Es el inicio de una lucha por la libertad de opinión y de pensamiento que tiene del otro lado, nada menos que al presidente Donald Trump. El mandatario dijo que congelará el aporte oficial de 2 mil millones de dólares a esa universidad de élite en todo el mundo. Justamente su emblema tiene la palabra «Veritas», que en latín significa «Verdad».
Martes, 15 de abril de 2025
La Casa Blanca quiere influir en las políticas educativas de las universidades de élite en Estados Unidos. No tolera la libertad de pensamiento y los extorsiona con cortar el apoyo oficial.

“Ningún gobierno, independientemente del partido en el poder, debería dictar qué pueden enseñar las universidades privadas, a quiénes pueden admitir y contratar, y qué áreas de estudio e investigación pueden seguir”. Es una contundente respuesta de Alan Garber, el presidente de la Universidad de Harvard, en una «batalla cultural» que propone el presidente Trump.
Trump pretende que se revise la contratación y denunciar a los estudiantes internacionales que infrinjan las normas, como sucedió durante las protestas contra Israel por la ocupación y ataques en la franja de Gaza. La Universidad está dispuesta a perder ese enorme apoyo gubernamental, pero no va a dejar de lado la libertad de expresión, algo consagrado en la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos.

El comunicado de Harvard con el que planta bandera frente al apriete y extorsión económica del presidente Trump.
La batalla cultural por un pensamiento dominante y autoritario
Para muchos líderes del mundo, la realidad es en blanco y negro. Amigos o enemigos, no hay otra posibilidad. Lo malo, desde hace años, las democracias cada vez más se desplazan hacia peligrosos límites autoritarios. Y Donald Trump es uno de los mejores ejemplos, pero no el único. El presidente norteamericano no tolera nada que sea diferente a lo que el cree como verdad revelada. Tiene permanentes enfrentamientos, por ejemplo, con la periodista Kaitlan Collins, acreditada de la CNN en la Casa Blanca.
Ya en campaña, anunció que perseguiría a todos los fiscales y jueces que promovieron «causas injustas y manipuladas contra él». Ahora, dio otro paso hacia el autoritarismo, ahora con el pensamiento. Defiende la potestad del gobierno de expulsar del país a estudiantes extranjeros que sean «peligrosos para la seguridad». En concreto, por apoyar a la causa palestina en la guerra de Oriente Medio. No importa que sean estudiantes con visas especiales o que tengan ya su «green card» o sea el permiso de ciudadanía.
Y ese pensamiento va para arriba. Quieren que las universidades utilicen una suerte de «derecho de admisión». Además, pretenden que se revisen intensamente el contenido de lo que les enseñan a sus alumnos en el plan de estudios. Y, entonces, viene la extorsión: si no hacen caso, la Casa Blanca les retira el apoyo oficial: para Harvard – universidad de élite – son nada menos que 2.000 millones de dólares.

La universidad de Harvard, por su excelencia, en uno de los centros de formación con mayor cantidad de premios nobel en las ciencias.
La batalla cultural y US$2.000 millones
«La libertad de pensamiento e investigación, junto con el compromiso permanente del gobierno de respetarla y protegerla, ha permitido a las universidades contribuir de manera vital a una sociedad libre y a una vida más sana y próspera para las personas de todo el mundo».
Es toda una declaración de principios y una «señal que preanuncia una guerra». Harvard forma parte de la Ivy League, la unión de las mejores universidades norteamericanas y por ende, del mundo. Es por eso que su presidente, Alan Garber emitió un pronunciamiento a la comunidad universitaria, pero es un mensaje al mundo entero.
Garber define lo que está en juego con la extorsión monetaria del presidente Trump: «Todos compartimos el interés de salvaguardar esa libertad. Procedemos ahora, como siempre, con la convicción de que la búsqueda intrépida y sin trabas de la verdad libera a la humanidad, y con fe en la promesa perdurable que las universidades estadounidenses representan para nuestro país y el mundo».
El texto resalta las verdaderas itenciones de la extorsión de la Casa Blanca: «La mayoría representa una regulación gubernamental directa de las ´condiciones intelectuales’ en Harvard», dice la nota de la Universidad.
Es, directamente, una persecución por el modo de pensar y las ideas: Estas incluyen requisitos para «auditar» las opiniones de nuestro alumnado, profesorado y personal, y para «reducir el poder» de ciertos estudiantes, profesorado y administradores que han sido objeto de críticas debido a sus opiniones ideológicas»
En definitiva, el presidente de la Universidad plantó bandera: «La Universidad de Harvard no renunciará a su independencia ni a sus derechos constitucionales».
La importancia de la excelencia universitaria y el avance de la humanidad
Harvard fue fundada el 28 de octubre de 1636. Está próxima a cumplir 400 años de enseñanza. Está situada en Cambridge, en el estado de Massachusetts. Es la tercera universidad del mundo en la cantidad de premios Nobel ganados con relación a la cantidad de alumnos. Son 161 las personas que se han graduado de la Universidad de Harvard y han ganado el Premio Nobel. Por ejemplo, en 2023, la ganadora del Nobel de economía, Claudia Goldin, es profesora de la Universidad de Harvard.
Harvard ha decidido dar la batalla cultural contra el intolerante presidente de los Estados Unidos. Como el comunicado de la Universidad expresa, esta lucha por la libertad intelectual ya está planteada: «Nuestro lema —Veritas, o verdad— nos guía en el desafiante camino que tenemos por delante. Buscar la verdad es un viaje sin fin.