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Caso Bullrich: según Durán Barba, Patricia no es funcional a Rodríguez Larreta ni a Cristina Kirchner, sino a Milei

Nov 3, 2022 #tan medios politica

Jueves, 03 noviembre 2022

La titular del PRO dobla la apuesta, del «te rompo la cara» a «no me manden soldaditos». Tele-política, violencia verbal y acción directa. Los «locos de veras».

En la sinuosa dimensión de la tele-política, cada dirigente busca distinguirse por saber elegir a partir de qué cosa piensa ser noticia. El asunto del poder ya no es tanto que se hable de uno, sino de lo que uno mismo diga y desde dónde lo diga para ser noticia.

Los tele-políticos, a diferencia de los políticos de los siglos anteriores, se caracterizan por hablar lo más directamente posible con sus audiencias, sin editores ni intermediarios. Es la base del conflicto entre los tele-políticos en general y los medios y periodistas en general que, de algún modo y antes o después, siempre habrán sido culpables de editar mal, sacar de contexto y mentir lisa y llanamente (cosas que, por cierto, también suelen ocurrir).

Pero en la era de la tele-política tenés que ser noticia sí o sí, o no existís. Cada tele-político sabe -por intuición, por experiencia y/o por asesoramiento- cómo generar o agrupar audiencias.

Patricia Bullrich, por ejemplo, sabe cómo, para qué y para quién ser noticia. Como es una persona inteligente que sabe decidir lo que hace, queda claro que ella prefiere ser noticia amenazando a alguien de su propio partido con romperle la cara que siendo criticada en las noticias por alguien de su propio gobierno.

No hay metáfora ni eufemismo posible tras la frase “la próxima te rompo la cara”. Ni horno para bollos, ni sangre aproximándose al río, ni de castaño a oscuro ni corto mano corto fierro, romper la cara es romper la cara. Es acción directa. Es violencia. Punto. Lo único relativo, en todo caso, vendría a ser el cuándo.

Si uno decide ser noticia por amenazar a otro con romperle la cara, significa que tiene muy bien determinado a un público capaz de aplaudir que alguien le rompa la cara a otro. Ma traduzco: según esa manera de razonar, la violencia, en alguna dosis, puede resultar beneficiosa. Televisiva y electoralmente beneficiosa.

Bullrich es la presidenta de un partido que amenaza a un funcionario de un gobierno de su propio partido y no se arrepiente. Para más datos: dobla la apuesta retando a Horacio Rodríguez Larreta, jefe directo del amenazado y rival interno, a que discutan las diferencias y deje de “mandar soldaditos”. El “soldadito” -categoría entre bélica y delincuencial- se llama Felipe Miguel y había osado decir que Bullrich era «funcional al kirchnerismo» por criticar a Larreta.

Aclaremos que ser “funcional al kirchnerismo” no figura en el Código Penal. Sí lo es hostigar a personas desde redes sociales o amenazarlas de muerte: gente así -como el youtuber Eduardo “El Presto” Prestofelippo– fue premiada con una foto conjunta por la misma Patricia B, tras desearles las peores cosas a Cristina Kirchner y Fabiola Yáñez.

El mismo personaje supo tener hace poco un cruce amoroso con Brenda Uliarte, la joven que planificó ser noticia matando a CFK: “Me convierto en San Martín”, fueron sus textuales palabras.

Más bien que no son iguales Bullrich, “El Presto” y la detenida Uliarte, ni tampoco este pibe Jonathan Morel, el de las guillotinas y las mesitas de luz que le vendió por 7 millones de pesos a la empresa Caputo Hermanos S.A.. Insisto: no son iguales. Bullrich es una dirigente política de larga trayectoria que puede llegar al Sillón de Rivadavia; ninguno de los otros tres dirige nada ni puede tanto.

En la tele-política, las palabras no son más que eso. A lo sumo, serán deseos. O símbolos vagos o bajos instintos esbozados como teorías. El problema es que las palabras de los dirigentes ante una cámara de TV pueden inspirar actos en la vida real, e incluso darles a esos actos un marco de pretendida legitimidad. No sólo hay quienes están dispuestos a aplaudir dichos cargados de violencia; también hay gente capaz de ejercerla. Y, encima, esperando un aplauso.

Alguien que sabe del PRO y esas cosas es Jaime Durán Barba, el “inventor electoral” de Mauricio Macri. Le pregunto:

-¿Gana público Patricia con esto de romperle la cara a Miguel?

-No. A la larga, pierde. Si quiere ser presidenta, tiene que empezar a salir de los márgenes y convencer a quienes deciden las elecciones, que suelen ser personas racionales más bien de centro.

-¿Entonces lo beneficia a Rodríguez Larreta con esos exabruptos?

-No. Lo beneficia a Milei. Porque los que quieren locura van a ir comprar al loco original. Juntos por el Cambio debe consolidarse como una opción de gobierno, no de locura estilo bolsonarista.

De todos modos, pareciera que esto recién empieza…