Miercoles, 01 noviembre 2023
La disponibilidad de dólares en las reservas del Banco Central está sobre la mesa del ministro-candidato. Paso a paso, la estrategia que está diseñando Roberto Lavagna para equilibrar las cuentas.
El exministro Roberto Lavagna trabaja en el campamento de Sergio Massa para encontrar una salida a la falta de dólares, clave en la economía argentina.
El plan que Roberto Lavagna le está preparando a Sergio Massa incluye dos premisas fundamentales: la búsqueda de los superávits gemelos y de la reducción de la brecha fiscal a menos del 50% para antes de diciembre 2024. La estrategia para conseguir al menos un equilibrio fiscal primario en el próximo ejercicio, se basa en una vieja idea del exministro de Economía de Eduardo Duhalde: el «Vivir con lo Nuestro Fiscal», además de un congelamiento político del gasto público, del apalancamiento que la inflación provocaría en los ingresos tributarios y en ciertos retoques legislativos de la presión impositiva.
Para la segunda meta, lograr un sólido superávit comercial, Lavagna trabaja en dos ejes clave, con una meta concreta. Que en 2024 el Banco Central de la República Argentina (BCRA) logre mostrar un azul en dólares reales de no menos de US$8.000 millones.
No es una cifra caprichosa. Es lo que indica el acuerdo de Facilidades Extendidas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) de marzo del 2022, firmado en aquel tiempo por Martín Guzmán, y que desde abril de este año está virtualmente caído, con un respirador, cerrado por Sergio Massa el organismo en julio de este año y que, al menos en lo fiscal y monetario, está crujiendo.
Lavagna y Massa, un tándem que podría tener que hacerse cargo de la economía nacional en poco más de un mes.
Coinciden Lavagna y Massa en que ningún plan será exitoso si rápidamente no se le muestra a los mercados, que los ingresos de divisas están llegando a la entidad monetaria, la que, entre paréntesis, lejos está de dinamitarse en una gestión futura del oficialismo, según lo que el exministro de Economía y el actual jefe del Palacio de Hacienda (y algo más) tienen en mente.
En todo caso, puede negociarse, alguna ley que le otorgue cierta autonomía real e institucional, con un reconocimiento que esto es lo que piden actores económicos clave que deben ser aliados de la próxima gestión, que una idea imprescindible para el éxito de la próxima gestión.
En busca de dólares
¿Cómo lograría Lavagna llegar a los US$8.000 millones azules en el BCRA? Afirman en la cercanía de los trabajadores del próximo programa económico si triunfa el oficialismo, que es una cuestión básicamente de sumas, que comienzan con el dato de divisas que podría aportar el sector primario durante la primera parte del 2024, y que, por lejos, superarían a este más que magro 2023.
Según el dato que manejan muy pocos especialistas del campo, solo con el proceso real de humidificación del suelo de las últimas semanas más la información sobre la evolución de la campaña sojera 2023-2024, el próximo ejercicio del agro argentino tendría un aporte de divisas de entre 8.000 y 9.000 millones de dólares más que el liquidado este año.
Con esto los ingresos finales llegarían al importante número de los US$20.000 millones, lo que sosteniendo los niveles de retenciones actuales (sin subirlos ni bajarlos), implicarían ingresos crocantes para el Banco Central por unos US$7.000 millones. Y podrían ser aún más si la situación climática mejora en lo que resta del año.
Se afirma, además, en el Ministerio de Economía que los ahorros energéticos sólo por la reducción de importaciones comparativas entre el 2023 y el 2025, permitirían un sostenimiento de divisas de no menos de US$5.000 millones durante el próximo ejercicio. Y que, si bien por ahora no pueden esperarse mayores récords exportadores de combustibles, sí podrían computarse entre US$2.000 y 3.000 millones de dólares más de aportes. Todo gracias a Vaca Muerta.
Litio en la agenda
El litio, afirman, ya será una realidad en 2024 y comenzará a generar divisas, lo que permitiría ingresos no menores a los US$2.000 millones de dólares. El resto de las exportaciones argentinas permitirían ingresos frescos por más de 10.000 millones extras, lo que completaría el sector de haber de la cuenta pública del comercio exterior. El problema sería, obviamente, la velocidad de salida de divisas; el factor que en los primeros dos años de gestión de Alberto Fernández melló la capacidad ahorrativa del Central.
Para esto Lavagna- Massa y compañía no tienen mayores secretos ni novedades. Se confeccionará, a partir de una nueva versión de la «Cuenta Única», un listado de sectores industriales y comerciales prioritarios para recibir divisas al valor oficial (se explicará cómo más abajo), y los que deberán pasar por una amansadora burocrática dependiente de la solvencia con que se maneje el BCRA.
De hecho, un capítulo que durante el 2024 quedará archivado, será la salida de dólares para que empresas privadas cancelen deudas en divisas. Más las generadas antes del 2019 o las que crecieron para adelantar el stock de importaciones ante la amenaza de una inflación creciente durante el período 2020- 2023. Se habilitará a cambio una oficina que ayude a las compañías a abastecerse de dólares en el mercado de capitales local y extranjero.
Se intentará, como siempre, potencial las exportaciones; incluyendo un plan de premios y castigos para embajadores y cónsules que logren hacer crecer las ventas de productos argentinos en sus destinos diplomáticos. Hay casos emblemáticos de estados con los que se cree debería haber una relación de exportaciones e importaciones más beneficiosa.
No se lo dice públicamente, pero preocupa el caso brasileño, donde desde hace más de un año y aún con Lula en el poder, la balanza comercial bilateral viene deteriorándose tanto en cantidades como en divisas. De hecho, y con un volumen de importaciones y exportaciones menor, el déficit viene creciendo desde que comenzó el 2023.
Se lo vincula en Economía a la mala hora del país. Pero se considera seriamente la necesidad de abrir negociaciones bilaterales para que, hacia delante, la relación comercial con el principal socio del país mejore seria y sustancialmente. Como alternativa explícita para el ingreso de divisas, Massa y Lavagna relanzarán una propuesta que ya está en el Congreso, que se trabaja en la comisión de presupuesto y hacienda, pero que por la situación política electoral no tiene suerte para su avance.
Blanqueo de capitales
Cree el candidato a presidente que llegó la hora de aplicar un llamado a blanqueo de capitales del exterior y dentro del país, que se caracterice por su generosidad. Y que más allá de los planteos mediáticos con que se expliquen (por ejemplo, la necesidad de aplicarlo para avanzar en el acuerdo de controles impositivos mutuos y cruzados con los Estados Unidos), tendría dos características: sería barato en cuanto a sus costos para el público y con beneficios explícitos para los que destinen sus divisas no declaradas a la inversión interna. Incluyendo sectores industriales, inversiones reales y compra de inmuebles de todo tipo.
No se dan cifras sobre los dólares que podrían conseguirse con este blanqueo. Pero la intención es superar los US$107.000 millones que Mauricio Macri consiguió en 2016 bajo la gestión de Alfonso Prat Gay.
Vinculado con todo lo anterior, Massa, Lavagna y el equipo económico futuro (integrado en gran parte con los profesionales que ya están en funciones en el Palacio de Hacienda) trabajarán en el aspecto más urgente: el cambiario. La idea es que la mejora de las tenencias de dólares del BCRA sea clara para los mercados, para que éstos sepan y reconozcan que el panorama de las reservas va mejorando al mismo ritmo que lo hacía en aquel período 2003- 2005, y que además el futuro eventual gobierno tiene armas de defensa ante eventuales corridas.
La reflexión del actual equipo es que los operadores cambiarios entenderían que si en estas semanas, donde el BCRA no tiene divisas, la capacidad de acción (y daño) de los halcones del Palacio de Hacienda es lo suficientemente sólida como para contener los dólares financieros y al blue (con las herramientas que hagan falta), más efectiva sería la estrategia si en el BCRA hay divisas.
El actual equipo de Sergio Massa tiene contabilizado cuánto se necesita diariamente para tener armas de enfrentamiento de corridas especulativas. La suma da unos US$70 millones, lo que para el período 10 diciembre fines de marzo (cuando el BCRA ya debería mostrar músculo receptivo de divisas), se necesitarían unos US$3.000 millones totales. Según Economía, el monto asusta, pero se puede conseguir. Ayuda de China mediante.
Luego viene la parte más sólida para presentar. Cree los armadores del eventual programa massista, que la estrategia del «crawling peg» (deslizamiento gradual y controlado) es la adecuada, y que el tipo de cambio debe ir ajustándose por inflación. Además, cuando se muestre que esta variable muestre signos de baja y control (fruto de la estrategia fiscal explicada ayer en este medio), el mecanismo de indexación cambiaria iría mostrando una disminución concreta.
Si bien no pueden esperarse, se reconoce, milagros y rapidez, para fin de año el porcentaje de 50% de brecha cambiaria (hoy navega en algo menos de 200%), se lograría. Para luego llegar en 2025 a un tipo de cambio racional y sin brechas significativas. No se descarta, por ahora, un desdoblamiento cambiario. Al menos en una etapa inicial. Pero por ahora es una alternativa en estudio.