Martes, 28 noviembre 2023
La comediante e imitadora se encuentra en una encrucijada que definirá su rumbo por los próximos 4 años. Cuál fue el manual de ruta de antecesoras como Evita Perón y Fabiola Yáñez.
La comediante e imitadora se encuentra en una encrucijada que definirá el rumbo de su vida por al menos los próximos 4 años. ¿Podrá seguir con su vida artística y acompañar a su novio entre las turbias aguas políticas? (Foto: Instagram / soyfatimaflorez)
El triunfo del libertario Javier Milei en las elecciones presidenciales trajo consigo no solo un golpe que sacudió el terreno político, sino que además, como consecuencia directa, centró gran parte de la atención en su novia, la capocómica Fátima Florez. El impacto inicial de los resultados comiciales fue superado luego por la aparición de la artista en la sede de campaña del partido La Libertad Avanza, donde hizo gala de su marcado histrionismo.
Ese día, la polifacética se abrió paso entre la multitud partidista con una sonrisa espléndida, ojos muy abiertos, andar cadencioso y un vestido negro que recibió todo tipo de comentarios. Lejos del rictus que acompaña en ocasiones a los políticos, la rubia se destacó entre la multitud por sus efusivos saludos, abrazos y gestos.
Pero el momento “blooper” imperdible lo protagonizó la actriz, cuando en medio del discurso que Milei dirigió a sus votantes en la Avenida Córdoba, se dejó llevar por la emoción del momento y repitió de memoria la definición del liberalismo según Alberto Benegas Lynch.
Nadie desestima el talento de Fátima Florez, considerada como una de las mejores imitadoras del país. No en vano tiene una amplia trayectoria en la televisión, el teatro e importantes premios que lo avalan, incluyendo dos estatuillas de los Martín Fierro. Pero, dada la responsabilidad que su pareja asumió frente al primer cargo del país, la pregunta se desliza sola. ¿Será capaz de asumir el rol de primera dama? Porque vale decirlo, si bien la artista no tiene problemas en meterse en la piel de varios personeros políticos, convertirse ella misma en una ficha visible dentro del proceso del libertario, es un tema completamente aparte.
Al menos las leyes no serían impedimento para este fin y su profesión tampoco. Además, no se trata de un caso aislado. Como la historia nacional nos señala, al menos Fátima puede fiarse en el camino que trazaron varias antecesoras al cargo para hacerse con esta tarea y no fallar en el intento.
De las tablas y escenarios a la Casa Rosada: las primeras damas que hicieron historia en Argentina
En el contexto nacional, es imposible referirse a este tema sin evocar a la icónica figura de Eva Duarte, quien luego adoptó el apellido de su esposo, el expresidente Juan Domingo Perón. Evita trabajó como actriz en el teatro, el cine y la radio, pero realmente, fue su papel con alto impacto social y humanitario lo que la inmortalizó.
Si bien su belleza la adornaba y su talante artístico la precedió, los fundamentos de su pensamiento y accionar político enmarcados en cada uno de sus discursos, le dieron tal preponderancia, que hay quien opine que casi logró desplazar el protagonismo al recordado exmandatario.
Ciertamente, también existen otros casos, como el de Regina Pacini, esposa del expresidente Marcelo Torcuato de Alvear, una figura destacada en el cantó lírico de la Argentina de 1890. Su voz, elogiada entre los escenarios europeos y la movida artística nacional de la época, la llevó a impulsar la cultura y sumó prestigio a la ópera nacional.
Aunque no llegó a ser primera dama, la historia de la Miss chilena y personalidad televisiva Cecilia Bolocco, junto al expresidente Carlos Menem, fue todo un acontecimiento político y social en la década de los noventas.
Ella es paradójicamente quien más se acerca al perfil de Fátima Florez, pero durante su matrimonio no estuvo exenta de controversias. Su alto perfil mediático, porte aristocrático y continua presencia en las tapas de revistas, generó opiniones encontradas entre la población.
Un caso actual por supuesto, es el de la actual primera dama de la Nación, Fabiola Yánez, esposa del presidente saliente Alberto Fernández. En su vida artística fue actriz de circuitos independientes y tuvo presencia en el mundo televisivo, como panelista, notera y conductora de varios ciclos televisivos. Actualmente se dedica de lleno a cumplir funciones como presidenta honorífica de la fundación Banco Nación.
Aunque en el presente, la imitadora niega que se desprenderá de su carrera artística para ocupar un puesto casi ornamental junto a su pareja, hay quienes se permiten dudar sobre esta convicción. Los argumentos son variados, desde temas de seguridad, protocolo, presencialidad e incluso, hasta por necesidad país.
Tal como sucedió en el caso de sus predecesoras, hay dos formas de enfrentar los retos propios de este nombramiento: 1. Desprenderse por completo y sumarse al proyecto político o 2. Contribuir con el gremio artístico desde una posición más elevada. No sería un adiós, sino un hasta luego en su vínculo con los escenarios.
Fátima Florez, una primera dama muy singular
Por el momento, no es posible prever si efectivamente Fátima Florez se mudará próximamente junto al presidente electo a la Quinta presidencial de Olivos, así que las hipótesis están a la orden del día. La palabra protocolo acompañó el nombre de la actriz en distintos programas de opinión y espectáculos durante la última semana, y la dinámica de debate se centró en su capacidad o la falta de ella para asumir el reto.
Sin embargo, hay voces que creen anticipar lo que vendrá y defienden el legítimo derecho de Fátima a actuar según crea conveniente. Una de ellas fue la periodista Mariana Brey, que durante la transmisión de Socios del Espectáculo (eltrece), apuntó: “Me parece que si fuera Moria Casán la primera dama, que se viste como se le canta, nadie le estaría pidiendo que use trajecito. Fátima puede vestirse como ella quiera, para algunos puede ser desubicado, pero en ese aspecto va a morir en la de ella”.
En realidad, nadie espera que la capocómica compita contra la iconicidad de Eva Perón o se convierta de la noche a la mañana en una exquisita e impoluta socialité argentina, al más puro estilo de Juliana Awada, por mencionar un caso. Sin apurar el paso, Florez será quien decida si debe encontrar su propio lugar de la mano de su pareja o intentará moverse entre dos aguas que, por lo general, no se mezclan. En la espera de los próximos acontecimientos, solo queda recordar su palabra con respecto a este tópico.
“Ambos trabajamos mucho y encontramos nuestros momentos. Nos divertimos, intentamos no hablar del trabajo. De ninguna manera abandonaría mi carrera. Soy la novia de Javier, lo voy acompañar sentimentalmente, emocionalmente y físicamente”, comentó la polifacética en una entrevista que concedió recientemente a la revista Caras.