Martes, 27 junio 2023
Miguel Graffigna fue asesinado en 2011 de un balazo en la cabeza. Estaba acusado con su novia, una actriz porno, de torturar y matar a una pareja con la que mantenían un encuentro swinger. Todo por un cuadro que nunca apareció
Las dos víctimas de la pareja swinger Nicolás de Sousa y Antonia Zárate
Si una vidente le hubiese contado a Pablo Picasso que 72 años después una de sus obras causaría un asesinato atroz y con el tiempo un crimen por encargo, y que esa pintura ni siquiera estaba donde los asesinos creyeron, no se hubiese sorprendido.
Como todo genio que se anticipa al futuro y su arte puede ser un presagio -el mismo artista decía que todo lo que pueda ser imaginado es real- cuando pintó a su amante Marie Thérèse Walter mirándose en un espejo, una de las varias interpretaciones que generó la pintura “Mujer ante el espejo” era que reflejaba a la muerte.
Miguel Graffigna fue detenido junto a su por entonces mujer, la actriz porno Romina Gabriela Iddon Silva, por el doble crimen de Nicolás De Sousa (29 años) y Antonia Zárate (28), ocurrido el 22 de agosto de 2004 en una casona de Villa Elisa, en la Plata, provincia de Buenos Aires.
Ella fue asfixiada y golpeada. A él lo mataron a palazos.
la actriz porno Romina Gabriela Iddon Silva, una de las detenidas por el doble crimen
Los investigadores sospechaban que fue un ajuste de cuentas por narcotráfico. Hasta que surgió otra pista que se terminó por imponer: De Sousa y Zárate eran swingers. Iban a los boliches Anchorena y New Moon y solían recibir a otras personas para el intercambio de parejas.
Los matadores creyeron (está claro que tenía un mal dato) que De Sousa, que era galerista de arte, tenía un dibujo de Picasso, “Mujer frente al espejo”.
La intimidad del encuentro fue la carnada perfecta para robar ese cuadro que nunca fue hallado.
Los torturaron sin piedad para que dijeran dónde estaba la obra. Pero no estaba esa obra.
Graffigna fue detenido seis meses después del doble asesinato, junto a Silva, y su abogado, Roberto Casorla Yalet, quien fue absuelto porque al parecer recibió una falsa denuncia de una ex.
Los matadores creyeron (está claro que tenía un mal dato) que De Sousa, que era galerista de arte, tenía un dibujo de Picasso, “Mujer frente al espejo”.
En una crónica de Javier Sinay de la época, se revelan los momentos previos al doble asesinato:
“De Sousa y Zárate recibieron en su casa a la pareja luego de haber tenido algunos encuentros en los boliches. No imaginaban su destino. Entre las 23 y las 3 de la madrugada –franja horaria del crimen-, los dos varones se habrían quedado charlando en el living, mientras ellas iniciaban sus jugueteos íntimos en la habitación. (Para la mujer visitante no sería la única vez: le gustaba tener sexo con mujeres, sacarse fotos o filmarse durante las relaciones). Según pudo reconstruir la investigación, Zárate estaba en bombacha cuando escuchó un golpe seco que la alarmó y la obligó a correr al living, donde vio el inicio del horror: su novio yacía con la cabeza partida; miradas codiciosas apuntaban a ella”.
En el artículo no se confirma lo del Picasso en poder de De Souza, si, en cambio, que era galerista y que en la escena del crimen hallaron un libro grande con algunas reproducciones de las obras de Vito Campanella, el pintor surrealista que algunos consideran el “Dalí argentino”.
Graffigna nunca supo, o quizá lo supo después, que ese hecho marcaría su final. En sus últimos días con vida, tenía miedo. Como si supiera su destino inevitable. Se quedaría sin cuadro de Picasso y sin vida.
El 8 de junio de 2011, Graffigna, financista, 35 años, fue asesinado de un balazo calibre 40 en la cabeza adentro de su Peugeot RCZ, en Villa Ortúzar
El 8 de junio de 2011, Graffigna, financista, 35 años, fue asesinado de un balazo calibre 40 en la cabeza adentro de su Peugeot RCZ, en Villa Ortúzar.
Su familia lo esperaba para cenar.
El asesino a sueldo se llevó dos celulares de la víctima. Lo mató, según determinaron las pericias, ubicado en el asiento del acompañante. La duda es si Graffigna lo conocía, por el hecho de abrirle la puerta, o si el killer lo esperaba adentro.
La historia de Graffigna podría comenzar por su final, aun enigmático. No hay nadie preso por el asesinato mafioso que terminó con él.
“Sin dudas hay vínculos entre los tres asesinatos. Pero el doble crimen fue una farsa de los medios. No existía ningún Picasso en esa casa. Graffigna ni siquiera había viajado a La Plata. Y en ese momento tenía 18 años, no entre 30 y 40, que era la persona buscada. Sospecho que su ex participó con otro hombre. A mi defendido intentaron sembrarle pruebas para involucrarlo. Pero demostramos que se trataba de pruebas plantadas para simular su participación criminal y desviar la atención del verdadero autor material. No se descarta que haya habido un autor intelectual”, dijo el penalista a Infobae.
Sobre el crimen aun impune de Graffigna, la Justicia llegó a sospechar de Alfredo Pesquera, el hombre involucrado en el accidente automovilístico del mítico cantante Rodrigo, el 24 de junio de 2000. “Pesquera fue la última persona que él visitó según su GPS, tenían negocios en común. Pero yo siempre lo descarté y me enfoqué en la ex de Graffigna, que se la tenía jurada desde hace años. Le hacía la guerra por la hija que tenían ambos. Y era una mujer que andaba con mafiosos. Y cuya madre fue detenida por el robo de cuadro de ‘Proa al sol’, de Quinquela Martín. Cuando sobreseyeron a Pesquera, la causa naufragó. Yo siempre apunté a quienes eran una amenaza para él. Su ex lo era. Sin dudas fue un homicidio por encargo”, afirma Casorla Yalet.
El periodista Ricardo Ragendorfer apuntó a Pesquera: “La autopsia y la pericia balística lograron determinar que la víctima fue asesinada con su propia arma –una Smith & Wesson calibre 40 que no estaba en lugar del hecho–, que le fue arrebatada durante un forcejeo, cuando le apuntaba a quien sería su matador, el que le prodigó un cabezazo en la frente. El 21 de diciembre, dentro de una camioneta BMW X6 estacionada en una calle del barrio de Saavedra, fue descubierto el cadáver de Pesquera. Se había volado la tapa de los sesos con la Smith & Wesson de Graffigna.
Se cree que su suicidio se debió a la orden de captura que pesaba sobre él por el asesinato de ese presunto financista.
Investigadores no pudieron establecer si el empresario Alfredo Pesquera se suicidó o fue asesinado en el interior de su lujosa camioneta (NA)
Graffigna era financista y se dedicaba a asesorar. Participaba, de acuerdo con lo que se investigó en la causa, de mesas de dinero y se cruzaba con personajes turbios.
La madre de Graffigna, Rita Tiscornia, también opinó igual que el abogado Casorla Yalet. “Pesquera no tuvo nada a que ver. A mi hijo le tendieron una trampa y lo mató un sicario. Estaba amenazado y temía por la seguridad de su hija, de la cual había conseguido la custodia. Hubo tres intentos de secuestro contra la nena. Todos, incluido él, sospechábamos de su ex”, dijo la mujer.
Pero la mujer a la que apuntan, que en México se hacía llamar “La reina del Nilo” y bailaba en el caño, siempre juro que era inocente y apuntó contra Graffigna, quien -según consta en el expediente a partir del relato de un testigo encubierto- la obligó, estando embarazada de tres meses, a participar del doble asesinato. De ella también se dijo que salió con un narco pesado apodado “La Mámola”.
Todo en esta historia aparece inconcluso o fallido.
Estaba también la ex pareja de Iddon Silva, el médico mexicano Alonso Velasco Aznar, a quien la mujer le habría confesado que su hermano estaba vinculado al narcotráfico y que su marido era un pirata del asfalto y que ella había introducido dólares al mercado a nombre de un empresario condenado por matar a su novia.
Según esa versión, Graffigna e Iddon Silva huyeron a México tras el crimen de los swinger. Ella siguió trabajando en cabarets como escort. En México, declaró el testigo, los alojó la madre de la bailarina, Edith Silva, detenida en ese país por el robo de un cuadro de Benito Quinquela Martín durante un incendio intencional en una dependencia municipal de Bahía Blanca.
Pesquera se había hecho conocido cuando protagonizó un incidente de tránsito que causó la muerte de Rodrigo, el cantante cordobés
La pareja se separó y Graffigna volvió a Argentina con la hija de ambos. Iddon Silva conoció al médico y se casó. En algún momento ella le contó su pasado. Él tuvo miedo y le contó a las autoridades argentinas lo que sabía.
Fue así que la policía planeó una trampa para Silva. Le hicieron creer que la Justicia argentina le había dado la tenencia de su hija. Llegó al aeropuerto de Ezeiza y la detuvieron. Tenía con ella varias denuncias por violencia doméstica contra Graffigna. Pensaba que por esas causas habían fallado a su favor.
La versión de Graffigna siempre fue ponerse en el rol de víctima. Decía que le habían tendido una trampa y acusó por los crímenes a Edith Silva y a su esposo Daniel Guetto. Pero no pudo explicar un detalle: el motivo por el que el nombre suyo y de su por entonces pareja figuraban en la agenda que las víctimas tenían con el nombre de otras parejas swinger.
Esta historia es casi surrealista. Un presunto asesino asesinado, dos víctimas cuyos crímenes quedaron impunes como el del hombre acusado de haberlos matado, un suicidado sospechado de haber liquidado al supuesto homicida. Una mujer, Iddon Silva, al parecer misteriosa que fue detenida en 2017 por el doble crimen. Ah. Otro detalle: la obra de Picasso nunca estuvo en Villa Elisa. Sigue en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Todo empezó por un mal dato. Y 72 años antes por una obra de arte que es lo único bello y con vida en medio de esta historia oscura, extraña y misteriosa, cuyos autores cometieron una obra de arte del crimen.