Lunes, 02 enero 2023
En la localidad de San Jerónimo, muy cerca de Medellín, se encuentra esta escuela sustentable de 31 m2. Tuvo un costo de 20 mil dólares y se destaca por generar su propia energía, recolectar el agua de la lluvia, una correcta gestión de los residuos, y fue construida con materiales renovables.
La decisión de construir una institución educativa con arquitectura sustentable tiene un impacto directo en la comunidad. Se trata de un lugar seguro, saludable y eficiente para los niños. Esto abarca desde una clara mejoría de la calidad del aire hasta la reducción de la contaminación sonora.
Además del gran tema en cuestión que es la promoción del uso de energías renovables. La idea surge de la asociación civil uruguaya TAGMA, una organización que se dedica al desarrollo de proyectos educativos, participativos y sostenibles en Latinoamérica.
En este caso trabajaron en alianza con el estudio “Plan: b arquitectos” para este proyecto innovador que se ubica en San Jerónimo, Antioquia, Colombia. Cuenta con un pórtico de madera y se destaca por tener un techo hecho con palma natural tejida. Se le agregan cerramientos en marcos de aluminio y vidrio templado con control UV, madera, guadua (una subfamilia del bambú) y acabados en revoques en tierra. La losa es de contrapiso en hormigón reforzado y además cuenta con un mobiliario en llantas recicladas y madera.
En la misma línea de aprovechamiento de todos los posibles materiales, el baño se realizó con paredes de botellas de vidrio recicladas, con una estructura en madera y teja termoacústica. Por otro lado, el tanque de agua también tiene una estructura en
madera, cerramiento en guadua y cubierta en teja termoacústica.
En cuanto al paisajismo, se resolvió con muros de contención en llantas recicladas y hormigón, losas de contrapiso en hormigón reforzado y pisos en grava. Los arquitectos Felipe y Federico Mesa crearon este “Aula ambiental” para promover su mirada de una arquitectura que se entienda con el entorno.
El proyecto se compone de un aula flexible para clases, capacitaciones y reuniones; un baño exterior, un tanque que recoge el agua de la lluvia del techo del edificio vecino, un kiosko para reuniones -diseñando y construido por Tagma-, huertas, y paisajismo.
¿Por qué eligieron San Jerónimo? Felipe Mesa responde que “visitamos cuatro lugares diferentes. Recomendamos trabajar en San Jerónimo, porque tenían un buen lote, y oportunidades para tener un buen impacto en la comunidad educativa. Ahora, la idea
arquitectónica del edificio principal, es nuestra. Propusimos un edificio con estructura en madera, y con un marco muy estable, generando un espacio triangular, sencillo y flexible”.
Sobre la razón de usar la palma natural tejida, Mesa declara que “tradicionalmente en el Caribe colombiano se usan las hojas de palma aguja como material de cubierta. Se dejan secar, y se ponen traslapadas sobre una subestructura en madera. Juntas configuran un tejido impermeable y que controla muy bien el clima interior de los edificios. Tiene buena masa térmica, y si hay ventilación cruzada, funciona muy bien, generando sombra y reduciendo la temperatura”.
Otro dato que se aporta desde “Plan B” es que se participó desde la etapa inicial para la elección del municipio y la institución educativa elegida para construir el proyecto. El lugar para intervenir fue la escuela “El Rincón” en el municipio de San Jerónimo,
Antioquia, localidad ubicada a una hora de Medellín. Anteriormente el colegio tenía dos edificios largos y paralelos articulados por un patio, y un espacio abierto disponible para la nueva aula. De allí fue que la idea propuesta era continuar con el mismo
esquema urbano de barras paralelas, separadas por patios y jardines.
El área disponible estaba conectada a un camino peatonal, al barrio cercano y, además, estaba rodeada de árboles nativos. “Para el aula propusimos una estructura con sección triangular de madera inmunizada, resistente y de bajo mantenimiento; cerramientos en ladrillos de arcilla, madera y guadua; fachadas en vidrios templados donados; y un techo grueso en palma” comentan y agregan que “esta construcción, que posee ventilaciones cruzadas y una orientación sur-norte, soporta seis paneles solares conectados en serie, que generan suficiente energía para su funcionamiento”.
El baño tiene un sistema de aguas autónomo. Esto quiere decir que las aguas negras son tomadas por un biodigestor y luego llegan a una celda botánica; las aguas grises pasan por filtros y van a una segunda celda botánica. Y por último estos sistemas son
complementados por huertas, composteras, un “hotel para insectos” y un tratamiento de residuos. Esto tiene un impacto directo en la educación, puesto que el programa de este pequeño edificio es la educación ambiental teórica y práctica. “Por ello, sus múltiples estrategias sostenibles se articulan, son visibles y hacen parte de la experiencia educativa” sostienen.