Martes, 10 de diciembre de 2024
En el primer año de Javier Milei se sancionaron 44 leyes, solo tres estuvieron relacionadas con la economía. Los detalles de una tensa relación.
A las 11.56 Javier Milei juró como presidente de la Nación ante 300 diputados y senadores, se rio con Cristina Fernández de Kirchner, abrazó a Alberto Fernández, dio media vuelta y salió por el Salón Pasos Perdidos, se dirigió a la explanada del Palacio Legislativo y, desde ahí, de espaldas a los legisladores, inició su Gobierno. «Los argentinos de bien hemos decretado el fin de la noche populista y el renacer de una Argentina liberal y libertaria», dijo eufórico al rayo del sol, acompañado por distintos presidentes del mundo.
En su primer año de Gobierno Javier Milei aprendió a jugar a la política. Del «no se negocia nada» al «se busca acuerdos con todos los bloques», con traspiés técnicos al fino manejo del quórum para derribar una sesión. El paquete de la Ley Bases y el Pacto Fiscal absorbió la primera mitad del año parlamentario, que empezó a debatirse en enero y se aprobó a fines de junio, después de varios idas y vueltas.
El arsenal de insultos que Milei lanzó a los legisladores y al Congreso, que llamó «nido de ratas», no le impidió avanzar con la sanción de algunas leyes. En el primer año de gestión se aprobaron 44 leyes, de las cuales solo dos estuvieron relacionadas con la agenda económica: Bases y Pacto Fiscal. La gran mayoría, 31, fueron tratados internacionales, según un recuento que hizo la ONG Directorio Legislativo.
La oposición logró la sanción de ocho proyectos, pero dos fueron vetados, la de Movilidad Jubilatoria y la de Financiamiento Universitario. En ambos casos, se intentó rechazar el veto, pero el oficialismo apeló a sus aliados para juntar 87 voluntades que defiendan la decisión del Gobierno nacional. A ellos los llamó «héroes».
La Libertad Avanza fue el bloque oficialista con menor cantidad de diputados. Más allá de las idas y vueltas, siempre tuvieron alrededor de 40. En la mayoría de las ocasiones contaron con el PRO como principal aliado, salvo cuando hubo que tratar el decreto de necesidad y urgencia que le dio 100 mil millones de pesos a la SIDE para fondos reservados.
Mauricio Macri decidió marcarle un límite a Santiago Caputo y mandó a los diputados y senadores que responden a su conducción a votar en contra. Fue la primera vez que ambas cámaras parlamentarias rechazaron un decreto de necesidad y urgencia, que rigen desde 2006.
En comparativa con los primeros años de las gestiones previas, la de Milei fue la que menos leyes sancionó. Sin embargo, hay que entender las particularidades de cada uno de los gobiernos. Por ejemplo, en el primer año de la última presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (Frente para la Victoria) se sancionaron 114 leyes, donde el peronismo ya gobernaba hace ocho años con mayoría automática en ambas cámaras.
Tal vez el ciclo más comparable sea el de Mauricio Macri (Cambiemos), donde el interbloque oficialista tenía 87 diputados, un número similar al que junta La Libertad Avanza con el PRO. En ese primer año de gestión se sancionaron 97 leyes. Con Alberto Fernández (Frente de Todos), el oficialismo tenía alrededor de 110 diputados y la mayoría en el Senado. Sin embargo, la irrupción de la pandemia de coronavirus obligó al Congreso a funcionar de forma telemática a partir de mayo. En ese 2020 se sancionaron 64 leyes, entre las que se destaca la Ley de Aborto y los tratados para la llegada de vacunas.
En el primer año de Gobierno de Javier Milei hubo 24 sesiones, entre las que están las de tablas, especiales, extraordinarias y las informativas. De estas, 14 fueron en Diputados y 10 en el Senado.
En términos políticos, la relación con el Congreso de la Nación en el primer Gobierno de Javier Milei trajo un déja vú para la política local. La pelea entre el Presidente y la vice, que comenzó antes del 10 de diciembre, motorizada por Santiago Caputo y Karina Milei, dividió aguas en el Congreso. El malestar creció en las primeras semanas de marzo cuando Victoria Villarruel debió convocar a la sesión especial pedida por la oposición para rechazar el DNU 70/23, que la Cámara alta efectivamente desestimó pero Diputados nunca lo hizo.
Otro de los puntos de alta tensión fue el rechazo de la vice a la candidatura del juez federal Ariel Lijo a la Corte Suprema de Justicia. Frente al Colegio de Abogados de la Capital Federal, dijo que no cuenta con «los pergaminos suficientes». «No creo que haya sido la mejor elección y simplemente ha sido una candidatura controversial. Todos hubiéramos querido tener un candidato que nos enorgullezca, que va a poder desenvolver la más alta judicatura con la suficiente rectitud, honestidad y sabiduría posible; y no es este el caso», señaló el día anterior a que el candidato de la Casa Rosada para el máximo tribunal defendiera su candidatura en la Cámara alta.
En cambio, con Martín Menem la relación fue distinta. La rápida designación de Eduardo «Lule» Menem en la Casa Rosada al lado de El Jefe le permitió al joven presidente de la Cámara baja tener un lugar clave en el armado de La Libertad Avanza a nivel nacional. Viajó con Karina y Sebastián Pareja por las distintas provincias del país para fundar el partido a nivel nacional. Esto le llevó a tener un trato privilegiado con la mujer más importante del Gobierno nacional. Además, en las últimas semanas impulsó a su sobrino, Sharif Menem, como uno de los referentes de la juventud libertaria.