Miercoles, 09 agosto 2023
En un palacio subterráneo, custodiada por guerreros de terracota, ha permanecido impoluta por dos mil años una cámara funeraria que contiene los restos del primer emperador chino. ¿Por qué no se atreven a tocar la tumba?
Una tumba intacta en una cámara funeraria ha permanecido de ese modo durante 2.000 años en China. El hallazgo arqueológico corresponde al primer emperador de China, Qin Shi Huang (259-210 a.C.). El descubrimiento está en el corazón de un palacio subterráneo, custodiado por los ya famosos guerreros de terracota, en Shaanxi, una de las provincias de la enorme China, con varios sitios disponibles para la arqueología.
Ahora, se ha publicado una investigación científica en el sitio IFLScience, que explica que la tumba de Qin puede que tenga trampas explosivas mortales creadas para acabar con intrusos. Según el medio, «se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba. Se usó mercurio para simular los cien ríos, el Yangtze y el río Amarillo, y el gran mar, y se puso a fluir mecánicamente».
El trabajó se basó en versiones antiquísimas del historiador Sima Qian, escitas unos 100 años después de la muerte del emperador, que gobernó la China unificada entre los años 221 y 210 a.C. No obstante, hay expertos en arqueología que creen que se trata solo de versiones infundadas, una investigación del año 2020 mostró importantes concentraciones de mercurio alrededor del recinto fúnebre, mayores de las que se esperarían en un terreno típico. Según los autores del análisis, «el mercurio altamente volátil puede escapar a través de las grietas que se desarrollaron en la estructura con el tiempo».
Si así son las cosas, un posible foso de mercurio no solo da crédito a parte de la leyenda secular, sino que es una razón de peso para resistirse a explorar, porque sería muy peligroso. Al respecto, publica Live Science que «la relación entre el mercurio y Qin es explicada en algunos informes históricos, donde se sugiere que el emperador se habría obsesionado con ese elemento —considerado entonces como un elixir de vida— en su búsqueda por la vida eterna. En este contexto, se cree que su tumba está rodeada de ríos de mercurio líquido, que los antiguos chinos creían que podía otorgar la inmortalidad».
Según aporta Rt, también hay otras razones para no abrir el sitio: «Además de las posibles trampas y peligros que pueda ocultar el mausoleo, los arqueólogos no se atreven a excavar por miedo a que sus trabajos puedan dañar la necrópolis subterránea. Con el uso de técnicas invasivas podría correrse un alto riesgo de causar daños irreparables y perder con ello información histórica de gran relevancia».
Zhang Bai, subdirector de la Administración Estatal de Patrimonio Cultural indicó al respecto que «una excavación inadecuada dañará las reliquias culturales dentro de la tumba (…) Si se excavan de forma inadecuada [las reliquias ] y no tienen una buena tecnología para su protección, se deteriorarán rápidamente cuando se expongan a la luz solar, al oxígeno».
Sin embargo, hay quienes, como la arqueóloga Kristin Romey, creen que ahora hay tecnología como para trabajar mejor: «nadie en el mundo contaba en ese momento con la tecnología para entrar y excavar adecuadamente», dijo en Live Science.
Esta científica, no obstante, cree que «la arqueología, en última instancia, es una ciencia destructiva. Tienes que destruir cosas para aprender sobre ellas».