Martes, 10 enero 2023
El presidente brasileño apunta a la inacción de José Mucio Monteiro a pesar de las advertencias de los servicios de inteligencia. El futuro de los 1.500 demorados por los ataques al Congreso y el Palacio del Planalto.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, tiene en la mira a su ministro de Defensa por los gravísimos incidentes del domingo en las sedes de los tres poderes en el fallido intento de golpe de Estado. José Mucio Monteiro no prestó atención o minimizó las alertas que le dieron los servicios de inteligencia sobre el movimiento de los bolsonaristas que llegaban a la capital para protagonizar los violentos episodios en Brasilia.
Mucio es otro de los que llegaron a un ministerio por ser un aliado de Lula. Fue ministro de Relaciones Institucionales en el segundo mandato de Lula, pero pertenece al Partido Laborista Brasileño (PTB) y no a la fuerza política del presidente, el partido de los Trabajadores (PT).

Marcha en San Pablo a favor de la democracia y contra los intentos golpistas (Foto: Gentileza Folha de San Pablo)
Mientras tanto, la justicia avanza con la investigación contra los golpistas. Son más de 1.500 los manifestantes bolsonaristas detenidos por los episodios del domingo en Brasilia. El fiscal federal promueve que la acusación principal contra los sediciosos sea por «terrorismo y intento de golpe de estado«.
Lula: el enojo presidencial con el flamante ministro de Defensa
El presidente brasileño está muy disgustado y disconforme con la actuación de quien nombró como ministro de Defensa. Los servicios de inteligencia revelaron que alertaron, desde el inicio del nuevo gobierno los movimientos peligrosos de los sectores bolsonaristas. Rechazan el resultado electoral y tomaron como punto de reunión el ingreso a la sede del Ejército. Para pedir a los militares que «intervengan» a la administración Lula.

el ministro de Defensa brasileño, José Mucio Monteiro quedó en la mira del presidente Lula por no haber actuado pese a las advertencias recibidas sobre los movimientos de los bolsonaristas (Foto: Gentileza Urgente24)
Se supo que durante los momentos más tensos del domingo, Lula se mostró especialmente irritado con José Múcio Monteiro. Repitió en tono de fastidio la frase que el ministro daba como respuesta cada vez que le preguntaban por el aumento de los bolsonaristas frente a la sede del ejército: «Es una manifestación de democracia”, respondía Múcio.
Pero cuando estalló la violencia, el ministro quedó totalmente descolocado y apuntaron hacia él por su inacción. Al ver los ataques coordinados sobre la sede de los tres poderes del estado, el círculo mapas estrecho de Lula no dudo en calificar como «fracaso grotesco» de la defensa ante los avisos de la inteligencia.
Lula le recriminó puntualmente al ministro Mucio un hecho más que relevante. En solo dos días, el número de personas en torno al Cuartel General del Ejército en Brasilia aumentó más de diez veces y el ministro seguía sosteniendo que eran manifestaciones democráticas.
El presidente Lula está irritado porque Múcio subestimó las amenazas a la seguridad. En lugar de actuar preventivamente, apostó a la salida paulatina de los bolsonaristas acampados frente al cuartel del Ejército. Peo eso no pasó y luego la policía militar debió actuar cuando ya todo estaba desbordado.
Con los episodios desarrollados, Lula le repitió al ministro que los manifestantes debieron ser retirados mucho tiempo antes de las inmediaciones del Ejército.
Una vez que el presidente descartó al ministro Mucio para solucionar la crisis, se apoyó en el ministro de a Justicia, Flávio Dino, quien diseño el decreto para la intervención federal sobre Brasilia para restablecer el control de la zona de los edificios de los tres poder nacionales.

Bolsonaristas cubren por completo la explanada para el ingreso a la sede de la Cámara de Diputados en Brasilia (Foto: Gentileza Folha de San Pablo)
Procesados por «terrorismo»
Son 1.500 personas, defensores del expresidente Jair Bolsonaro, los que fueron detenidos entre el domingo y este lunes, mientras se retiraron los campamentos en torno a la sede de ejército. Este lunes, las cabezas de los tres poderes del estado dieron a conocer un comunicado en el que resaltaban el valor de la democracia, calificaron de «vándalos y golpistas» a los violentos y prometieron aplicar el rigor de las leyes en el estado de derecho.
El primer efecto está en las acciones que viene realizando la fiscalía federal de Brasil. Ya está en el proceso de identificar la identidad de las 1.500 personas detenidas. Una vez identificadas se analizará el rol que jugó cada uno en ese domingo de furia.
La acusación para iniciarles un proceso judicial es muy fuerte: directamente se le imputará el delito de «terrorismo» por el asalto a los edificios que son la sede del poder nacional en Brasil.
Al mismo tiempo, las pericias sobre los celulares secuestrados a los sediciosos pueden aportar nuevos nombres. Es que gran parte de los desplazamientos de los complotados se orquestaron por medio de las redes sociales. Con esos celulares peritados, el número de personas a quienes se le imputen el posible delito de «terrorismo» es casi seguro que va a aumentar.