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¿Cómo sería una guerra nuclear iniciada por Rusia?

Sabado, 08 octubre 2022

Los especialistas descartan un paralelismo con la Guerra Fría, pero el peligro de una escalada fuera de control igualmente existe

El presidente Joe Biden respondió a las continuas amenazas de Vladimir Putin y sus ministros y generales de usar armas nucleares en la guerra contra Ucrania. El pronunciamiento de Biden llegó el día en que Putin cumplió 70 años, por cierto en un escenario internacional muy adverso por el pésimo desempeño de sus ejércitos en Ucrania.

Pero ¿cómo sería hoy una guerra nuclear? La imagen del «Armagedón» invocada por Biden no parece ser el caso…al menos no en principio. Una guerra nuclear limitada al campo de batalla con bombas «chicas» y en zonas abiertas, no contra ciudades sino contra unidades militares, parece lo más probable. Rusia atacaría las posiciones militares más fuertes de Ucrania. Estados Unidos y la Otán no responderían del mismo modo, sino con una abrumadora ofensiva aérea que barrería del mapa a las ya debilitadas fuerzas armadas de Rusia, según consignó recientemente un prominente general estadounidense, David Petraeus, esta semana. Pero el peligro de escalada nuclear sería enorme, así que la similitud con la Guerra Fría (1945/1991) no desaparece del todo, ni mucho menos.

Analistas afirman que Moscú posiblemente dispare una o varias armas nucleares «tácticas». Se trata de armas atómicas pequeñas con un poder explosivo que va de 0.3 hasta 100 kilotones, comparados con los 1.2 megatones de la mayor cabeza nuclear estadounidense en servicio, la bomba de aviación B-83, o las enormes bombas «H» de la Guerra Fría, que superaban los 5, 10 o incluso hasta los 25 megatones, es decir más de mil veces la potencia de la bomba que destruyó Nagasaki (20 a 22 kilotones).

Las bombas nucleares tácticas están diseñadas para el campo de batalla y los misiles que las portan tienen un alcance de unos cientos de km en el caso de los misiles, como el conocido misil Iskander ruso. En cambio, las armas estratégicas están diseñadas para destruir blancos militares «duros» como silos de misiles nucleares subterráneos, o grandes ciudades, tienen un alcance de más de 5000 km. Son los «ICBM», los misiles nucleares de cabezas múltiples con hasta 10000 km de alcance y sus pares lanzados desde submarinos, los LCBM. Sus ojivas tienen una potencia muy variable desde los 150 kilotones a los 450 kilotones de los Trident submarinos de EEUU y los 800 kilotones de los misiles más potentes de Rusia. Su poder radica en que cada misil lleva varias de estas armas, hasta 10 o más de 10, aunque un tratado de armas vigente limita este número. Algo que en caso de guerra podría dejarse de lado. Estas armas no se usarían en una guerra nuclear «limitada» al campo de batalla ucraniano. Pero el riesgo de escalada es altísimo y nadie sabe cómo reaccionaría Putin a una respuesta de la Otán a su uso limitado de armas nucleares.

Los términos «pequeñas» y «limitadas» son relativos. La bomba atómica que Estados Unidos arrojó sobre Hiroshima en 1945, con un efecto devastador, tenía un poder de apenas 12 a 15 kilotones. El objetivo de Rusia con el uso de armas nucleares tácticas sería obligar a una rendición de Ucrania y dividir a los países occidentales que la apoyan. Mark Cancian, experto del programa CSIS de seguridad internacional en Washington, dice que Rusia probablemente no recurra a sus armas nucleares por ser algo poco práctico. Estima que para capturar unos 32 kilómetros de territorio debería usar unas 20 bombas nucleares pequeñas, lo que significaría un pequeño avance en comparación con el alto riesgo que conllevaría usar esas armas. «Usar una sola bomba no sería suficiente», afirma Cancian. Por esto no cree que Moscú recurra a su uso.

Pero Moscú podría detonar una bomba nuclear a gran altura sobre Ucrania para generar el llamado «pulso electromagnético», que colapsaría los equipos electrónicos, las redes eléctricas e incluso los motores de los vehículos. O podría optar por mayor destrucción y muerte atacando bases militares ucranianas, o golpeando un centro urbano como Kiev o Jarkov, generando bajas masivas y matando posiblemente al liderazgo político del país. Algo que piden continuamente los ultranacionalistas rusos en los programas de la televisión estatal.

Tales escenarios «probablemente estarían diseñados para dividir la alianza de la Otán y el consenso global contra Putin», escribió Jon Wolfsthal, un exasesor de la Casa Blanca y experto en el tema nuclear. Pero «no está claro si esto podría tener éxito, y fácilmente podría ser visto tanto como un acto de desesperación como de determinación», explicó.

Occidente ha permanecido ambiguo sobre su respuesta a un posible ataque nuclear táctico de Rusia, y las opciones son complicadas. Estados Unidos y la Otán no quieren parecer débiles frente a a amenaza nuclear explícita y repetida de Rusia. Expertos creen que dicha respuesta podría venir de la Otán como bloque, en lugar de una respuesta de Estados Unidos en solitario. Pero cualquier respuesta debería «asegurar tanto que la situación militar de Putin no mejore con dicho ataque, y que su posición política, económica y militar sufra como resultado», estima Wolfsthal. Estados Unidos tiene desde hace años un centenar de sus propias armas nucleares tácticas en países de la Otán y podría responder al mismo nivel contra las fuerzas rusas.

Esto demostraría determinación y le recordaría a Moscú el peligro de sus acciones, de acuerdo con Matthew Kroenig, del Atlantic Council. Sin embargo, «esto también puede provocar una represalia nuclear rusa, elevando el riesgo de un mayor intercambio nuclear y de un mayor desastre humanitario». Otro riesgo es que algunos miembros de la Otán rechacen una respuesta nuclear, sirviendo a los objetivos de Putin de debilitar la alianza. Responder a un ataque nuclear ruso en un modo más convencional militarmente o por la vía diplomática, y proveer a Ucrania con armas más letales para atacar a Rusia puede ser más efectivo, dicen algunos expertos.

«Un uso nuclear ruso puede ser un inicio para convencer a países que hasta ahora se han mostrado reticentes -como India y posiblemente China- de participar en el escalamiento de las sanciones», opina Kroenig. Además, Estados Unidos podría ofrecer a Ucrania aeronaves de la Otán, misiles antimisil Patriot y baterías de antimisiles THAAD, así como los misiles de largo alcance ATACMS que podrían ser usados por los ucranianos para golpear a Rusia dentro de su territorio. Son los Patriot y los THAAD las armas que precisamente le faltan por estos días a Ucrania, que soporta a diariobombardeos de misiles rusos en la zona de Kiev y Zaporiyia. «Sin importar cuales sean las restricciones que tengamos en las armas proporcionadas a Ucrania, y creo que hay varias, creo que hay que eliminarlas todas», afirma Cancian.

Otra hipótesis la deslizó el general David Petraeus, ex comandante aliado en Irak y Afganistán y ex director de la CIA. Consultado por un canal de EEUU respondió con contundencia: «Responderíamos liderando un esfuerzo de la Otán, un esfuerzo colectivo, que eliminaría todas las fuerzas convencionales rusas que podamos ver e identificar en el campo de batalla en Ucrania y también en Crimea y todos los barcos en el Mar Negro”, pero con armas convencionales, mediante una abrumadora ofensiva aérea.