Miercoles, 11 enero 2023
El film protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani era el único de Latinoamérica que estaba en competencia y se llevó la estatuilla
Este martes 10 de enero Argentina, 1985 se llevó la estatuilla a Mejor película extranjera en la 80° edición de la ceremonia anual de los Golden Globes, la cual premia lo mejor del cine y de la televisión de los Estados Unidos.
La Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood eligió al film dirigido por Santiago Mitre, el cual aborda los Juicios a las Juntas militares y está protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani. En la nominación, compitió contra contra las películas RRR (de India), All Quiet on the Western Front (Alemania), Close (Bélgica) y Decision to Leave (Corea del Sur).
Tras el anuncio del ganador y el festejo de los argentinos, Santiago Mitre y Ricardo Darín subieron al escenario a recibir el premio. “Estoy muy feliz de estar aquí”, dijo el director antes de agradecer a todo el elenco y saludar a Victoria Alonso, coproductora de la película. “Le quiero dedicar este premio al gran actor Ricardo Darín, y a todos los que lucharon por la democracia en la Argentina“, agregó Santiago emocionado.
El equipo de Argentina,1985: Ricardo Darín, Peter Lanzani, Axel Kuschevatzky, Cindy Teperman (elegida por Infobae cómo uno de las 7 mujeres más destacadas del 2022), Santiago Mitre y Victoria Alonso (Foto: IG/cindyteperman)
Por su parte, el protagonista del filme, expresó: “Muchas gracias, estoy muy orgulloso de este galardón. Y para la gente de Argentina, después del campeonato del mundo, esto es una gran alegría. Los quiero”.
Antes de la entrega, Darín y Lanzani pasaron por la alfombra roja y fueron fotografiados por la prensa internacional. Pero además del elenco, también estuvo presente Luis Moreno Ocampo, quien en el film es interpretado por Peter.
Esta película argentina fue la única latinoamericana en competir en la categoría de Mejor película extranjera, por lo que en esta oportunidad representó, además de a la Argentina, a toda la región. Algo que sin dudas el filme viene cumpliendo en todos los premios en los que se presentó, ya que se llevó estatuillas del Festival de Venecia, el de San Sebastián, del National Board of Review, de los Premios Forqué y del Festival International du Film de La Roche-sur-Yon.
Cindy Teperman y Axel Kuschevatzky (Foto: IG/cindyteperman)
Recientemente, Argentina, 1985 obtuvo tres premios Coral por actuación masculina (Ricardo Darín), dirección artística (Micaela Saiegh) y mejor guion (Mariano Llinás y Santiago Mitre), en la gala de clausura del 43° Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, Cuba, celebrada en la tradicional sala Charles Chaplin de la capital cubana. Además, Mitre resultó ganador del Premio Signis “debido a su certera aproximación al pasado desde una mirada profunda”, según la justificación de la Asociación Católica Mundial de la Comunicación que otorga este galardón.
Argentina, 1985 podría lograr un nuevo premio cuando en algunos días compita nuevamente en la categoría Mejor Película Extranjera en la 28ª edición anual de los Critics Choice Awards, que se entregarán el próximo 15 de enero en la ciudad estadounidense de Los Ángeles. En esta oportunidad, compartirá la nominación con “RRR” (India), de S.S. Rajamouli; “Sin novedad en el frente” (Alemania), de Edward Berger; “Close” (Bélgica), de Lukas Dhont; y “Decision to Leave” (Corea del Sur), de Park Chan-wook y “BARDO, Falsa crónica de unas cuantas verdades” (México) de Alejandro González Iñárritu.
Peter Lanzani, Cindy Teperman y Santiago Mitre (Foto: IG/cindyteperman)
Recordemos que película de Santiago Mitre fue preseleccionada para competir por el ansiado Oscar 2023 en la categoría de Mejor película extranjera. El largometraje protagonizado por Ricardo Darín y Peter Lanzani está entre los quince finalistas de su categoría, según anunció semanas atrás la Academia de Artes y Cinematográficas de Hollywood.
El 24 de enero, cuando se anuncien las nominaciones, se develará si la producción quedó entre los cinco largometrajes con posibilidades de alzar la estatuilla dorada el 12 de marzo, en la ceremonia que se llevará adelante en el Dolby Thatre de Los Ángeles.
En Argentina, 1985 Ricardo Darín se puso en el rol del fiscal Julio César Strassera
El resto de las candidatas preseleccionadas en la categoría se encuentran: EO (Polonia), Decisión de partir (Corea del Sur) y Cairo Conspiración divina (Suecia), Corsage (Austria), Close (Bélgica), Return to Seoul (Camboya), Holy Spider (Dinamarca), Sin novedad en el frente (Alemania), Last Film Show (India), The Quiet Girl (Irlanda), Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades (México), The Blue caftan (Marruecos), Joyland (Pakistán).
¿Cómo es Argentina,1985?
La película empieza en 1984, ya en democracia, luego de la asunción de Raúl Alfonsín a la presidencia. Desde un comienzo, a través de unos textos en la pantalla, pone al espectador en la específica situación que se vive respecto al Juicio a las Juntas, detallando la manera en la que los tribunales militares vienen evitando hacerse cargo del tema. De vencerse el plazo que tienen para expedirse –dicen los textos–, el juicio debería caer en manos civiles, más precisamente en la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de Buenos Aires, cuyo fiscal es Julio César Strassera.
Sin embargo, con el correr de los minutos, Argentina, 1985 cambia rápidamente de tono y el espectador se encuentra con la vida familiar de Strassera (Ricardo Darín), un hombre casado (Alejandra Flechner encarna a su esposa, Marisa) y que tiene dos hijos, una chica adolescente y un niño, varón. Su principal problema, en ese entonces, pasa por investigar al hombre con el que su hija está saliendo, un tipo un tanto mayor que, él sospecha, puede ser “de los servicios”. Y Julio César Strassera no tiene mejor idea que mandar a su hijo pequeño a seguir a su hermana mayor en plan detectivesco. No será la única vez que lo use para eso.
Al conocer la noticia de que los militares no se han expedido sobre el juicio en cuestión, Strassera ya adivina que caerá en su escritorio. Y parece querer evitarlo a toda costa, poniendo excusas para no atender a representantes del Gobierno que quieren reunirse con él. No se trata, simplemente, de no querer hacerse cargo del problema sino que el fiscal sospecha que el juicio será solo una fachada, sin reales consecuencias (las declaraciones del ministro del Interior Antonio Tróccoli en la presentación televisiva del informe de la CONADEP dan a entender eso) y él no quiere prestarse a ese juego.
En Argentina, 1985 Peter Lanzani se puso en la piel de Luis Moreno Ocampo
Pero no podrá evitarlo y allí se dará cuenta de que está bastante más solo de lo que cree, como el sheriff de algún western clásico que tiene que enfrentar el peligro que se viene mientras todos los demás se esconden. Allí, el hombre no solo cae en la cuenta de que la mayor parte de sus colegas de Tribunales prefiere evitar meterse con el tema sino también que muchos de ellos son, como él mismo dice, “bastante fachos”, y que es mejor no contar con ellos. En paralelo, su familia empieza a recibir amenazas telefónicas y, a su pesar, le ponen dos personas de seguridad para que lo cuiden de potenciales atentados.
Acompañado por el autor teatral Carlos Somigliana (a cargo de Claudio da Passano), que trabaja en Tribunales y se convierte en su primer aliado –y sostenido “moralmente” por un abogado ya retirado que interpreta Norman Briski–, a Strassera no le queda otra que sumar a su equipo al joven abogado Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) y a un grupo de veinteañeros recién recibidos, que son los que estarán a cargo de recopilar la enorme cantidad de información que precisan para probar sus acusaciones, además de convocar a testigos desparramados por todo el país, muchos de los cuales no quieren saber nada con la idea de testimoniar en un momento en el que sus torturadores circulan libremente.
Moreno Ocampo tiene, a la vez, sus propios problemas, ya que es parte de una familia de tradición militar y su participación como fiscal contra las Juntas lo enfrenta a todos ellos, pero especialmente a su madre, que no solo no quiere saber nada con que participe de ese juicio sino que defiende lo hecho por los militares en “la lucha contra la subversión”. Lo que seguirá, de ahí en adelante, será el juicio en sí, con sus circunstancias históricas más o menos conocidas, algunos de sus testimonios más potentes, los manejos políticos que se siguen desarrollando en paralelo, las presiones y las amenazas, hasta llegar al consabido y épico final con el alegato del fiscal.