Viernes, 14 de febrero de 2025
Donald Trump empezó una nueva guerra arancelaria. Lo que ocurrió con la que protagonizó en 2018 puede ser una buena referencia de lo que puede acontecer en los mercados mundiales.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, cumplió con su amenaza tras imponer aranceles a sus socios comerciales de Canadá y México, y así el mercado descontó que las promesas van en serio, lo que puede afectar a los mercados financieros durante los próximos meses.
Desde la firma británica AJ Bell recuerdan que los aranceles de Trump han alterado los mercados, tal como lo hicieron en febrero de 2018. Pero, además, no hay que soslayar que Wall Street viene de varios años muy alcistas, en el que ha renovado máximos históricos prácticamente cada mes, lo que abre la puerta a una corrección significativa.
Para Russ Mould, director de inversiones de AJ Bell, los mercados financieros habían asumido que Trump hablaría con firmeza sobre los aranceles y se retractaría cuando consiguiera un acuerdo, por lo que el plan del presidente estadounidense de actuar primero y luego (quizás) hablar ha sido una desagradable sorpresa para las bolsas en todo el mundo, especialmente porque Canadá y México ya han amenazado con represalias.
Este experto recuerda que el lanzamiento de aranceles por parte de Trump en 2018 aumentó los ingresos de EE.UU., pero las ganancias corporativas estadounidenses se vieron afectadas ese año y el S&P 500 cayó un 25% (desde su máximo anual), por lo que los mercados comprensiblemente se han asustado esta vez.
Hay que recordar que 2018 fue un año muy volátil, en el que el índice S&P 500 cayó cerca del 7% entre febrero y marzo, para luego recuperarse cerca del 10% hasta septiembre, y posteriormente desplomarse (desde los máximos de septiembre) un 25% hasta final de año.
Para Mould es curioso cómo los mercados bursátiles han comenzado el segundo mandato de Trump de forma bulliciosa, en marcado contraste con el resultado electoral de 2016, cuando abordaron la victoria del candidato republicano con cautela. De todos modos, vale recordar que el S&P 500 ganó un 56% durante su primer mandato, pero eso vino con un gran tambaleo en 2018, cuando el índice perdió un 5% en general y soportó un mini mercado bajista en el otoño (boreal), cuando las amenazas de aranceles a China se hicieron realidad.
Ocurre que la recaudación fiscal de EE.UU. se benefició, ya que los aranceles aduaneros se duplicaron en poco tiempo, lo que hoy no es un dato menor, dado el estado calamitoso de las finanzas federales, donde la deuda es mucho mayor ahora y la factura de intereses está aumentando, lo que significa que esto ofrece algunas buenas noticias, desde una perspectiva estadounidense.
El experto también destaca que tampoco se disparó la inflación en esa oportunidad, ya que los datos de la Oficina de Análisis Económico muestran que los aumentos de precios de las compras internas brutas en toda la economía estadounidense en general y para el consumo personal de bienes se moderaron en 2018 y 2019, a pesar de los aranceles de Trump.
Esto puede haber sido, según Mould, porque la mejor cura para los precios altos es precisamente eso, precios altos, con el resultado de que los consumidores y las empresas se negaron a pagarlos y buscaron opciones más baratas (que es precisamente el plan de Trump esta vez). Pero también, agrega, puede haber sido porque los importadores estadounidenses y los vendedores extranjeros en EE.UU. eligieron asumir el golpe en el margen y no trasladaron el impacto de los costos de los aranceles.
Recuerda también que las ganancias corporativas estadounidenses se estancaron en 2018 y, de hecho, se redujeron como porcentaje del PIB, lo que nuevamente sugiere que las empresas simplemente asumieron el golpe en el margen y no corrieron el riesgo de perder ingresos si aumentaban los precios.
Pero, a los mercados de valores estadounidenses eso no les gustó en absoluto: el S&P 500 comenzó bien 2018, pero lo terminó mal, ya que una caída del 25% en el otoño borró todas las ganancias del año, y más. Esto es preocupante, afirma, dado que según los datos de Standard & Poor’s, el mercado de valores de EE.UU. comenzó 2018 valorado en 23 veces las ganancias futuras y lo terminó cerca de 19 veces, gracias a la caída otoñal.
Y ahora, sostiene, los analistas esperan un crecimiento de las ganancias corporativas del 17% en 2025, y el S&P actualmente cotiza a 24 veces las ganancias (basado en ese supuesto de crecimiento del 17%). Por lo que cualquier decepción podría tener el mismo impacto, si no mayor, que hace siete años.
Entonces, ¿esta vez podrá actuar la Fed?, se plantean desde AJ Bell. Ellos consideran que hay una gran esperanza de que los aranceles no duren, mientras otra es que la Fed ayude con algunos recortes de las tasas de interés, algo que Trump ya está pidiendo. Los recortes de tasas en 2019 ayudaron a que el S&P 500 se encaminara, y luego, más QE (flexibilización monetaria) y más reducciones de tasas en respuesta al Covid-19 proporcionaron un torrente de liquidez barata que los mercados recibieron con agrado.
Sin embargo, en 2018, la Fed estaba subiendo las tasas y había dejado de hacer crecer su balance. En cambio, en 2025, hasta ahora, ha pausado los recortes de tasas y ha seguido reduciendo su balance como parte de su programa de ajuste cuantitativo, lo que podría ayudar a mantener la demanda y la inflación bajo control, pero podría no hacer mucho por el pronóstico del 17% de crecimiento de las ganancias; y tal vez el mayor desafío de todos para las acciones estadounidenses (y quizás las acciones globales) es que las expectativas y las valoraciones son simplemente más altas que hace siete años; incluso el precedente del impacto de los aranceles ofreció poco aliento, explica.
Por ende, cualquier respuesta de política monetaria, o la falta de ella, y la duración de los aranceles y las respuestas de represalia son ahora variables clave que los inversores deben evaluar, una breve escaramuza que conduzca a un acuerdo puede aliviar las preocupaciones del mercado de valores, según Mould quien destaca que Trump ya está advirtiendo de la necesidad de sufrir a corto plazo a cambio de las ganancias a largo plazo de mayores ingresos fiscales por los aranceles, y luego de una mayor producción y empleo internos, a medida que los compradores evitan las opciones importadas encarecidas por los aranceles, por lo que podría ser un camino accidentado, especialmente considerando que las acciones estadounidenses son más caras que hace siete años; y que ahora representan el 65% de la capitalización del mercado global, en comparación con el 50% en 2018.