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El manual Clinton para Milei, la encrucijada de Kicillof y la salvación de Cristina

Abr 6, 2025

Domingo, 6 de abril de 2025

La gestión atraviesa su peor momento y lo económico será la clave para las elecciones. Kicillof define si desdobla, mientras CFK encuentra una vía de escape. El “desacople» de la clase media.
El manual Clinton para Milei, la encrucijada de Kicillof y la salvación de CristinaJavier Milei, en el evento en Mar a Lago, de donde se fue sin la foto con Donald Trump.

La sociedad argentina vive un momento de profunda transformación. Desde lo político, con un sistema que implosionó en 2023 con el fenómeno Javier Milei y que está todavía buscando su cauce, pero sobre todo desde lo económico, con una sociedad que también se está reconfigurando y teniendo nuevas definiciones.

Hace dos semanas, en estas líneas se analizaba un informe de Fundar y CIAS sobre las perspectivas de los jóvenes de sectores vulnerables. Allí, se sostenía que en ese segmento se rompió la narrativa de la movilidad social ascendente. Para la mayoría de los consultados se creaban dos nuevas narrativas: la “minimalista”, que aplica para aquellos que creen que el ascenso social para ellos es tan probable como ganarse la lotería, y la del “presente”, en la que prácticamente no hay expectativas a futuro.

Ahora, un informe de la consultora Moiguer pone la mirada en lo que pasa en la clase media. El trabajo, titulado “Clase media, el desacople”, da cuenta de las transformaciones que está viviendo ese segmento de la sociedad que siempre supo ser la más pujante de la Argentina.

El lunes 31 de marzo, el Indec dio conocer las cifras de pobreza al segundo semestre de 2024. Con una caída de 14 puntos, también adelantada en estas líneas, el 38% fue motivo de celebración para el gobierno de Milei. Sobre todo porque permitió romper con un estigma para toda política de equilibrio fiscal: el fenomenal ajuste de las cuentas públicas pudo ser contenido por una economía que sufrió el shock inicial (que llevó la pobreza al 52% a mitad de año) pero que luego, producto de la sostenida baja de la inflación, pudo lograr que los pobres sean incluso menos que un año atrás.

No obstante, esos números reflejan solamente una cuestión numérica, de ingresos. Pero al adentrarse en los detalles sociales es donde aparecen cuestiones difíciles de medir con la estadística y que son los que abren interrogantes sobre si se está debatiendo lo que hay que hacer después de lograr el equilibrio macro.

Según el informe de Moiguer, la clase media argentina está viviendo tres fenómenos: está “des-dibujada”, “des-parametrizada” y “des-acoplada”. El primer fenómeno apunta a que cada vez son menos los que se consideran como parte de la clase media. Hace 20 años, en las encuestas surgía que el 91% se consideraba en ese segmento de la sociedad. Hoy ese número bajó de manera considerable, hasta el 74%. Sigue siendo una porción importante, y claramente muy superior a la real, pero da cuenta de que hay un porcentaje elevado que se “desdibujó” y siente que sus posibilidades son cada vez más limitadas.

En segundo lugar, está “des-parametrizada” porque los ejes, ya sean materiales o culturales, con los que siempre se clasificó a la clase media fueron variando. Se perdió poder adquisitivo, el sueño de la casa propia es cada vez más difícil, y la educación ya no garantiza la pertenencia de clase.

Y por último, quizás el dato más novedoso, es que la clase media de desacopló. Para Moiguer, hoy se puede dividir al sector en dos nuevos segmentos: la clase media “resorte” y la de “cristal”. La primera, explica, es “resiliente, logra contraerse en momentos de dificultad económica y también expandirse cuando la situación mejora”. La segunda, en cambio, es “frágil, tiende a desestabilizarse ante escenarios adversos y le cuesta recomponerse incluso cuando las condiciones mejoran”.

Esa sociedad es la que está expectante ante los resultados económicos de Milei y es sobre la cual el presidente debe llegar con resultados si quiere mantener sus índices de popularidad.

El Gobierno está atravesando el período de mayor zozobra desde que arrancó la gestión el 10 de diciembre de 2023. Al tembladeral que generó el Libragate le siguió la volatilidad en los mercados, con el Banco Central perdiendo reservas más de diez días seguidos.

A los problemas financieros se sumaron los políticos. La derrota de los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla en el Senado es un golpe que probablemente no tenga impacto electoral, pero sí es una muestra de un escenario de soledad política. El panorama se vuelve sombrío si al ruido económico se le suma el político.

Por eso, el manual que llevó a la presidencia de los Estados Unidos a Bill Clinton está más vigoroso que nunca con Milei. “La economía, estupido”, decía James Carville, estratega de campaña del demócrata, para apuntar todos los cañones a lo que estaba convencido que era el determinante más fuerte del voto. Hoy no pierde vigencia.

La soledad de Milei dejará de ser un problema si el año electoral muestra una cosecha considerable de votos que le permita pararse de cara al mundo diciendo que su  proyecto va en serio. Santiago Caputo lo tiene bien claro: no hay derrota por los jueces de la Corte, no hay escándalo del Libragate, no hay frases desafortunadas contra la cultura woke, no hay fotos con Donald Trump no conseguidas que logren tener más impacto que una inflación que vuelva al sendero decreciente.

Es la condición que Milei necesita para que esos jóvenes de sectores vulnerables que no ven un futuro o esa clase media baja cada vez más frágil lo vuelvan a elegir como ese loco que tiene ideas distintas a los demás.

El dilema del peronismo

Ese escenario dilemático para Milei se combina con la ruptura que se está viviendo en el kirchnerismo, algo que parece darle más tiempo de vida al libertario. La pelea entre Cristina Kirchner y Axel Kicillof parece no tener vuelta atrás. Ese clima se percibe entre la dirigencia peronista, muchos de los cuales se encuentran desconcertados porque los obligan a elegir entre uno y otro, cuando consideran que son parte del mismo proyecto.

El martes promete ser una jornada clave cuando la Cámara de Diputados de la provincia Buenos Aires vuelva a reunirse para ver si logran aprobar un proyecto que suspende las PASO pero, además, lo que quiere el kirchnerismo es agregarle que se unifiquen las elecciones con las nacionales. Por eso empezó a escalar el rumor en la ciudad de La Plata de que Kicillof sacaría el decreto de convocatoria a elecciones desdobladas antes del martes.

El gobernador se encuentra en una encrucijada. Si acepta la presión de Cristina de unificar la fechas terminaría dando un gesto de sometimiento, algo que enterraría sus chances de ganar autoridad e imponerse como uno de los líderes del peronismo de cara 2027. En ese caso, la pregunta que surgiría es: ¿para qué hizo todo esto? ¿para que se peleó con Cristina, primero en la definición de la presidencia del PJ y luego tironeando la cuerda para definir el crono electoral? Él mismo planteó en su discurso de este jueves que una de las cuestiones que había que aprender de lo que fue el gobierno de Alberto Fernández era la discusión sobre la autoridad. Un gesto contrario a desdoblar la elección terminaría siendo un gesto de falta de autoridad de Kicillof.

Pero tomar las decisión de desdoblar también lo pone ante un problema. Cristina Kirchner ya hizo trascender que en ese escenario ella está dispuesta a meter las patas en el barro y ser candidata a diputada provincial por la populosa tercera sección electoral. Lo dijo sin ningún tipo de eufemismo Teresa García, una de las legisladoras provinciales que más le responde. Legalmente no tendría ningún tipo de impedimento porque para ser candidato a legislador provincial se necesita ser bonaerense o tener un año de residencia en la provincia, sin importar la sección electoral.

Ese escenario es de peligro para Kicillof porque puede perder la elección. Va a desdoblar y toda la discusión va a estar enmarcada en la agenda bonaerense. Lo que se va a plebiscitar es su gestión, no la de Milei. Y si así fuera, hoy CFK está más posicionada que él como principal opositora nacional. Una elección desdoblada en Provincia en los hechos terminarían siendo 8 elecciones. No hay una sola lista que esté en toda la provincia, sino por sección. Así, podría perder contra la expresidenta en la Tercera, quizás contra un Sergio Massa en la Primera (también sonó el rumor) y contra la oposición no peronista en las secciones que no son del Conurbano (aunque habría que ver si hay unidad o divisiones).

¿Tiene candidatos taquilleros Kicillof para competir en cada sección? La respuesta la encuentran en el peso de los intendentes, siempre claves en una elección como la bonaerense, donde encima se seguirá votando con la tradicional boleta partidaria. Contando solo al Conurbano, Kicillof tiene el apoyo de municipios como La Matanza, Avellaneda, Florencio Varela, San Martín, José C. Paz, Morón, La Plata, Almirante Brown, Ituzaingó, Berazategui, Berisso y Ensenada. Es un elenco de peso, pero que si tiene a Cristina enfrente como candidata se le desconfigura el panorama. “Tenemos encuestas que muestran que Cristina está muy bien en La Matanza. Incluso arriba del 50%, mientras que Espinoza está en su peor momento, con una gestión que tiene cerca del 30% de aprobación”, dice un dirigente cristinista.

Para más, los apoyos de intendentes a b también son considerables en el Conurbano. Cuenta con Lomas de Zamora, Quilmes, Lanús, Moreno, Merlo, Hurlingham, Escobar, Ezeiza, Gral. Rodríguez, Malvinas Argentinas, Cañuelas y Luján. Es decir que incluso sin estar Cristina de candidata también podría ser peleada una elección entre las facciones peronistas.

La pregunta que muchos se hacen es si todavía queda margen para la unidad si las elecciones van unificadas. O, en todo caso, si las PASO en la Provincia terminan siendo ordenadoras y el peronismo las usa para saldar sus diferencias. Obligarían a los bonaerenses a ir tres veces a votar e insumiría un gasto que hoy gran parte de la dirigencia y la sociedad consideran innecesario.

La otra reflexión que corresponde hacerse es si la candidatura a diputada provincial no termina siendo una salvación para Cristina. Complicada judicialmente, será la Corte Suprema la que definirá si va presa. Como no tiene plazos, sus tiempos marcarán si logra tener fueros antes de una definición. La semana entrante el Senado intentará sesionar para votar la ley de Ficha Limpia. Los números no están claros, pero nunca antes esa iniciativa estuvo tan cerca de sancionarse. Si se logra, la expresidente, con condena ratificada en segunda instancia en el caso Vialidad, no podrá ser candidata a diputada nacional. En cambio, sí podrá ser candidata a diputada provincial, ya que Buenos Aires no tendría esa restricción. Elude Ficha Limpia, y se anticipan los tiempos para tener fueros (los consigue una vez que es electa). Meter los pies en el barro, como dijo ella, quizás es la mejor vía para evitar ir presa.

 

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