• 22 de febrero de 2025 03:12

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Cristina Fernández de Kirchner confía en el miedo del peronismo a una tremenda derrota

Feb 21, 2025

Viernes, 21 de febrero de 2025

La política bonaerense se encuentra inmovilizada y cada sector espera el desarrollo del escándalo $LIBRA. Axel Kicillof sabe que debe decidir si desdoblar la elección pero duda romper ya con CFK.
Cristina Fernández de Kirchner confía en el miedo del peronismo a una tremenda derrota

Axel Kicillof no sabe, ni puede, capitalizar este delicado momento institucional y político por el que atraviesa Javier Milei. Su discurso y su historia lo condenan a confrontar el modelo pero no se permite correrse un milímetro hacia el centro, donde la mayoría de los intendentes, legisladores y gremialistas que quieren apoyarlo le piden que vaya.

Hasta el miércoles, solo unos treinta jefes comunales habían firmado una carta abierta que manifestaba el apoyo a su proyecto político. El resto mira y espera aunque todos consideren que él es el vehículo más adecuado para ganarle la carrera de 2027 a Cristina Fernández de Kirchner. Y, quizás, ahí radique el problema. Es que en el entorno del gobernador ya empieza a pesar más la opinión de que «Axel quiere ser usado por los que no se animan a pelear solos».

En medio de la crisis que le produjo la falta de presupuesto y fiscal impositiva, «Kicillof no echó a nadie de La Cámpora. Mantuvo a todos en sus lugares y, además, cuando movió un ministro lo cambió por otro del mismo palo», dijo uno de los intendentes que están esperando que Kicillof se anime a romper. Y romper es ser muy parecido a Javier Milei. Motosierra y a otra cosa.

Jorge Ferraresi, Mario Secco, Fernando Gray, Ariel Sujarchuk, Julio Zamora, Gabriel Katopodis, Fernando Moreira, Lucas Ghi, Mariano Cascallares y Fernando Espinoza son algunos de los más importantes dirigentes territoriales que esperan que «pase algo». Lo mismo escucharon Sujarchuk y Zamora, acompañados por el exarmador de Ricardo Quintela, Gustavo Aguilera, del secretario general de UPCN, Andrés Rodríguez.

Hace un mes, Juan Zabaleta, el iniciador de este planeta variopinto, donde varios se recelan entre sí, había trazado el paralelismo que refleja buena parte de la discusión. «Hoy Cristina es como el Herminio Iglesias de los ’80», había dicho.

En sucesivas entrevistas, Sujarchuk, intendente de Escobar, había reclamado la unión de «los normales». Él califica de esta forma a administradores y dirigentes que antes se encolumnaban en la ancha avenida del medio pero que siempre queda muy finita. Por eso volvieron a intentar la expansión con una puesta común con Soledad Martínez, la intendenta de Vicente López, otra dirigente dispuesta a no compartir lista con los libertarios.

Los intendentes y el debate de la provincia, la inseguridad.

A pesar de todos estos encuentros y reuniones, Axel Kicillof no mueve ningún músculo político para ampliar o cambiar su equipo de trabajo. La estreches del mismo lo encorseta a concentrarse en lo conocido. Están esperando su discurso del 5 de marzo para saber para dónde saldrá.

«Lo dejaron sin recursos y no movió. Prometían cambios para principios de año y no pasó nada. Ahora esperemos el 5», dice casi resignado uno de los que creen que Axel Kicillof debe hacerse cargo directamente de la conducción del nuevo proceso. El problema para él y para otros, como su par Ricardo Quintela, es que el gobernador bonaerense nunca fue conductor salvo cuando participó de la agrupación juvenil TXT en la Universidad de Ciencias Económicas. Luego todo lo que tuvo fue por cesión directa de Cristina Fernández de Kirchner, a la que ahora debe desterrar.

Este viernes, por la tarde noche, habrá otra juntada, esta vez con el propio Quintela, Zabaleta, Ferraresi, Sujarchuk y Zamora. Todos están del lado del no acuerdo con La Cámpora y el deseo de emancipación del gobernador, a través de un desdoblamiento electoral claro, que anticipe la elección en la Provincia, algo que los Kirchner no quieren.

La confusión, igualmente, atraviesa todos los campamentos y en los asados o reuniones informales que se construyen de un día hacia el otro todo termina de la misma manera. «Llegamos, comemos, analizamos y nos vamos, pero ni siquiera una agrupación de barrio podemos armar», confesó uno de los que ya se está cansando de participar de estos grupos de autoayuda.

Para agregar un poco más a la confusión general, Luis Barrionuevo promete armar la juventud sindical mileísta. Ya había lanzado Trabaj.Ar hace diez días en Mar del Plata rodeado de dirigentes gremiales y la adhesión de los gobernadores Jalil, Llaryora, Torres y Vidal, en donde los discursos era claramente anti k y, también, híper críticos de Javier Milei. Además, en su lugar en el mundo, Mar del Plata, recibió y habló con intendentes y legisladores de todas las corrientes. Inclusive Axel Kicillof, a través de sus referentes de confianza, le habían pedido apoyo logístico para el acto que iba a armar y luego levantó en La Feliz por esa misma fecha.

Sin plata, con intrigas palaciegas de cambios de gabinete y la posiblilidad de Sergio Berni como ministro no solo de Seguridad sino también de Justicia, con lo cual se iría el camporista Martín Mena, el próximo cinco nuevamente volverá a empezar la gestión Kicillof, quizás, en sus horas más decisivas.

 

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