Lunes, 24 octubre 2022
El Rojinegro jugó un partido de menor a mayor. Lo arrancó perdiendo, lo empató y lo pudo haber ganado, pero desperdició varias chances de contra. Otra vez la Lepra fue perjudicada, dos penales cobrados en contra y uno claro a favor que no fue sancionado por Medina en cancha y Lamolina en el VAR
A veces es difícil analizar partidos cuando los árbitros, complotados con el VAR, vuelcan demasiado la cancha con sus decisiones. Y cuando esto sucede en un estadio que se llama Claudio “Chiqui” Tapia, entender el por qué de los fallos de los jueces Lobo Medina y Lamolina parece sencillo, aunque suene ilógico y disparatado. Newell’s se despidió del torneo con un empate que redondeó un buen año, aunque la bronca por los errores arbitrales es difícil de disimular.
Jugar en el Chiqui Tapia da miedo. No por el entorno, que no supera las 5 mil personas. Tampoco por rival, ya que Barracas es un equipo con limitaciones, laborioso, peleador, aunque sin muchos recursos. El temor siempre pasa por los arbitrajes, amenazantes para cualquiera que enfrente al equipo del presidente de AFA en su cancha, donde no se puede jugar de tardecita porque no tiene iluminación artificial, fútbol argentino en su máxima expresión.
En este entorno intimidante, un salto con el codo extendido de Julián Fernández es penal, imposible que no lo sea (con el VAR es cobrable) si el beneficiado es Barracas. Pero un brazo que amplia volumen y toca la pelota no merece la misma sanción, ni siquiera la decisión de revisarla. La razón, el de la mano es jugador del local, puede fallar. Claro que a veces los arqueros atajan y eso hizo Morales frente al remate del hijo de Tapia. Y hubo que darle otra chance, otro penal, esta vez por un resbalón de Juanchón que generó un contacto que en cancha pareció penal y en el VAR no, aunque Lamolina vio algo distinto. Y el segundo penal fue bien ejecutado por Valenzuela para el 1 a 0.
Con todo cuesta arriba y mucha bronca, Newell’s se recompuso. Sordo entró bien y enseguida empató con un zapatazo certero, más parecido a los goles que hizo en el inicio de torneo, antes de lesionarse.
Pudo ganarlo Newell’s, porque Barracas se cansó en el medio, mostró fallas atrás, y otro penal no iba a tener. Aunque encontró un mano a mano bien resuelto por Morales. Pero la Lepra careció de un conductor, extrañó a Pablo Pérez, y cuando Coria pensó que Ferreira podía darle una mano, el volante volvió a decepcionar. Para colmo Panchito González se cansó de desperdiciar contragolpes y Juanchón se quedó sin piernas. Quedó un ataque final, pero Sordo llegó con poca nafta para asistir a un Ferreira que quedaba solo y Díaz mandó la pelota al córner. Nunca se ejecutó ese tiro final, el árbitro no quiso correr riesgos y decretó el final. Lleno de bronca para los jugsdores leprosos, que cerraron um año positivo con clasificación a la Sudamericana, pero sufrieron mucho los fallos arbitrales. Y en el Chiqui Tapia no podía ser la excepción.
Seguimiento individual leproso: lo mejor estuvo en el oportunismo de Sordo y las atajadas de Morales
Lautaro Morales: 7,5. Tapó un remate complicado de Valenzuela en los primeros minutos, le atajó un penal a Tapia y un mano a mano a Mater. Sostuvo el resultado y evitó la derrota con sus intervenciones.
Armando Méndez: 4,5. Se proyectó con la potencia que lo caracteriza, aunque no lo buscaron tanto. Un desborde suyo generó una jugada que podría haber sido penal y el árbitro ignoró. En defensa, lo complicaron en el primer tiempo y luego ajustó la marca.
Gustavo Velázquez: 6,5. Como en gran parte del toneo, fue el más seguro de la defensa, ganó en cada cruce mano a mano y confirmó su gran momento.
Cristian Lema: 5. Fue de menor a mayor. Un blooper saliendo con la pelota casi le cuesta un gol al equipo. Después se acomodó.
Facundo Mansilla: 5. Estrelló un cabezazo en el travesaño en el complemento y cumplió como reemplazo de Ditta. Ganó mucho por arriba.
Martín Luciano: 4. Se hizo amonestar rápidamente en el primer tiempo, se lo vio algo acelerado y en la marca alternó buenas y malas.
Juan Garro: 4,5. Tuvo una chance muy clara en el primer tiempo pero el arquero respondió bien. Intentó desequilibrar, pero redondeó un partido sin demasiadas luces.
Marcelo Esponda: 4. Le costó manejar la pelota y jugar, se lo vio desorientado.
Julián Fernández: 3. Cometió un penal por un movimiento imprudente con el codo. Lució fuera de ritmo y estuvo flojo con la pelota. Corrió siempre de atrás y perdió contra los volantes rivales.
Francisco González: 3,5. Impreciso, apurado y tomando malas decisiones en ataque. Le sobra voluntad.
Juan Manuel García: 5,5. Hizo la falta del segundo penal. Aguantó bien las pelotas aéreas y fue clave para liberarle el camino a Sordo en el gol del empate. Peleó contra dos zagueros fuertes.
Ingresaron
Ramiro Sordo: 7. Entró con muchas pilas y convirtió el gol del empate en la primera pelota que tocó, con una buena definición de derecha. Fue el más desequilibrante en el segundo tiempo y casi hace otro gol desde mitad de cancha.
Cristian Ferreira: 5. Entró con el pie derecho, claro y preciso con la pelota. Pero le duró poco tiempo y se terminó apagando. Está en deuda.
Tomás Jacob: 5. Ingresó para reforzar la banda derecha y cumplió, aunque le cuesta ser lateral-volante.
Marcos Portillo: s/c. Le costó entrar en juego y no aportó casi nada.
Guillermo Balzi: s/c. Jugó pocos minutos y casi no participó del juego.