• 15 de diciembre de 2024 11:39

Tu aliado diario...

"La plataforma que redefine cómo te informas y te entretienes. Bienvenido al futuro del streaming."

«Es más que la guerra»: Generación Malvinas, los hijos e hijas de veteranos que nacieron en democracia

Abr 2, 2023

Domingo, 02 abril 2023

Este domingo se rinde otro homenaje a quienes lucharon por la soberanía argentina sobre las islas. Pero la lucha continúa y después de 40 años de democracia ininterrumpida, son los hijos de los combatientes quienes mantienen viva la llama. Tres historias y un recuerdo de hace 25 años atrás

Unos veinte jóvenes, en su mayoría mujeres, forman parte de Generación Malvinas y son los hijos e hijas de los veteranos que volvieron de la guerra y nacieron durante la democracia. Participan del grupo con un sentimiento de pertenencia a la causa y se ayudan mutuamente a conocer la Historia y las historias de sus padres, y en especial resolver con esos relatos las dudas y preguntas de los que ya no los tienen.

“Somos hijos de la democracia, nacimos en democracia y creemos que es el sistema a defender. Llegamos a imaginar o estudiamos lo que significó la última dictadura militar. Incluso tenemos nuestras diferencias ideológicas pero somos un grupo que nos une una causa que va más allá de la guerra, con una ocupación británica que persiste desde hace 190 años y que es agenda de hoy: el territorio antártico, el mar argentino, los recursos naturales y el reclamo permanente de soberanía”, resume Ever Arnoldo, coordinador de la organización, y conocido periodista de El Tres y Radio 2.

Ante un nuevo aniversario del intento de recuperación de las islas, tres integrantes de la Generación cuentan sus historias

La causa en la universidad

 

Shirli Calandra (34 años) es licenciada en Ciencia Política, docente de Metodología en la licenciatura en Turismo y trabaja en el Area de Inclusión y Accesibilidad de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Es la hija de Carlos Calandra, veterano de Malvinas, mecánico de aviones Pucará e integrante de la Fuerza Aérea.

Carlos sigue viviendo en Reconquista y forma parte de uno de los centros de veteranos de su ciudad. Hoy es un activo militante de la causa Malvinas, da charlas en escuelas -como buen profesor de Historia que es también- y participa de programas de radio y otras actividades.

Shirli se interiorizó en la causa ya de adulta cuando se acercó a otros hijos de ex combatientes de la región y participa activamente del seminario sobre Malvinas que se da en la facultad, en el que hace foco en conceptos como soberanía, territorio e identidad.

“Malvinas es algo más que la guerra, es también su contexto histórico y del que hay mucho para hablar.  Es muy interesante que la universidad trate de generar espacios de reflexión y estudio, que vaya más allá de los meses del conflicto y haga foco en la historia de vida de los veteranos. Para que no quede solamente como un recuerdo de fechas o una efeméride”, sostiene la politóloga, que se considera una hija de un veterano de Malvinas y también de la democracia como el resto de sus compañeros de la Generación.

Tiene una hija de dos años que la acompaña a las recorridas y a los actos. A ella le enseña lo que vivió su abuelo a través del libro “Pipino el pingüino, el monstruo y las islas Malvinas” que escribió un ex combatiente y que cuenta el conflicto para los niños. Estre domingo no estarán junto a Carlos porque viajarán al norte santafesino recién en Semana Santa, pero se quedaron hasta tarde en la vigilia frente al Monumento a los Caídos.

De chica sentí el silencio que hubo sobre Malvinas. Mi papá no hablaba tanto del tema salvo en algún acto. Le pregunté por qué no daba charlas y me respondió que no era el momento. Los 90 fueron una década muy particular -reflexiona-, pero hoy ya es distinto. Empecé a participar, a conocer historias y animarme a preguntar. A los veteranos les duele contar cómo perdieron amigos y compañeros». }

«Es fundamental para los hijos de los soldados que ya no están que puedan sentir más cerca la historia de sus padres a través de las vivencias de los ex combatientes y que no se los olvide. Es muy importante que las escuelas, los medios, los documentales, los que volvieron y las familias de los que no, puedan reivindicar la causa Malvinas”, concluyó.

Desde el periodismo

 

Ever Arnoldo (35) fue uno de los que armó al grupo de jóvenes que son los hijos e hijas de los veteranos y que nacieron después de la guerra. Su historia arrancó cuando fue con su papá Edgardo a contar su historia en una entrevista con Luis Novaresio en el programa De 12 a 14 (El Tres) el 2 de abril en 2008. Ambos ya conducían un programa en una FM de San Lorenzo donde invitaban a otros ex combatientes para escuchar sus relatos en primera persona. Ese programa se llamaba Generación Malvinas. Y fue ese nombre el que tomó el grupo que se armó junto a los centros de veteranos que funciona en Rosario.

Edgardo formó parte del Regimiento 5 con asiento en Paso de los Libres y estuvo desde el 12 de abril de ese año en la isla Gran Malvina como radio-operador de la compañía hasta que regresó al continente el 14 de junio en el buque Camberra al continente. Falleció hace 5 años.

Ever siempre acompañó a su padre a las entrevistas, a los actos, a las escuelas y a las reuniones cuando se empezaban a formar los centros de ex combatientes. “Siempre me decía que cuando ellos ya no estén, nosotros debíamos seguir su lucha”, cuenta emocionado el hoy periodista de Radio2.

En su casa se respira la causa Malvinas tanto que los cumpleaños del hijo de Ever se hacen en el centro de ex combatientes de San Lorenzo que justamente lleva el nombre de su abuelo.

El trabajo en el aula

 

Lucía Soledad Moreyra (30), es docente y profesora de danzas, vive en Capitán Bermúdez, y es la hija del soldado Alejandro Moreyra quien combatió en Malvinas en diferentes frentes desde el día que empezó la guerra hasta que fue tomado prisionero.

Se llama así por la Virgen Santa Lucía, patrona de la vista, por una promesa familiar de su madre. Y el segundo nombre es el de una de las islas del archipiélago, elegido por su padre.

Alejandro estaba a punto de obtener la baja del servicio militar a principios de 1982 en el Regimiento 12 de Mercedes (Corrientes) pero ya estaba en marcha el operativo de recuperación de las islas del Atlántico Sur y lo embarcaron. Peleó en Puerto Argentino, Ganso Verde, en el cerro Dos Hermanos y en Bahía San Carlos donde los ingleses lo hicieron prisionero. Volvió al país vía Uruguay, llegó a Campo de Mayo en un colectivo con los vidrios tapados para que nadie los viera para luego regresar a su casa ya en Granadero Baigorria.

Su hija recuerda los momentos en que su familia, y fundamentalmente su madre, acompañó al padre cuando era todo silencio al volver de la guerra y una mirada estigmatizante. Eso fue cambiando y hoy tienen otro reconocimiento y otro lugar. Por eso ella participa del movimiento Generación Malvinas y desde su lugar se ocupa de la causa.

Da clases en el nivel superior y en un Eempa, en San Lorenzo y en Ricardone. “Hablamos mucho de Malvinas con los chicos en la escuela. Se trabaja con el despertar de la imaginación y la creatividad; desde la música con canciones litoraleñas que cuentan historia de soldados, las artes visuales conociendo diferentes obras y homenajes; desde la acción social con las actividades que los veteranos realizan en la comunidad”, cuenta.

“Me sigue causando emoción cuando escucho sus producciones, es muy difícil de separar lo personal con la Historia”, admite y al mismo tiempo relata cómo fue su vínculo personal con el pasado de su papá: “En la escuela primaria fue vivirlo como una efeméride. Ya en la secundaria fue el despertar. Y en (la facultad de) Humanidades los compañeros de mi papá empezaron a incentivar la cuestión Malvinas a través del conocimiento sobre los recursos naturales de las islas y la importancia geo-estratégica y política de las islas. Desde ese lugar, creo que hay que trabajar en la escuela, en Geografía, Historia y hasta desde la Psicología para comprender lo emocional y entender lo que significa una guerra. La guerra no es buena para nadie y aún en el 2023 eso se tiene que enseñar”.

Lucía no tiene hijos aunque junto a su sobrino mayor de 10 años acompaña a su padre a los actos por el 2 de abril como seguramente lo hará esta mañana en la plaza del Soldado Dehza y por la tarde en los actos oficiales en el Monumento.

Por Fabian