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Masters 1000 de Miami: el joven Jakub Mensik dio el batacazo, le ganó la final a Djokovic y le quitó la chance de llegar a su título 100

Mar 31, 2025

Lunes, 31 de marzo de 2025

  • El checo, de 19 años, se impuso por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-4) y conquistó su primera corona en el circuito ATP, en la que fue apenas su segunda aparición en un duelo decisivo.
  • El serbio, de 38, no pudo llegar a la centena de trofeos y convertirse en el primer jugador de la historia en alcanzar esa marca.
  • El partido arrancó con un retraso de casi seis horas por culpa de la lluvia y las tormentas eléctricas.
Masters 1000 de Miami: el joven Jakub Mensik dio el batacazo, le ganó la final a Djokovic y le quitó la chance de llegar a su título 100Mensik trepará hasta el 24° escalón del ranking y romperá por primera vez la barrera del top 30. 

La Next Gen sigue dándole golpes a esa vieja guardia que continúa viva casi exclusivamente en la raqueta de Novak Djokovic. Y este domingo evitó que el serbio escribiera un nuevo hito en su legendaria trayectoria de la mano de un Jakub Mensik inspirado, que no se achicó ante la figura de uno de sus grandes ídolos y gritó campeón en el Masters 1000 de Miami. En el cierre de una jornada eterna y caótica, marcada por la lluvia, en el Hard Rock Stadium, el checo, de 19 años, dio el gran batacazo, derrotó por 7-6 (7-4) y 7-6 (7-4) a Nole, de 37, y consiguió el primer título de su carrera, en la que fue su primera aparición en un duelo decisivo de esta categoría. Y evitó que el ex número uno y ganador de 24 Grand Slams levantara ese 100° trofeo que se le viene negando desde hace 238 días -tras la conquista del oro olímpico de París 2024- y que se hará desear, al menos, unas semanas más.

Nacido en Prostejov y ex número dos del mundo en junior, Mensik se convirtió en el segundo ganador más joven de este torneo, tras Carlos Alcaraz (tenía 18 cuando ganó en 2022) y en el primer checo en conquistar un Masters 1000 desde Tomas Berdych en París 2005.

Además, se aseguró dar un salto importante en el ranking: tras llegar a Miami como el 54° de la clasificación, este lunes aparecerá en el 24° escalón, haciendo su debut en el top 30 y cumpliendo uno de los objetivos que se había planteado para esta temporada junto a su entrenador, Tomas Josefus.

Se hizo desear el duelo entre el serbio y el checo, que estaba programado en un principio para las 16.30 de Argentina y arrancó a las 21.45. Hubo que esperar primero que pasara la lluvia y una tormenta eléctrica que mantuvo el juego parado durante casi seis horas. Y luego, que se completara la final de dobles femenino, que servía de aperitivo para la final masculina y que se había suspendido cerca de las 14 cuando apenas se habían jugado tres games del set inicial.

Durante esa larga espera -en la que hubo un par de intentos de reanudación frustrados por el mal tiempo-, Nole, ansioso por apurar el reinicio, estuvo ayudando a secar la cancha. Y también encendió una alarma, porque las cámaras de televisión captaron una imagen preocupante del ojo izquierdo del serbio, que estaba muy hinchado. Pero finalmente, un ratito después de que las rusas Mirra Andreeva y Daiana Schnaider levantaran el trofeo de parejas, el serbio y el checo salieron a escena.

Djokovic, para sorpresa de muchos, arrancó tenso, errático. Y Mensik, muy seguro con su juego de saque, fuerte con la devolución y sin ningún rastro de nervios en su primera final de Masters 1000 ante uno de los mejores de todos los tiempos, aprovechó la oportunidad; quebró en el saque en el segundo game y sacó luego una ventaja de 3-0.

Tras el quinto game y con el marcador 1-4 en contra, a Nole se lo vio en el banco poniéndose gotas en el ojo, que tenía rojo e inflamado y que parecía molestarle bastante desde el inicio del partido. Pero se olvidó unos minutos de la incomodidad, salió a presionar el servicio del checo y logró recuperar el break en el séptimo juego, para descontar 3-4 y luego nivelar el marcador 4-4.

En condiciones durísimas -había tanta humedad que la cancha estaba muy resbaladiza y el serbio se fue al suelo un par de veces, sin grandes consecuencias-, el juego fue mucho más parejo y el parcial se definió en el tie break, que se llevó Mensik con una buena diferencia.

Los dos parecían cansados, luchando para recuperar el aliento, tras los largos peloteos que fueron moneda corriente en el arranque del segundo set. En el quinto game, Mensik logró desbordar a Djokovic con un par de tiros bien colocados en las líneas y tuvo dos chances de quiebre. Pero cuando se vio en peligro, el serbio se agrandó: salvó los dos break points en contra y marcó el 3-2.

Lejos de su mejor nivel y con algunas irregularidades, Nole no pudo dominar como está acostumbrado. Pero no sufrió demasiado ante un Mensik también algo errático, quizás consciente de lo que se estaba jugando y ante qué rival. Las equivocaciones aparecieron con bastante frecuencia en los dos lados de la red, pero los dos reaccionaron bien en los momentos más difíciles, el marcador no se desniveló y otra vez llegaron al desempate, en el que el checo arrancó con una ventaja estadística.

Es que el joven de Prostejov estaba invicto en tie breaks en Miami: se había llevado los cinco que había disputado en su camino a la final y el del primer set ante Djokovic. Y tampoco perdonó en el séptimo. Con una cabeza bien fría y una templanza atípica para su edad, aguantó los ataques de Djokovic, que quería estirar la historia, y selló el triunfo por 7-6 (7-4) en dos horas y tres minutos de juego.

«Le acabás de ganar a tu ídolo. ¿Cómo te sentís ahora mismo?», le preguntaron a Mensik ni bien terminó el partido. «No sé, es todo un desastre», comentó entre risas.

Unos minutos antes, tras secarse las lágrimas de felicidad, había firmado el lente de la cámara con un mensaje bien claro. «El primero de muchos», escribió. Después de lo que hizo en cancha ante el más grande de todos los tiempos, nadie duda que así será.

 

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