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Manuel García-Mansilla renunció a la Corte Suprema

Abr 7, 2025

Lunes, 07 abril 2025

 El juez al que Javier Milei nombró por decreto y “en comisión” decidió dejar el máximo tribunal cuatro días después de que la Cámara alta rechazara su pliego

Manuel García-Mansilla, el 1° de marzo pasado, en la inauguración del 143º período ordinario de sesiones del Congreso

Manuel García-Mansilla, el 1° de marzo pasado, en la inauguración del 143º período ordinario de sesiones del Congreso

Manuel García-Mansilla, nombrado en comisión por Javier Milei en la Corte Suprema, presentó su renuncia al máximo tribunal después de que el Senado le rechazó, el jueves pasado, su pliego con los votos de más de dos tercios de los senadores.

El constitucionalista tomó la decisión y se la comunicó al Presidente. “Me dirijo a Usted a fin de presentar la renuncia indeclinable al cargo de juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación para el que fui nombrado, en comisión, por el decreto 137 del 26 de febrero de 2025″, empieza el texto de la renuncia.

El Gobierno había intentado que, pese a la decisión del Senado, García-Mansilla se mantuviera en el cargo hasta el fin de las sesiones legislativas (en principio, el 30 de noviembre) y él dio señales de que podría intentar esa resistencia, pero finalmente desistió. Fue juez de la Corte durante 39 días.

García-Mansilla no solo tenía en contra el rechazo de su pliego; además, el juez federal de La Plata Alejo Ramos Padilla dictó el jueves, justo después de la sesión del Senado, una medida cautelar que le impedía por tres meses a García-Mansilla dictar fallos y tomar decisiones administrativas en la Corte bajo apercibimiento de “sanciones penales y/o pecuniarias”. La cautelar amenazaba también con castigar a todos aquellos que “no cumplieran” con ese “mandato judicial”.

La Corte vuelve a funcionar ahora con tres jueces: Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti.

Manuel García-Mansilla, el día de su juramento en la Corte, con Ricardo Lorenzetti, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti

Manuel García-Mansilla, el día de su juramento en la Corte, con Ricardo Lorenzetti, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti

García-Mansilla dijo en su carta de renuncia que asumió como juez en comisión porque entendió que el nombramiento era una decisión “de estricta constitucionalidad” y que él “debía asumir la responsabilidad de colaborar” con una solución a las vacantes en la Corte, “un grave problema institucional” -afirmó- que requería una solución urgente. “Podría haber adoptado una posición cómoda y no asumir la responsabilidad que la situación demandaba. Habría sido, sin dudas, el camino más fácil. Sin embargo, entendí que lo correcto era eso, pese a las críticas injustas e interesadas que recibí de aquellos que eligen cuestionar en lugar de involucrarse”, afirmó.

En cuanto a las razones de su renuncia, citó la decisión del Senado de rechazar su pliego. García-Mansilla sostuvo que “tanto el artículo 99, inc. 19, de la Constitución Nacional [que prevé los nombramientos en comisión] precedentes de la Corte le “permitirían continuar en el cargo hasta el 30 de noviembre, o hasta la fecha en que finalicen las eventuales sesiones de prórroga, o hasta que se nombre un reemplazo con acuerdo del Senado”, pero dijo: “Sin embargo, estoy convencido que mi permanencia en el cargo no ayudaría a que los responsables de integrar debidamente el Tribunal tomen consciencia de la seriedad de este problema y actúen en consecuencia”.

García-Mansilla denunció la inacción de los políticos que tienen frenados los nombramientos de jueces, fiscales y defensores públicos de todas las instancias, y afirmó: “A eso hay que sumarle la incomodidad manifiesta de ciertos sectores con la posibilidad de que existan jueces independientes, que no tengan contactos con la política tradicional y que puedan tomar decisiones libres, ajustadas a derecho”.

García-Mansilla dijo que había empezado su carta como juez y la terminaba como ciudadano. Les agradeció a los ministros de la Corte (“Me acogieron como a un par y me trataron con dignidad y respeto”, relató) y le dedicó sus últimas líneas a Milei: “A Usted le agradezco la oportunidad que me diera de poder servir a mis conciudadanos. Aunque me hubiera gustado hacerlo por más tiempo y en otras circunstancias, mi permanencia en el cargo no va a facilitar la integración de la Corte Suprema, sino todo lo contrario: será una excusa más para distraer la atención de aquellos que tienen que aportar una urgente solución a un problema que ya es de larga data. Tenga la plena convicción que, durante el tiempo que me tocó cumplir las funciones que me fueron encomendadas, honré el compromiso de desempeñar mis obligaciones como juez, de forma independiente, recta e imparcial, sin distinción de persona alguna, respetando siempre la Constitución Nacional”.

Si bien el Gobierno sostenía que el juez nombrado por decreto tenía mandato hasta fin de año y que solo podrían sacarlo con un juicio político, destacados constitucionalistas afirmaban lo contrario: que como el Senado rechazó su pliego, García-Mansilla debía dejar de inmediato la Corte. En el mismo sentido se pronunciaron organizaciones como el Colegio Público de la Abogacía de la Capital Federal y un grupo de profesores de derecho que dieron a conocer una solicitada.

Estos cuestionamientos al constitucionalista no pusieron en duda su idoneidad profesional ni moral. Lo que decían es que no podía seguir en la Corte después de que el Senado se pronunció expresamente en contra.

En cuanto a su pasado, una crítica central de los senadores fue por haber dicho, en la entrevista de la Comisión de Acuerdos del Senado, que él no hubiera aceptado ser nombrado por decreto por Mauricio Macri. García-Mansilla dio hoy su explicación sobre el tema: dijo que lo que él había afirmado era que “con el diario del lunes” no hubiera aceptado, por el contexto de aquellas designaciones, y que en esa misma entrevista aclaró que para él los nombramientos en comisión eran constitucionales.

Según García-Mansilla, el contexto de su designación fue diferente porque una de las vacantes de la Corte llevaba tres años y porque durante meses su postulación había sido evaluada por la sociedad civil y por el Senado, que no se había pronunciado. Si bien en la Cámara alta advierten que la práctica habitual es que los senadores no rechacen el pliego de un candidato de juez a la Corte para no someterlo a un escarnio público innecesario (en cambio, lo dejan paralizado para que el Poder Ejecutivo lo retire o envíe a otro), García-Mansilla consideró esta inacción como un motivo para que Milei lo hubiera nombrado por decreto.

“En mi caso, no hubo pronunciamiento alguno del Senado, ni siquiera de la Comisión de Acuerdos. ¿Qué más necesitaban analizar los senadores para tomar una determinación y aprobar o rechazar el pliego? Nada. La responsabilidad institucional dictaba que debían pronunciarse de inmediato. La única razón por la que no lo hicieron fue, lamentablemente, la mera especulación política”, afirmó el su renuncia.

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