El problema es que en todos los temas en debate reina el ruido, la falta de coincidencias y las desconfianzas. Por eso, la lógica de esperar hasta febrero es puesta en duda porque nada se espera que cambie entre diciembre y febrero.
Lo único que puede llegar a generar una diferencia es la consolidación o no del fenómeno político de Javier Milei, sobre todo ante un fin de año y un verano que puede profundizar la buena imagen que están mostrando las encuestas o por el contrario, elevar los niveles de descontento.
Todos los años electorales el Congreso funciona a media máquina, pero este año se espera que el proceso se profundice, no solamente por tratarse de un año electoral, sino por la crisis que viven todos los espacios políticos, donde van a estar más atentos a ver cómo cierran sus acuerdos políticos a lo que pasa con el fondo de las cuestiones a debatirse.
El problema es que la actitud de Milei y los libertarios desconcierta a medio mundo, inclusive a los periodistas. El mismo gobierno que negocia con los gobernadores para avanzar con el Presupuesto es el que después dice que no están dadas las condiciones para tratarlo; el mismo oficialismo que firma el dictamen para votar Ficha Limpia termina diciendo que en realidad no convenía votarlo porque no era el mejor proyecto; la misma La Libertad Avanza que se queja del precedente que fijó el Senado al expulsar a Kueider sin primero suspenderlo y darle posibilidad de defensa es la misma que votó a favor de expulsarlo en el recinto (y ahora dice que la sesión es inválida).
La postura del Gobierno en este último caso era clara: evitar que se vote la expulsión de Kueider. El motivo principal no era defenderlo al senador entrerriano sino evitar que el kirchnerismo consiguiera una banca más, la de la camporista Estefanía Cora, que iba segunda en la lista donde fue electo pegado a la boleta de Alberto Fernández presidente y Cristina Fernández de Kirchner vice. Por eso se activaron todas las negociaciones para lograr que prosperara la suspensión sin goce de haberes hasta marzo, para darle tiempo a la justicia y para que no empiece el año parlamentario con el kirchnerismo con 34 bancas aseguradas, a apenas tres del quórum propio.
Esto llevó a situaciones como la de Victoria Villarruel -que quedó de nuevo en la mira de la Rosada por haber convocado a la sesión tan rápidamente- casi rogándole a los senadores radicales que votaran la suspensión. Era la postura que en principio estaban tomando, pero giró hacia la expulsión luego del pedido de desafuero y detención que hizo la jueza Sandra Arroyo Salgado. Controvertido razonamiento, porque ese pedido le daba más fuerza a la excusa de seguir los trámites naturales de un pedido de desafuero, sin que quede como que lo estaban defendiendo a Kueider. Pero lo que terminó sucediendo es que como el kirchnerismo aseguraba que no iba a votar la suspensión se asustaron y prefirieron votar la expulsión, como para que no quede la imagen de que en el Senado no pasaba absolutamente nada con el escándalo del senador que cruzó la frontera paraguaya con más de US$ 200 mil. El kirchnerismo, siempre firme para defender a los propios cuando son denunciados, corrió a todos primero convocando a la sesión y segundo, extorsionándolos diciendo que era expulsión o nada. Terminó siendo expulsión, en medio de un escándalo por la presencia de Villarruel, algo que probablemente la Justicia termine ratificando como válida, porque todavía no había firmado el acta de traspaso.
Todo 2025 en duda
Así, la dinámica del Congreso en el año próximo quedó envuelta en un halo de misterio e incertidumbre. Así como este año estuvo muy claro que el oficialismo recurría a una oposición dialoguista para avanzar con sus iniciativas claves, sobre todo la ley Bases y el paquete fiscal, para 2025 esas conversaciones quedaron dinamitadas. Al oficialismo se le hace cada vez más difícil conseguir número en la Cámara de Diputados porque hay sectores que ya están cada vez más duros. Y también más difícil en el Senado, donde ya no contaba con el radical Victor Zimmerman, que se pidió licencia para ser funcionario en el Chaco, ni tampoco ahora con Kueider, quien ya se sabe que en cualquier escenario no va a volver a pisar el recinto del Senado. Así, los 37 senadores que podría llegar a tener el oficialismo incluye a opositores como Martín Lousteau o la larretista Guadalupe Tagliaferri, quienes difícilmente vuelvan a prestarle votos al Gobierno, sobre todo en año electoral.
Por el contrario, la oposición es la que también intentará mover proyectos para condicionar el Gobierno, sobre todo mirando el Presupuesto 2025. Hay quienes dicen hay que poner en consideración el proyecto que mandó el Gobierno y aprobarlo así como está, algo que al oficialismo le genera desconfianza porque cree que en la discusión en particular van a intentar incorporar modificaciones. Si eso pasa volverá a recurrir al veto, pero no está claro si sigue teniendo a los “87 héroes” firmes para ratificarlos. ¿El PRO seguirá apoyando todo?
Pero lo cierto es que para la oposición, y ya lo reconocen los propios dirigentes, tampoco será fácil conseguir número para avanzar con iniciativas en medio de las negociaciones electorales. Cada uno estará viendo cómo quedan los armados en sus distritos y como quedan posicionados de cara la sociedad. El riesgo para muchos de la oposición dialoguista es, por ejemplo, quedar identificados como kirchneristas acompañando proyectos con ellos, algo que el gobierno sabe resaltar muy bien.
Ni siquiera proyectos por temas que la sociedad muestra preocupación, como la inseguridad, logran progresar. La baja de la edad de imputabilidad no tiene perspectivas favorables, creen en los ministerios de Seguridad y Justicia. La mayor discusión está en el número para bajar la edad. La única esperanza para el oficialismo es lograr que quienes se opongan teman pagar un alto costo electoral.
Capítulo aparte va a merecer la situación de la Corte Suprema. Javier Milei ya casi que confirmó que es inminente la designación de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla vía decreto. Dijo que si no avanza en el Congreso será inevitable. Y lo que está claro es que el oficialismo tampoco está moviendo demasiado las clavijas para lograr esa aprobación en el Senado. Una vez más, le echará la culpa a la oposición para justificar una medida que está tomando.
El juego electoral
En este sentido, el Congreso se volverá en 2025, según estos pronósticos, en solamente un escenario de posicionamientos políticos, donde las cuestiones de fondo probablemente no lleguen a tratarse. Cada uno de los sectores políticos va a intentar sacar algún rédito electoral. El kirchnerismo oponiéndose a cualquier iniciativa oficialista, demostrando ser la verdadera oposición a Milei. Los dialoguistas intentando impulsar algunas iniciativas, ya sea Presupuesto 2025 o Ficha Limpia. Y el oficialismo llevando su propia agenda, como la privatización de Aerolíneas Argentinas o la reforma tributaria que anunció Milei en la cadena nacional.
Ante esta perspectiva, lo que va haber que seguir es como los movimientos electorales se ven reflejados en el funcionamiento del Congreso. Macri ya dijo esta semana que el PRO va a presentar una oferta electoral, joven y moderna. Automáticamente esto se leyó con que va a ser en soledad, aunque ya se sabe que hasta que no se cierran las listas, lo que se dice en la previa no tiene valor legal. Pero si es cierto que viene creciendo en las filas del macrismo la idea de que van a tener que competir por sí solos en la próxima elección, tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en la provincia de Buenos Aires.
La pregunta es si el PRO conseguirá la misma cantidad de bancas yendo solos, porque como viene pasando en todas las elecciones de medio término se espera que sean un plebiscito de la gestión de Milei. Va a ser difícil para Macri encontrar el discurso justo para decir que apoyan en muchas cosas a Milei, pero no en las formas. Lo institucional no es garantía de sumar muchos votos. Además, las PASO, si no se eliminan, funcionarán como una encuesta que tradicionalmente tiene un efecto de polarización. Si el resultado en provincia de Buenos Aires es muy finito entre La Libertad Avanza y los K es de esperar que los votos que coseche el PRO fluyan a fortalecer al candidato oficial oficialista.
Como si fuera poco, un rato antes de que Macri dijera que iban a presentar candidatos propios, Javier Milei mandó una señal a todos los sectores no kirchneristas para ir unidos en la próxima elección. “Todos los que defendemos las ideas de la libertad debemos estar juntos, tenemos que terminar con los colectivistas y populistas de una vez, darles una paliza ejemplar”, afirmó.
El problema son los lugares. En La Libertad Avanza argumentan que quieren llenar el Congreso de oficialistas, no de opositores dialoguistas. La necesidad electoral ayudará a encarrilar esas negociaciones, tanto de oficialismo si ve que necesita un plus para ganar, como el de opositores si ven que quedan afuera de todo acepten.
Será clave en el análisis ver cómo estará la economía en el transcurso de 2025. Milei necesita que la inflación se mantenga a raya, que los salarios sigan recuperándose paulatinamente y que, por ende, el consumo vuelva a ser el catalizador de votos que siempre fue en la Argentina.
Esa película hoy favorece a Javier Milei, que si logra mantener el esquema económico, probablemente vea los réditos en las urnas y eso le permita ganar las bancas para tener más fuerzas para avanzar con las reformas desde 2026. Y ahí sí se volverá a reabrir en serio el Congreso.