Sábado, 7 de diciembre de 2024
Festejan cumpleaños en centros de belleza, enseñan skin care desde sus redes sociales, se tiñen el pelo “como Tini o Emilia Mernes”, o modelan en marcas reconocidas emulando mujeres adultas. Son algunas de las tendencias más visibles de este fenómeno en infancias de entre seis y nueve años. La visión desde el Ministerio de Educación, el abordaje de especialistas, y una historia desde adentro
Elina tiene siete años, y va a primer grado. Es fanática de Tini Stoessel entre otras cantantes pop, y “a medida que cumple años se refuerza su fascinación, que ahora se corporiza, porque intenta imitarla”, describió Sara, su mamá, con cierta inquietud. “Lo hace, sobre todo con la ropa: quiere usar puperas, shorts muy cortos y top. Descarta toda ropa que la haga sentir niña, cualquier ropa que sea suelta”, profundizó al consultada por Rosario3.
En los últimos meses, Elina cambió los colores, y solo quiere negro o violeta. “Quiere maquillarse, así que debimos acordar que solo sea en los momentos de jugar, pero tiene más maquillajes que yo. Quiere teñirse el pelo, porque algunas de sus amigas se tiñeron colores fantasía, y negociamos comprarle mechones para engancharle cuando quiera”, continuó Sara sobre su hija.
Lo cierto es que la niña se siente mejor consigo misma cuando se pone ropa que asemeja a una adolescente, aun cuando no llega a la edad de pre-adolescencia. Aunque “no lo hace con consciencia ni para atraer a nadie, ya que a la vez quiere seguir jugando como una niña. Lo hace porque quiere ser parecida a Karol G, Tini y Emilia Mernes, todas cantantes que suelen estar en poses eróticas”. Para Sara es difícil lograr un balance entre dejar a su hija expresar su gusto estético en busca de su identidad, pero que a la vez experimente la niñez “sin saltarse etapas”.
La hipersexualización avanza sobre las infancias, con mayor fuerza sobre las nenas, que ensayan coreografías o se maquillan siguiendo a influencers en TikTok, participan de cumpleaños bajo la propuesta de un día de spa, y ya son muchas las que aprendieron a cuidarse con métodos de “skin care”. Se trata de una conducta que exacerba la apariencia y el cuidado corporal en base a cómo se ven y se comportan personajes influyentes para los chicos.
Tal como sucedió con la ludopatía en adolescentes y niños –problemática que encendió el debate social y tuvo una reacción en ámbito legislativo– la hipersexualización de niños y niñas comienza ser advertida por padres y cuidadores y por los especialistas, encendiéndose un alerta por las consecuencias negativas que puede ocasionar en los chicos.
Rosario3 buscó algunas miradas en torno a este fenómeno, como la de la psicóloga especialista en educación Ana Bloj, el concejal y asesor de padres Lucas Raspall, y la subsecretaria de Convivencia y Construcción de Ciudadanía del Ministerio de Educación, Lilian Barbieri. Todas coincidieron en que es un fenómeno de la época y en que el camino de salida se puede esbozar a través de la educación digital, tanto a las infancias como también a sus madres y padres.
La especialista analizó que tanta oferta tecnológica y el seguimiento a influencers y ciertas redes sociales como TikTok e Instagram, «generan este comportamiento en las niñas”, y aclaró: “Aunque más que hipersexualización, le diría «infancia erotizada». Una cirujana plástica me derivó pacientes de 13 años a 16 que les llevan imágenes suyas que fueron cambiadas con filtros, y le piden quedar operadas como esa imagen. No aceptan la real que les devuelve el espejo”.
Según explicó, las subjetividades hoy son “epidérmicas”, ya que no hay profundización en la identidad, y eso genera problemas psicológicos. Algo de esto observó en el film La sustancia con Demi Moore (aunque la protagonista es una mujer adulta), y destacó que «allí se puede ver lo que pasa en el cuerpo y en la mente cuando alguien solo se ofrece a la mirada de los demás».
Consultada por las implicancias que tiene una infancia erotizada, Ana Bloj enumeró: “Lo que genera es principalmente ansiedad, pero además puede ser angustia (sin poder expresar por qué); aislamiento social por el poco contacto corporal al conectarse con los amigos en redes virtuales, que la pandemia produjo una aceleración de esto que ya existía. También hay casos de autoflagelación (lastimarse el cuerpo, incluso llegan a suicidios en adolescentes)».
Lo que preocupa es una confusión de las fronteras de la realidad material con la realidad virtual, que Bloj mencionó como “una hibridación de ambas”. “El mundo de TikTok es visto como imagen real, a ser imitada, en la construcción de identificación”, advirtió.
Consultada sobre qué implican los comportamientos erotizados en la mente de una niña, la psicoanalista aseguró que “es una fuerte anticipación a la aparición del cuerpo sexuado, que es prematura a la capacidad psíquica. El psiquismo se adelanta al cambio físico que aún no ocurrió. Entonces a la niña le falta la capacidad simbólica para comprender lo que se está actuando cuando aun no hay un cuerpo desarrollado”. Así es como en la vida de estas pequeñas de entre 1º y 4º grado, aunque su comportamiento pueda ser similar al de una mujer seductora, ellas desconocen de qué se trata seducir, y no es ese para nada su objetivo.
El fenómeno de hipersexualización en las niñas se ha detectado en otras ciudades del mundo. Hay países como Australia y Suecia que comenzaron a prohibir el uso de celulares a los niños en la escuela. Y si bien esa política la vio inaplicable, Bloj compartió su mirada crítica: “Hay un empuje hacia la producción de subjetividad que apunta a intereses que responden a las corporaciones tecnológicas. Estas arrasan, y hay que estar atentos, ya que sin notarlo, los usuarios somos prosumidores. Producimos de forma gratuita trabajando para las redes permanentemente”, observó.
En coincidencia con Bloj, el concejal y psiquiatra de infancias Lucas Raspall precisó: “Las implicancias de la hipersexualización de las niñas no son solamente a futuro. Es un daño concreto en el presente, ya que se pierde la inocencia de los juegos y actividades propias de la infancia, queriendo adelantarse a un territorio para el cual las cabezas no están preparadas”. Y, agregó: “La hipersexualizacion de las infancias lleva a una cosificación, sobre todo de las niñas, que imitan estereotipos muy dañinos ya que se exigen cumplirlos. Esto es plausible que genere violencia sobre ellas y sus cuerpos como consecuencia”.
El edil recordó que el asunto -sexting, ludopatía, cyberbullying, grooming (acoso sexual virtual a menores)-, lo abordó en un proyecto al que nombró «de educación digital integral» que ya está en trámite legislativo, para lugares y acciones socio-educativas municipales. Y en la Cámara de Diputados hay un proyecto basado en el de Raspall, promovido por el diputado Germán Scavuzzo, a desarrollarse a través del Ministerio de Educación, en las escuelas de toda la provincia desde el nivel inicial hasta el último año del secundario.
Lilian Barbieri es la subsecretaria de Convivencia y Construcción de Ciudadanía que depende de la Secretaría de Gestión Territorial de la cartera educativa. Tiene a su cargo los equipos de Educación Sexual Integral, Convivencia y Socioeducativos que intervienen en asuntos que preocupan a docentes, directores o asistentes escolares, como por ejemplo, ludopatía, acoso entre pares o abuso sexual. “Hay una cuestión de accesibilidad: quienes éramos niños en los 60 o 70, había un televisor con tres canales, y solo clases medias accedíamos. Hoy los chicos tienen un celular propio en muchos casos, televisor o computadora en su pieza. Y ese acceso es a un bombardeo de imágenes permanente. Hay marcas de ropa con niñas posando y con diseños que cuesta distinguir si es para infancias o para un adulto. Juega el mercado con su oferta de bienes”, comenzó.
En torno a si este asunto fue abordado en alguna institución escolar este año, precisó que “la hipersexualizacion infantil no surgió como emergente en ninguna de las instituciones escolares. Aunque sí surgió abordar sobre una aceleración del lugar de la belleza como estereotipo de mujeres y de varones, y más en mujeres, mientras que el problema del juego online se observa más en alumnos varones”.
La funcionaria reconoció que “históricamente las niñas hemos jugado a pintarnos uñas y maquillarnos, pero actualmente hay, por ejemplo, festejos de cumpleaños de spa en niñas de clase media, en 2º y 3º grado, algo que no era usual hace pocos años atrás”.
Controlar el consumo virtual sin reprimir
Al compartir su preocupación por los nuevos gustos de su hija, Sara reflexionó: “No quiero reprimirla. Quiero darle libertad para que exprese como quiera, y al mismo tiempo, tengo miedo que se exponga, y no quiero que construya una personalidad demasiado atenta a las miradas de los demás”.
Ante el dilema de padres y cuidadores, Bloj destacó que suele indicar a los papás de sus pacientes la reducción del uso de Tiktok al menor tiempo posible, ya que lo ve perjudicial: “Es una red social que deja a un lado la narración, su contenido es breve y no lleva al pensamiento. Es inmediato y literal. Es grave, porque la subjetividad construye narración, nos identificamos en la historia, en los orígenes, el territorio. Todo eso está eliminado en esa red social. Algo similar ocurre en Instagram, con Historias que duran 24 horas y que no contienen narración ni conciencia crítica”.
Por su parte, Lilian Barbieri destacó que este año, desde su órbita, se viene abordando en las escuelas el asunto de utilizar aplicaciones de control parental, “sin buscar un enfoque punitivo, sino buscando marcar los límites, con control al tiempo de uso de las pantallas”.
“En la escuela, a veces, sucede un choque en criterios de crianza, y el asunto digital es para pensar junto a los padres, con el objetivo de acercar a niños y niñas pedagogicamente al mundo virtual”, manifestó y raseguró que “prohibir el uso de lo virtual (como se aplicó ahora en Australia) no lleva a ningún lado”.
Un horizonte para encontrar soluciones en red
Según la psicoanalista Ana Bloj, en estos tiempos es necesario en todas las esferas de la educación, plantear “una crianza digital (ya que la vida virtual llegó para quedarse) que incluya a las familias, al campo de la educación y al campo de la salud. En todos los campos de la atención primaria deberían considerar la crianza digital como preventiva, con campañas y acciones sociales”.
Por otro lado, destacó: “A los padres hay que pedirles una función de mediación con la tecnología que, por ejemplo, expliquen la diferencia de una influencer con la realidad de las niñas de su propia edad, para diferenciar realidad real de la virtual”. En este marco, destacó algo que observa en muchos casos: “A veces ocurre que los padres piensan que si sus hijos están en casa, están seguros, entonces no hay que fijarse demasiado en sus consumos. Pero, ya no es como antes: al tener un celular, los chicos pueden estar en sitios pornográficos o jugando al casino online. Hay que fijarse lo que consumen, de la misma manera que están atentos a las actividades a las que asisten y sus amistades cotidianas”.
La analista destacó que viene colaborando en una red transdisciplinaria con educadores, pediatras, y especialistas en lo cibernético como Miguel Benasayag, con quienes, además de producir pensamiento conjunto en torno a la educacion digital, “se está pensando en nuevos canales de juego y desarrollo de las infancias con y sin uso de tecnologías”.
La funcionaria del Ministerio de Educación por su parte, desarrolló que “la idea del abordaje escolar es constituir ciudadanía digital desde las escuelas para que los chicos crezcan con un punto de vista crítico, para no volverse consumidores pasivos de las pantallas, y eso es un proceso de construcción de largo plazo”. Ciudadania digital es, según aclaró, “entender que también somos ciudadanos en ese otro medio donde no está el cuerpo físico”.
En educacion ciudadana digital, Barbieri aclaró que se hace foco en el nivel secundario, pero que ya se viene analizando la posibilidad de comenzar desde el jardín, ya que los niños son una generación que accede a las tecnologías desde la cuna: “El trabajo que más se realiza es en relación a la intimidad y los cuerpos, lo público y lo privado, y como prevención, se habla de abuso y vulneración de derechos. Sobre todo porque ha ocurrido en colegios secundarios de varias localidades de la provincia (de la Regional 5ª y de la 2ª) que alumnos compartieron imágenes de compañeras suyas sin consentimiento, utilizando Inteligencia Artificial. Y no lo vimos venir, nos tomó por sorpresa el asunto”.