Viernes, 4 de abril de 2025
La gestión del tiempo a la hora de adquirir conocimientos es una habilidad muy valorada y necesaria cuando se acercan los exámenes y en el ajetreo de la vida cotidiana. Algunas técnicas pueden ser muy útiles para maximizar los resultados

Eficiencia y progreso es un aspiracional de todo aquel que busca potenciar su aprendizaje y adquirir nuevos conocimientos, en especial en el mundo adulto cuando el día a día queda impactado por las obligaciones profesionales y personales.
Existen diversas técnicas que permiten potenciar el tiempo y la asimilación de saberes y que pueden adaptarse a la necesidad de cada estudiante y/o profesional.
Te invitamos a conocer cinco métodos de fácil aplicación que van a permitir ordenarte y avanzar en tus estudios.

Pomodoro: los 25 minutos de oro
Esta técnica desarrollada por Francesco Cirillo en los años 80 tiene numerosos adeptos y no solo en cuestiones educativas ya que propone un método simple que puede aplicarse a diversos ámbitos. Se basa en un esquema de bloques llamados “Pomodoros” de 25 minutos de concentración para el estudio y/ o trabajo y seguidos de breves descansos de 5 minutos.
Utilizar un temporizador puede ser una buena decisión para cumplir con la técnica. Luego de una serie de cuatro pomodoros llega la oportunidad de un descanso más largo de 15 a 30 minutos dependiendo del tiempo del que se disponga y del nivel de cansancio que haya producido la tarea.
Siendo un estudiante universitario, el ingeniero informático Cirilo creó esta técnica que lleva el nombre de “Tomate” en italiano porque justamente usaba un temporizador de cocina que tenía la forma de este fruto.
Esta técnica de máxima concentración- aquí es clave ser honesto y eliminar todas las interrupciones y/o posibles distracciones durante cada serie- inspiró aplicaciones de software que se centran en la productividad. Además, llevar a cabo un pomodoro tiene la recompensa de saber que uno puso el máximo foco en una actividad en un presente donde es muy fácil “conectarse” con otro tema o actividad.
Un ejemplo para aplicar la técnica Pomodoro puede ser la de utilizar cada serie para estudiar un capítulo de un libro, repasar un tema particular o incluso desafiarse con un problema puntual.

Feynman: de lo complejo a lo sencillo
Fue el físico teórico estadounidense Richard Feynman, ganador de un premio Nobel, quien propuso esta técnica de estudio que hoy lleva su nombre. Básicamente se trata de transformarse en “docente” y enseñarle lo que has aprendido a otra persona o a tí mismo, como un ejercicio de autoevaluación para saber si realmente se han comprendido y adquirido conocimientos.
Consta de cuatro simples pasos. Primero se debe elegir un concepto que se considera aprendido, luego se escribe una explicación simple del tema como si tu público fuese un niño pequeño. Tercero debes identificar aquellas áreas que te generaron una dificultad a la hora de poner en palabras el tema y en cuarto lugar debes revisar tu explicación hasta que puedas resumir la misma con claridad.
El desarrollo de esta técnica de estudio se disparó a partir de la propia experiencia de Feynman como docente cuando notaba que sus alumnos no retenían contenidos cada vez que utilizaba explicaciones con un lenguaje científico complejo. Esta técnica apunta a mejorar la capacidad de comprensión y memorización; además de desarrollar habilidades de comunicación efectiva, instando a la creatividad y al pensamiento crítico.

Elige tu propio mapa mental
A la hora de reflexionar cómo estudiar es clave entender cómo funciona nuestra memoria. ¿Es a partir de asociaciones? ¿Disparadores visuales? ¿Palabras claves? En el caso de los mapas mentales son herramientas visuales que ayudan a organizar y ver la información de una manera simple a través de diagramas, flechas, cajas o redes.
La presencia de colores también puede ser de gran ayuda para retener información, las enumeraciones y los resaltados son otras tácticas que se suman.
En general, el proceso de un mapa mental es elegir un tema central y a partir de allí dibujar “las ramas” que representan subtemas y conectan ideas. Se pueden sumar imágenes, colores y palabras clave que son llaves para activar la memoria.
Actualmente existen diversos programas que permiten diseñar mapas mentales digitales. Incluso la inteligencia artificial generativa puede ser una aliada para este tipo de estructuraciones de un gran volumen de información.

Planificar sin correr
La técnica del estudio espaciado es para aplicados. Se trata de distribuir el aprendizaje a lo largo del tiempo en lugar de hacer maratones previos a los exámenes. Este tipo de técnica permite fortalecer la memoria y mejorar la retención de la información al trabajar sin la presión del tiempo.
Una forma de implementar el “Espaciado” es planificar sesiones de estudios cortas y regulares a partir de una agenda realista y comprometida. Es clave considerar la rutina cotidiana y posibles imprevistos para poder planificar de forma consciente.
Además se espera contemplar tiempos de revisión para lo aprendido en cada sesión. Para ello, resulta muy útil trabajar con un sistema de fichas que permitan recuperar rápida y activamente el contenido trabajado en cada oportunidad. La repetición y el ritmo constante hacen de esta técnica una buena herramienta para quienes deseen trabajar con la memoria a largo plazo.

¿Por qué?
Un quinto método de estudio popularizado se basa en la técnica de la pregunta y esto es abrirse al juego de crear preguntas sobre el material que se está estudiando. Este tipo de ejercicio fomenta no solo la comprensión sino también la curiosidad.
¿Cómo se aplica? Mientras se estudia la idea es anotar todas las preguntas que surjan sobre el material y al completar una sección o capítulo, por ejemplo, revisar si es posible contestar a esas preguntas. Muchas veces, los textos abren interrogantes que recién tienen su respuesta en las conclusiones o incluso en notas adicionales. Encontrar las respuestas lleva a que los estudiantes hagan un verdadero escaneo del texto y desarrollen la relectura, además de incentivar a la reflexión y la puesta en común de las dudas.
Incluso, esta técnica permite anticiparse a las preguntas que un estudiante podría recibir por parte de su docente y/o profesor en un contexto de evaluación.
Tu método es tu aliado
La palabra método proviene del griego y significa “camino seguro para llegar más allá”, justamente encontrar un camino para potenciar el estudio tiene el objetivo de obtener el conocimiento necesario.
Lo más efectivo siempre va a ser aquello que se acomode a los tiempos y realidades de cada estudiante, por ello hoy se habla en educación de trabajar siempre de forma flexible entendiendo el ritmo propio.
Más allá de frases motivacionales sobre el estudio, y ciertos golpes de “fortuna”, la clave es que la meta sea un reflejo honesto del camino elegido.