Lunes, 16 setiembre 2024
- Un mapa publicado por el Centro Universitario de Idiomas de la UBA rescata la presencia de 48 comunidades y 40 lenguas prehispánicas en todo el país.
- Muestra la influencia de las comunidades en nuestra historia y en la forma en que hablamos.
Ceremonia en honor a la Pachamama en el Noroeste argentino.
De punta a punta desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego, un vasto bagaje de usos y costumbres, tradiciones y expresiones legado por los pueblos originarios contribuye, aún hoy, a revitalizar la cultura del país.
Términos como “che”, “pilcha”, “poncho”, “chacra”, “guanaco”, “maíz” o “mate” se escuchan seguido entremezclados en las distintas versiones autóctonas del castellano que hablan los argentinos. Sin embargo, esas palabras y más de un centenar de otros vocablos que enriquecen el lenguaje coloquial tienen un origen precolombino, anterior al desembarco de los conquistadores españoles en el continente.
“Así como ‘pampa’, ‘puma’ y ‘ojota’ pertenecen a la lengua quechua, ‘ñandú’ y ‘jaguar’ son adoptados del guaraní, ‘cauquén’ surgió del wurwurkwe y la expresión ‘el viejo de la bolsa’ es parte de la mitología del günün a yajüch”, ejemplifica Roberto Villarruel, director general del Centro Universitario de Idiomas (CUI).
A través de su Programa de Lenguas Originarias -creado en 2006 y coordinado por Mónica Thompson-, la institución educativa que forma parte de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires acaba de publicar el Mapa de Lenguas Indígenas en la República Argentina.
Se trata de una actualización de la primera edición, que había sido presentada en 2019, en el marco del Congreso de Lenguas Indígenas, un encuentro nacional dedicado a estudiar un terreno poco transitado por lingüistas y otros especialistas del país.
El mapa rescata la presencia de 48 pueblos de raíz originaria en el NOA, el Noreste, Cuyo, la región pampeana y la Patagonia y cuarenta lenguas, de las cuales 13 cuentan con hablantes activos, diez están en proceso de revitalización, ocho registran casos de personas que las entienden y nueve permanecen silenciadas, sin hablantes reconocidos.
Los datos de primera mano que completan el mapa basado en la información arrojada por el Censo de 2022 de población indígena en el país se pueden consultar en forma gratuita online en el sitio www.cui.edu.ar. Allí, los interesados tienen la posibilidad de recabar la cantidad de habitantes que conforman cada comunidad originaria, la cifra de personas que habla cada idioma y en qué provincias y pueblos se preserva este patrimonio ancestral.
Banda de Sikuris de Humahuaca en el Carnaval de Tilcara, en la región norte de Jujuy, habitada mayoritariamente por descendientes de los pueblos colla y aimara.
Mientras transcurre la primera etapa del “Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas 2022-2032”, la población de 1.306.730 argentinos descendientes de culturas prehispánicas abarca comunidades tan reconocidas como wichi, diaguita, tehuelche, mapuche, colla y guaraní -además de sus lenguas- y otros grupos menos visibilizados, entre ellos los omaguacas, los huarpes, los chaná y los lules.
En medio de esta diversidad sonora desplegada en más de 2.700.000 kilómetros cuadrados, en Jujuy resuenan -entre otras voces- los matices del toara y el kunza, así como el cacán de los diaguitas se escucha en diez provincias y el haush y el manekén subsisten a los pies de las cumbres heladas de Tierra del Fuego.
Integrantes de la comunidad guaraní Kaaguy Pora II, en las afueras de Andresito, cerca de las Cataratas del Iguazú, en Misiones
“El objetivo central es la visibilización de los pueblos indígenas o indigenistas, su existencia, su realidad y su lucha. Pero, fundamentalmente, poner sobre la mesa que Argentina es un país plurilingüe. Las comunidades han sido parte de nuestra historia y las lenguas originarias han tenido influencia en la lengua que hablamos”, subraya Villarruel.
Cinco años atrás, las más rigurosas investigaciones no habían logrado detectar más de 13 lenguas antiguas en todo el territorio nacional. Para ampliar ese relevamiento aún incompleto fue determinante el Censo de 2022, que permitió rescatar del olvido otras 27 lenguas, entre ellas ansilta, michilingue y minuan.
Villarruel celebra ese gran paso adelante y la publicación del mapa, pero también advierte: “En Argentina y en toda América ha habido y existe discriminación. América se construyó sobre la base de la conquista, en muchos casos el genocidio y persecución de las comunidades indígenas. Por suerte, desde hace algunos años, la tendencia anti indigenista viene revirtiéndose por políticas de Estado que reconocieron las lenguas y la existencia”.
Esas voces desprendidas desde decenas de parajes, pueblos rurales y localidades del país llegan como susurros a las grandes ciudades, como una pieza que reclama su lugar esencial en la Argentina multicultural.