Domingo, 6 de julio de 2025
El actor francés murió el 18 de agosto del año pasado. La mansión deteriorada, la expulsión de su última pareja y un testamento cuestionado marcaron el ocaso de una exitosa carrera.
Luces y sombras de una superestrella global: Alain Delon.
“Alain Fabien, Anouchka, Anthony y Loubo (su perro) anuncian con profundo pesar la muerte de su padre. Falleció en paz en su casa de Douchy, rodeado de sus tres hijos y su familia, que ruega que se respete su intimidad en este momento de duelo extremadamente doloroso”, decía el mensaje oficial dado a conocer por la familia de Alain Delon a la prensa.
El 18 de agosto del año pasado murió, a los 88 años, el gran actor del cine francés. El hombre más bello del mundo se despedía desde su mansión de Douchy, a 120 kilómetros de París. Había velas, flores, mensajes de viejos amigos y fans, cartas de amor, viejas fotos a modo de homenaje. Un escenario, triste, nada sorpresivo y apacible a simple vista. Pero nada era de esa manera.
Los últimos meses de vida fueron tumultuosos. Con cruces judiciales y mediáticos entre sus hijos, denuncias de intentos de homicidio, la expulsión de la asistente y pareja del actor, una mansión deteriorada y hasta con Delon apuntando con un arma a uno de sus hijos.
Todo cambió en la vida del actor francés cuando en 2019 sufrió un doble accidente cerebrovascular. La rehabilitación fue larga, ardua y no completa. Debía usar bastón al caminar. Se volvió dependiente de cuidados de terceros. Perdió ganas de vivir. Sus declaraciones eran lúgubres, sumido en la depresión. “Envejecer es una mierda. No se puede hacer nada contra eso. Perdés la cara, perdés, la vista, perdés casi todo. Te levantás y siempre tenés algún dolor, alguna dificultad”. En algún momento consideró mudarse a Suiza para poner en marcha la eutanasia, ya que ahí es una opción contemplada por la ley.
Foto tomada en septiembre de 1968 en Cannes, en la que están Alain Delon y Romy Schneider.
Los turbulentos tiempos finales de Alain Delon, su violencia, sus miserias y las de su familia volvieron a ser tema de conversación a raíz de la publicación en Francia, pocas semanas atrás, de Los Últimos Días del Samurai de los periodistas Laurence Pieau y Francois Vignolle.
Delon tuvo una infancia y adolescencia complicadas. Sin mucho cariño familiar, sufrió privaciones y debió salir adelante solo. Combatió en Indochina y al regresar a Francia se dedicó a la actuación sin tener experiencia previa. Su belleza y su carácter enamoraron a la cámara y al público desde un principio. Se convirtió en una superestrella global que excedió largamente las fronteras francesas.
Durante años fue habitué de las tapas de las revistas del corazón. Ayudaban su fotogenia descomunal y su vida agitada. Romances, divorcios, escándalos, rumores. Cuando su vida privada tuvo algo de sosiego en virtud de los años, los que los reemplazaron fueron sus hijos varones. Anthony -actor fugaz- con sus aventuras nocturnas y un promocionado y agitadísimo romance con Stephanie de Mónaco, pareció que suplantaría a su padre. Pero el furor duró poco. Era evidente que el chico carecía del talento paterno. Y pasó a frecuentar más las páginas de policiales que las portadas de los medios franceses.
Alain Delon y su hijo Anthony.
Anthony es hijo del primer matrimonio de Delon, el que contrajo con Nathalie (después conocida también como Delon). Del segundo matrimonio con la modelo holandesa Rosalie van Breemen nacieron Anouchka y Alain- Fabien.
Desde que Alain Delon comenzó a tener severos problemas de salud, el círculo íntimo se convulsionó. Hubo discusiones y sospechas. También filtraciones intencionadas a la prensa. El escándalo no tardó en estallar. Y comenzaron a cruzarse los juicios entre los hijos.
Anouchka, la única hija mujer, fue siempre la favorita del padre: “Es la mujer a la que más veces en mi vida le he dicho te amo”. Eso provocó el recelo de los hermanos, que sospecharon que sería beneficiada en una futura partición de herencia. Anthony presentó una demanda en su contra ante la justicia. Cuando parecía que Alain-Fabien mediaría, se terminó inclinando por la postura combativa de su medio hermano. Los dos varones contra la mujer. Alain- Fabien hizo llegar a la prensa grabaciones privadas en las que parecía que Anouchka dictaba en el oído del padre las órdenes que alejaban a los varones. La acusaban de esconder y falsear los resultados de las pruebas neurológicas que demostraban que el padre tenía un deterioro cognitivo y que no estaba en condiciones de tomar decisiones por su cuenta.
La joven de 30 años no se quedó atrás y contraatacó legalmente con acusaciones contra sus hermanos por abandono de persona y robo de bienes. Afirmó que su hermano menor era muy violento con su padre de 88 años y que constantemente le decía que estaba senil, sumiéndolo en la depresión. Una batalla campal y pública que tendría una protagonista más que hizo que los tres hijos de Delon consensuaran una tregua y se unieran contra ella.
Alain Delon llega junto a su asistente, Hiromi Rollin al funeral de Jean-Paul Belmondo en septiembre de 2021, en medio de la pandemia por coronavirus.
Hiromi Rollin, una mujer de 66 años, que hacía más de 30 estaba al lado del actor. Se habían conocido en un rodaje y Hiromi había comenzado a trabajar como asistente personal del actor. Con el tiempo iniciaron una relación sentimental que duró muchos años. Ella permaneció junto a él hasta que a principios de julio de 2024, un mes y una semana antes de la muerte del actor, fue expulsada de la mansión de Douchy. Los tres hijos de Delon quemaron y destruyeron las pertenencias de Hiromi, que dejó el perfil bajo que había cultivado durante décadas y se presentó ante los medios a contar su historia. En el medio, una nueva demanda: Hiromi Rollins acusaba a los hijos de Delon de intento de homicidio por quitarle al actor los medicamentos y cuidados médicos.
Alain Delon nunca fue un hombre fácil. Su relación con las mujeres fue conflictiva y violenta. Todavía se recuerda cuando vino a la Argentina para visitar a su amigo Carlos Monzón, detenido por el femicidio de Alicia Muñiz, y declaró: “¿Qué hombre no le pegó alguna vez a su mujer?”.
Carlos Monzón y Alain Delon, su promotor y amigo.
Su hijo menor reconoció que a su madre la golpeó varias veces, que llegaba a los rodajes con los ojos en compota. También que vio pegarle a Hiromi.
En los últimos años, Delon llevaba un arma encima todo el tiempo y la ponía debajo de su almohada para dormir (Hiromi contó que una vez se le disparó y agujereó la almohada de ella salvándose por milagro). La senilidad aumentó sus sentimientos paranoicos y blandía el arma en cualquier ocasión. Alain- Fabien contó que a él le apuntó y estuvo a punto de dispararle tras una discusión. Después de ese incidente, el hijo cambió las balas reales por unas de fogueo.
Estos tres hijos no serían los únicos que tuvo Alain Delon. Son los que tuvo con sus esposas y los que reconoció. En los tribunales franceses se discuten varias peticiones de paternidad.
De todas maneras, el caso de mayor trascendencia (y el más trágico) fue el de Ari Boulogne, un joven que tenía un parecido físico asombroso con el actor. Su madre era Nico, la cantante del primer disco de la Velvet Underground y musa de Andy Warhol. Delon nunca reconoció la paternidad pese a los pedidos del chico. Cuando la madre tuvo una recaída con las drogas, quien adoptó al chico y se encargó de criarlo fue la madre de Alain Delon, la abuela, aunque el padre del chico se resistiera a reconocerlo. Después de alguna salida de Nico de rehabilitación, Ari regresó con su madre, pero la convivencia duró poco: se drogaban juntos y las peleas recrudecían. Otra vez la (presunta) abuela salió al rescate. Ari Boulogne murió de sobredosis en 2023 sin ser reconocido por Alain Delon.
Alguna vez Alain Delon declaró que a él solo le salían bien tres cosas: “Mi trabajo, las tonterías y mis hijos”. Respecto a esto último, parecería que a algunos ni siquiera los reconoció y que con los otros tuvo problemas importantes de relación. “Su ego, tan incierto como inmenso, hizo que considera a sus hijos como rivales potenciales a los que debía aplastar”, escribió un periodista de Le Monde.
La casona de Douchy estaba en malas condiciones. Humedad, cielorrasos descascarados, problemas eléctricos. Alain Delon pasó sus últimos años en una casona que mantenía casi nada del esplendor de antaño. Como él, estaba semiabandonada y se venía abajo.
Para su momento final, pidió solo la compañía de Anouchka. Les dijo a los varones que no querían que ellos presenciaran sus momentos finales. Murió en brazos de su hija.
La muerte de Delon no trajo paz en la familia. Sus hijos varones se desilusionaron cuando se conocieron las disposiciones testamentarias. El padre dejó a su hija Anouchka el 50 % de sus bienes y la nombró heredera con la decisión exclusiva para manejar su obra y su memoria, sin que Anthony y Alain-Fabien puedan intervenir.
La ley francesa no permite desheredar a los hijos, pero sí distribuir las cantidades a su antojo dentro de un rango. Así, Anouchka, la preferida del padre, fue beneficiada con la mitad del acervo hereditario. Esta decisión póstuma aumentó las críticas de los hermanos varones y sus acusaciones de que su hermana manipulaba a su padre en los últimos tiempos.
Otra sorpresa, al menos para los observadores externos, fue la del valor de la herencia en disputa. Muchos suponían que la suma total rondaba entre los 150 y los 200 millones de dólares. Pero se determinó que el capital de Alain Delon al momento de su muerte era de 50 millones de dólares, cifra nada despreciable pero menor a lo esperado. Una vez más, las suspicacias sobre ocultamiento de bienes y ventas prematuras se instalaron en la discusión. Nuevas demandas se cursan ante la justicia francesa.
Alain Delon tuvo una muerte en consonancia con gran parte de su vida. Concitando atención pública, convulsionada, poco pacífica, con más conflicto que amor a su alrededor.