Miercoles, 28 junio 2023
Sergio Massa, el principal candidato presidencial, sólo consiguió un par de lugares importantes. Sus intendentes amigos fueron «castigados» por los operadores de La Cámpora que «borraron» de las listas nacionales y provinciales a sus representantes en las listas de diputados y senadores.
La imperiosa necesidad de realizar PASO la había instalado Sergio Berni apenas terminaba de conocerse la catastrófica derrota de hace dos años. Casi tomándolo del cuello a Máximo Kirchner, le recriminó haberle impedido disputar una PASO en la Segunda Sección Electoral, zona norte de la provincia de Buenos Aires, que había dominado el intendente de Zárate, el vecinalista alineado con los K Osvaldo Caffaro.
Sin embargo, el propio Berni, que amenazó con armar su propia estructura política y había difundido la posibilidad de trabajar políticamente con Daniel Scioli cuando el motonauta había decidido lanzarse como precandidato, ahora no dijo nada y aceptó mansamente el beneficio del “dedo” y encabezará la lista de senadores provinciales que presentará Unión por la Patria en ese territorio.
Además, su esposa, la diputada nacional Agustina Propato, se presentará para competir contra Caffaro por el municipio que este gobierna desde hace más de una década. Caso cerrado. ¿PASO?, ¿qué pasó?, podría decirse.
El relato realizado por Cristina Fernández de Kirchner sobre el tortuoso cierre electoral sin interna y su posterior resolución con la fórmula Sergio Massa – Agustín Rossi sorprendió a quienes presumían que, de verdad, Alberto Fernández iba a mantener su palabra para que hubiera competencia interna y, además, terminó de confirmar que la dupla elegida no fue la que primera pensó la vicepresidenta en los últimos quince días.
Ella tenía en mente que Axel Kicillof fuera el candidato presidencial. Nunca lo ocultó. Lo único que la limitaba en este sentido era la ausencia de candidatos relevantes en el principal territorio electoral del país y en el cual ella y su hijo Máximo pretenden mantener el poder. Muchos le hablaron para que desista de lo que vehementemente, con razones electorales y basado en todos los estudios sociales, le proponía Máximo Kirchner. “¡La Provincia no corta boleta!», era la expresión política del hijo de los dos presidentes.
Alberto Descalzo, Juan José Mussi y Julio Pereyra, tres experimentados dirigentes que conducen sus territorios desde hace décadas, se lo repitieron cada vez que pudieron. También lo hicieron otros que, con menos frecuencia, podían hablar con la vicepresidenta, que cuando dijo que no sería candidata, abortó cualquier atisbo de orden político en el espacio que ella domina.
Lo de Wado de Pedro era una esperanza para reconciliarse con su núcleo duro, pero al igual que lo que pasaba con Cristina misma hace cuatro años, no alcanzaba para llegar a la victoria. La actualidad, mucho peor que cuando eligió por Twitter a Alberto Fernández, la obligó a recalcular tras el conflictivo acuerdo con el presidente.
Así llegó Sergio Massa a la cima de la fórmula del oficialismo. No sólo fue el tercero en la cabeza de la máxima decisora. Fue el cuarto. Primero ella, proscripta. Segundo Axel, tercero Wado y luego el ministro de Economía.
Uno de los jefes comunales que participó de toda la negociación por el armado de las listas de legisladores, se mostró más que frustrado por cómo terminó todo. “Estas experiencias sirven para aprender. Realmente no había necesidad de terminar todo como terminó, sin dejar tanta gente enojada”, le dijo a MDZ.
Si bien los cierres de listas dejan heridos y ganadores, en esta oportunidad los mayores reclutadores de votos para el oficialismo quedaron ofendidos. El principal, si bien no lo hizo público, fue Fernando Espinoza, el “dueño” de la mayor maquinaria electoral del Gran Buenos Aires. No sólo le “birlaron” un diputado nacional que termina a fin de años su mandato, sino que habilitaron al Movimiento Evita para que presentara su propia lista en la PASO local a través de Patricia Cubría. “Nuestro enfrentamiento directo con La Cámpora fue fatal”, reconoció un viejo dirigente local.
Facundo Tignanelli, el operador principal que tuvo Máximo Kirchner en el armado de las listas, lo privó no sólo de la legisladora nacional que podría haber sido reelecta, Liliana Yambrún, como así también le cambiaron la legisladora provincial por una que pertenece, directamente, a La Cámpora. “Y pensar que Máximo preside el PJ… Qué locura”, exclamó otro “herido” de todo el cierre al que le pidieron que intercediera con Mario Ishii para que pare “de pegarme…”, como le pidió el joven Kirchner. “Hablale vos”, fue la lacónica respuesta que recibió.