ayudarnos a relajarnos o apoyar un estado mental creativo, cada aspecto del entorno influye sobre determinados procesos cerebrales, vinculados al estrés, la emoción y la memoria”, define la neurocientífica Eve Edelstein, quien desarrolló el primer programa de cursos de neurociencia para arquitectura en la New School of Architecture and Design de San Diego, EEUU.

¿De qué manera el espacio puede afectar nuestras emociones? La doctora Patricia O´Donnell, psiquiatra y psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), explicó a Infobae: “La decoración puede otorgarnos equilibrio. Por ejemplo: luego de un día agitado, con una actividad intensa, una casa ordenada incluso con el olor de una rica comida, las plantas, los seres vivientes que nos conectan con la naturaleza, algún objeto particularmente querido, puede darnos ese reposo ansiado”.

La arquitecta Mónica Cohen resalta que nuestra casa es nuestro hábitat, nuestra segunda piel, influyendo continuamente en nuestro bienestar, con el diseño y la decoración como herramientas clave para vivir de manera más saludable y feliz

Y continuó: “También, una actividad monótona o repetitiva podría necesitar un toque más barroco. Incluso pensemos en los colores, el impacto que tienen y las sensaciones que pueden despertarnos: el colorado, ardor, efervescencia, vibración y pasión; el azul, la melancolía tan bien representado en el film Intensamente, en el personaje de Tristeza. Así vemos que los distintos elementos de la decoración pueden tener efectos sobre nuestros estados de ánimo”.

Por su parte, la arquitecta Mónica Cohen, certificada en Biomimicry Specialist & Biophilic Consultant y Fundadora de Biomimicry Argentina Network expresó a periodista: “Nuestra casa es nuestro hábitat y con una mirada holística pienso que es nuestra segunda piel y constantemente está influyendo en nuestro bienestar. Hay muchas herramientas que podemos aplicar desde el diseño y la decoración para generar y fomentar ese bienestar que nos permiten vivir más saludables, sentirnos más confortables y felices”.

Entre ellas se encuentra una nueva tendencia, la neuroarquitectura o neurointeriorismo. “Se puede definir como el entorno construido que ha sido diseñado con principios derivados de las neurociencias, ayudando de esta forma a crear espacios que favorezcan la memoria, la mejora de las habilidades cognitivas y la estimulación de la mente, evitando al mismo tiempo el estrés. Podemos decir que la neuroarquitectura trata de entender cómo el espacio afecta a nuestro cerebro y, en consecuencia, a nuestro bienestar”, explicó la arquitecta.

La decoración de nuestro hogar, según la psiquiatra Patricia O’Donnell, puede brindarnos un equilibrio vital, un reposo tras un día agitado, conectándonos con la naturaleza y evocando emociones profundas a través de colores y objetos personales 

A su vez, la arquitecta Marcela Rodríguez, del estudio PQR, comentó que antes la oficina se distribuía como un mero espacio donde puedan entrar más puestos de trabajo y de a poco esta tendencia empezó a cambiar: “Se comenzó a entender que trabajar en un entorno saludable con una buena vista, espacios verdes, que las personas se puedan mirar en lugar de estar contra una pared, mejoraba la productividad. Entonces se le empezó a dar mucho énfasis a este nuevo diseño. El entender que lo que nos rodea le da información a nuestro cerebro, y eso hace que se produzcan determinados cambios químicos nos hacen estar mejor rendir mejor, ser más productivos y más felices en el trabajo y en el hogar”.

De qué se trata la neuroarquitectura

“La neuroarquitectura es una disciplina que trata de aportar el conocimiento que la neurociencia está evidenciando durante los últimos años sobre cómo el contexto construido incide en nuestro estado físico, mental y emocional” explicó la arquitecta Ana García, fundadora del estudio NeuronaLab.

Desde el año 2003, la Academia de Neurociencias para la Arquitectura (ANFA), creada en San Diego, EEUU, reúne investigaciones sobre cómo los espacios impactan en el cerebro e incluso pueden llegar a beneficiarlo favoreciendo el bienestar, la creatividad o reducir el estrés. La luz, alturas, colores, texturas, formas, sonidos, perfumes, temperatura, paisajes, todo en las viviendas, habla a las neuronas.

Desde el punto de vista del psicoanálisis, la casa cumple un rol fundamental. La doctora O´Donnell señaló que “en los sueños la casa simboliza el cuerpo, también es sustituto del seno materno primera vivienda que dió seguridad y bienestar. Puede otorgar la estabilidad que nos capacite para encontrarnos a nosotros mismos, para desarrollar las experiencias más ricas y salir al mundo bien equipados”.

La neuroarquitectura se centra en diseñar espacios basados en principios de las neurociencias, favoreciendo la memoria, habilidades cognitivas y la estimulación mental, mientras reduce el estrés

Y añadió: “Durante la pandemia el lugar de seguridad fue la casa, el refugio que nos protegía del aterrador virus. No podíamos abandonarla. Si bien tuvo muchos efectos negativos de los que seguimos viendo sus coletazos, también sirvió para mirar y vivir nuestra casa más profundamente. Conectarnos con nuestra interioridad y con el lugar que habitamos. Abrumados por la velocidad en que vivimos, la hiperactividad, etc. fue un stop y por un momento dejó de ser un lugar de paso. Obviamente, entre otras cosas, se replanteó cómo es, qué me provoca, nos hizo detenernos y darle una mirada diferente. Y en algunos casos cambiarla más a nuestro sentir. O sea, la casa no existe por sí sola, es el juego entre ella y quien la habita”, describió O’Donnell.

¿Nuestra casa puede ayudarnos a tener una buena salud mental? La psiquiatra respondió: “Así como la ciudad tiene un efecto estético y las diferentes arquitecturas pueden generar una variedad de emociones, la casa, como parte de la ciudad, también influye en nuestra interioridad. Como lugar de proyecciones y ensoñaciones puede favorecer la creatividad, signo de salud mental”.

A su vez, la neuroarquitectura puede ayudar a construir a ese bienestar. Según Le Corbusier, uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX, “nuestra casa debe ser el estuche de la vida, la máquina de la felicidad”.

De acuerdo a la arquitecta Cohen, esto es verdad y está en sintonía con muchos filósofos que coincidían, como por ejemplo, Frederick J. Kiesler (1896-1966).

La pandemia ha resaltado la importancia del hogar como un santuario seguro, llevándonos a replantear y redescubrir su significado y cómo afecta nuestra salud mental y emocional

“Este arquitecto, artista, escenógrafo y escritor austríaco fue pionero en una arquitectura en la que los entornos hablan a todos los sentidos humanos, adelantándose décadas a su tiempo. Él decía: ‘Hasta ahora, la arquitectura ha sido juzgada desde cuatro puntos de vista: belleza, durabilidad, practicidad y bajo costo. Pero estos cuatro factores nunca han coincidido del todo en una sola obra. Si una pieza de arquitectura no es hermosa, se excusa por ser barata; si no es barata, se excusa por ser duradera; si no es práctica, tal vez sea hermosa. Parecería, entonces, que la única manera de resolver estas antiguas contradicciones es encontrar un criterio que sirva para todos’. Por lo tanto, la arquitectura, en el futuro, no será juzgada principalmente por su belleza de ritmo, yuxtaposición de materiales, estilo contemporáneo, etc., sólo será juzgada por su poder para mantener y mejorar el bienestar físico y mental del ser humano. La arquitectura se convierte así en una herramienta para el control de la salud y su regeneración”, completó Cohen.

Consejos de neuroarquitectura

De acuerdo a Cohen: “Desde mi mirada holística mi recomendación es diseñar centrados en el ser humano y en el planeta, investigar el ecosistema local para obtener las mejores estrategias que realmente funcionan en ese lugar y así proponer un diseño regenerativo con un impacto positivo creando hogares más felices y saludables con el poder de la naturaleza”.

Y propuso dos herramientas de esta disciplina: la biomimesis y la biofilia.

“La biomímesis —del griego bio, significa, vida, y mimesis, imitar— es una disciplina científica que consiste en emular las formas, patrones, procesos, estrategias y principios que existen en la naturaleza para crear soluciones sostenibles y eficientes, como respuesta a desafíos humanos a cualquier escala, trabajando interdisciplinariamente junto a un biólogo”, explicó Cohen.

La arquitecta Rodríguez destacó la importancia de  contemplar la naturaleza: “El verde es absolutamente restaurador para la psiquis y transmite bienestar" (Prensa Living Nature)La arquitecta Rodríguez destacó la importancia de contemplar la naturaleza: “El verde es absolutamente restaurador para la psiquis y transmite bienestar» 

“Por otro lado, el diseño biofílico es la práctica de conectar a las personas y la naturaleza dentro de nuestros entornos construidos, trasladando las experiencias que el ser humano vive en el exterior al interior y nos lleva a preguntarnos: ¿Qué pasaría si pudiéramos experimentar los mismos beneficios físicos, psicológicos y emocionales que nos brinda caminar por un bosque dentro de nuestro hogar?”, se preguntó Cohen.

Los elementos de diseño biofílico representan atributos que se encuentran comúnmente en el entorno natural que pueden inspirar a la estrategia de diseño dentro del proyecto, se clasifican en:

– Experiencia directa con la naturaleza: se refiere al contacto real con las características ambientales en el entorno construido, incluida la luz natural, el aire, las plantas, los animales, el agua, los paisajes y otros.

– Patrones naturales: es el contacto con la representación o imagen de la naturaleza, la transformación de la naturaleza desde su condición original o la exposición a patrones y procesos particulares característicos del mundo natural.

Las prácticas de biomímesis y biofilia en el diseño arquitectónico buscan emular las formas y procesos de la naturaleza, creando soluciones sostenibles y eficientes que responden a los desafíos humanos en armonía con el entorno 

-Experiencia del lugar y la cultura: características espaciales del entorno natural que han mejorado la salud y el bienestar humano.

“La mayoría de las experiencias en el entorno natural involucran múltiples sentidos, incluidos la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto, avaladas por la neurociencia. Los beneficios de un diseño multisensorial nos lleva a reducir los dolores de cabeza al acceder a la iluminación natural para realizar tareas; reducción significativa de la presión arterial al escuchar sonidos de la naturaleza con auriculares; la exposición a la madera aumenta el optimismo y reduce el estrés. Algunos estudios han demostrado que la interacción activa con las plantas, como tocar y oler, puede reducir el estrés fisiológico y psicológico”.

Por su arte, la arquitecta Rodríguez destacó la importancia de contemplar la naturaleza: “El verde es absolutamente restaurador para la psiquis y transmite bienestar. También el aroma. Entrar a un lugar con un perfume agradable predispone de otra forma. La casa no deja de ser el lugar donde uno llega a refugiarse del exterior y disfrutar”.

La profesional destacó la importancia de incluir la neuroarquitectura en los lugares de salud. “En los espacios de rehabilitación, en las clínicas, residencia para la tercera edad donde uno va con una carga emocional pesada es fundamental trabajar esto porque tener desde el entorno un registro amable suma muchísimo en situaciones particularmente difíciles”.

La psicología del color es poderosa: consciente o inconscientemente, asociamos cada color a una emoción (Imagen Ilustrativa Infobae)La psicología del color es poderosa: consciente o inconscientemente, asociamos cada color a una emoción

Además, como se sabe, la paleta de colores tiene un profundo impacto en nuestras emociones. Es por eso que las diferentes tonalidades afectan el comportamiento. Los tonos neutros por ejemplo, aportan tranquilidad y, además, amplitud visual al espacio; los azules transmiten serenidad, el verde conecta con la naturaleza y el optimismo; y los tonos amarillos y naranjas aportan energía.

Ana García de NeuronaLab es partidaria de fomentar el orden con generosas zonas de almacenaje. Está comprobado que favorece la higiene y las buenas relaciones entre las personas que conviven en el espacio, “incluso mejora los procesos cognitivos porque liberamos a nuestra mente de la necesidad de procesar exceso de información”.

En las habitaciones de los más pequeños recomienda el movimiento libre. “En esta etapa de crecimiento se produce un gran enriquecimiento de conexiones neuronales y es importante la relación del niño con el mundo a través de su cuerpo, fomentando siempre su autonomía y seguridad”, afirmó.

En conclusión, nuestra casa nos puede brindar felicidad. Y no solo lo dicen los arquitectos, también la psicología: “Feliz es quien puede vivir creativamente. Si nos centramos en la casa, una sensorialidad que esté abierta a captar lo inesperado, lo invisible, puede lograr transformar la realidad circundante en algo extraordinario. Intentemos descubrir una cotidianeidad distinta que nos dispare una inesperada originalidad”, concluyó la doctora O´Donnell.

Por Fabian