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El arzobispo de Rosario y ocho años de críticas por el escenario de violencia urbana

Sabado, 08 octubre 2022

Así como lo hizo en el Día de la Virgen de Rosario, Martín no desaprovechó oportunidad desde 2015 a la fecha para reclamar acciones concretas sobre las redes de narcotráfico que operan en los barrios

El pedido de «paz» y «seguridad» que planteó con dureza y sin eufemismos el arzobispo de Rosario Eduardo Martín durante la celebración del Día de la Virgen del Rosario están lejos de ser una novedad. No solo porque la violencia urbana es una presencia en la ciudad que se hizo cotidiana hace años, sino porque además desde que llegó a Rosario, en 2014, en cada oportunidad que encontró el arzobispo no dejó de insistir en el reclamo.

En 2015, durante el encuentro que mantuvo con el Papa Francisco, en Roma, no dejó justamente de hacer ante la máxima autoridad de la Iglesia una descripción de la crítica situación que ya por entonces atravesaban los barrios y quienes los habitaban. En las últimas horas, volvió a señalarlo. «Hay mucha sangre derramada», fue la frase que eligió en la jornada en que la ciudad celebra también su día por llevar el nombre de la Virgen.

En ese marco, La Capital, hizo un recorrido a lo largo de los años y de las declaraciones de Martín donde la violencia, los consumos problemáticos, los homicidios y la instalación de las redes delictivas y de narcotráfico no dejaron de estar en la agenda.

* Agosto de 2022

Martín se refirió tanto en la previa como durante la homilía en la que celebró a San Cayetano, el santo del pan y del trabajo, a la situación de la violencia de la ciudad. “Rosario se está desangrando”, dijo sin medias tintas y agrego: “Si esto no se para, nos va a arrastrar a todos”.

“Quiero poner el acento en la paz porque estamos viviendo una violencia terrible. Es hora de que las autoridades nacionales, provinciales y municipales se sienten a trabajar juntos y se tomen en serio lo que nos está pasando”, manifestó.

«Matan bebés, niños, jóvenes y ancianos. La ciudad está viviendo crímenes conmocionantes que lesionan la vida de personas que no se encuentran vinculados con círculos mafiosos, son ciudadanos inocentes que trabajan y transitan la ciudad, y encuentran la muerte en medio de las balaceras», dijo en esos días, e incluso llegó a señalar: “Lo que estamos viendo es que se está gestando un Estado dentro del Estado, porque ponen sus propias reglas”.

* Diciembre 2021

La celebración del Día de la Inmaculada Concepción fue otra oportunidad para plantear el hostil escenario. «Sin justicia no hay paz”, dijo en diciembre del año pasado y habló de una Rosario partida. «La ciudad está partida entre el centro y las avenidas, pero hay muchos barrios postergados, con mucha pobreza y el factor del narcotráfico, que genera muchas muertes de gente inocente”, dijo.

“La política tiene que cortar los canales de lavado de dinero, el tráfico de armas y la droga, que son los puntos neurálgicos”, agregó.

* Julio de 2021

Fue durante una misa que ofició en el marco de una Jornada por el Cese de la Violencia que el arzobispo no dejó de insistir en la cotidianidad de los rosarinos.

“Vivimos detrás de rejas y de sistemas de alarmas por miedo a que violenten nuestros domicilios, a que nos roben; tenemos miedo de ser víctimas de violencia con armas de fuego”, afirmó y consideró que en la ciudad “desde hace años pareciera que existe una legalización de hecho del comercio de drogas”.

«A diario vemos cómo se elimina vidas llegando a naturalizar también la muerte», afirmó.

* Septiembre de 2020

En plena pandemia de Covid 19, cuando el virus hacía imposible la presencialidad, fue el propio sitio web del Arzobispado de Rosario el espacio que encontró para hacer público un documento donde se expresó sobre la situación.

Allí planteó la urgente necesidad de conversión de una sociedad que «está enferma» y se refirió a «la violencia asesina del narcotráfico como un emergente de una sociedad que ha naturalizado el consumo de sustancias y no ha trabajado en la prevención y asistencia de las personas que la padecen».

* Septiembre de 2018

Cuando la parroquia María Reina y la Escuela Pablo VI del barrio Larrea fueron blanco de disparos el arzobispo no solo se acercó hasta el barrio, a la zona de México al 1100 bis, para conversar con Juan Pablo Núñez, el sacerdote a cargo de esos espacios y que había sido el punto de las amenazas, sino que además volvió a reclamar en ese momento la «presencia del Estado» en los barrios.

Martín no solo se refirió a la situación de «mucho temor» que pasaba por esas horas la comunidad, sino que además calificó el hecho como «un ataque salvaje».

«Nosotros no tenemos los medios para solucionar (la violencia), no es nuestra competencia. Que las autoridades tomen cartas en el asunto para aplacar la ola de violencia», afirmó en esos días.

«No podemos tomar justicia por nuestra cuenta. Tienen que luchar en distintos frentes. Hay aspectos financieros del narcotráfico. ¿Cómo puede correr tanta plata negra sin problemas? Debe haber puntos financieros para atacar. ¿Por qué tantas armas para atacar? Debe haber toda una acción concreta en los barrios», volvió a pedir.

* Febrero de 2015

Se celebraba el Día de la Creación de la Bandera y hacía menos de un año que Martín se había hecho cargo del Arzobispado de Rosario. Ese fue uno de los primeros escenarios donde planteó, por entonces al gobernador Antonio Bonfatti, lo «preocupante» del escenario y reclamó: “Las autoridades tendrán que tomar las medidas de mayor seguridad y vigilancia”.

“Siento gran dolor, es una situación que nos preocupa y a la que es muy difícil ponerle coto porque es como una guerra entre facciones y en donde a veces cae gente que no tenía nada que ver. Esto es muy preocupante y las autoridades tendrán que tomar las medidas para garantizar mayor seguridad”, declaró el arzobispo a poco de finalizado el acto oficial.