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A un año de llegar a la Casa Rosada, Javier Milei festeja la «devaluación al revés»

Dic 9, 2024

Lunes, 9 de diciembre de 2024

Milei se encarga liderar a su equipo económico, aunque él entiende que los que ejecutan la idea son Caputo, Santiago Bausilli y Federico Sturzenegger.
A un año de llegar a la Casa Rosada, Javier Milei festeja la "devaluación al revés"

A horas de cumplir su primer año de Gobierno, Javier Milei festeja. Entre lo que él mismo considera su equipo económico (incluyendo a Luis “Toto” Caputo, Santiago Bausilli y Federico Sturzenegger; y no mucho mas), se congratula en mostrar explícitamente que él es el conductor y que el resto ejecuta. Más que en cualquier otra área y que todos están a operando a un felicitado permanente, pero también con un láser apuntado a su desempeño. Y que no debe hacer errores, porque su decisión final es implacable. Lo saben ya la excanciller Diana Mondino y la flamante despedida de la también flamante Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) Florencia Misrahi, entre las mas recientes eyecciones.

Pero, por ahora y parece por muchos meses más, la conducción económica global goza de más que buena salud. Y casi poder abierto ante Milei. Este es un concepto fundamental en el esquema de mando del Presidente. Se trata de la posibilidad de actuar en libertad, y llevar el proyecto final antes de ser implementado al escritorio del jefe de Estado para que este simplemente avale. Algo no menor en un líder que elige como conducción ser el mismo el responsable máximo de la marcha de la economía general.

O, dicho de otra manera, ser su propio ministro de Economía; como el mismo Milei explica (o explicaba al comienzo de su gestión allá por el primer trimestre del año), que la conveniencia de imponer un “trader” como responsable del Palacio de Hacienda se justificaba porque el mismo sería el ministro, y que lo que necesitaba en ese puesto es un ejecutor financiero de calibre máximo. Al menos en aquellos tiempos. Y, parece, que en estos también.

Lo nuevo del esquema económico financiero actual dentro de la conducción mileísta, es que los festejos por los logros obtenidos, ahora no se concentran en la variable precios y la caída importante de la inflación (algo que igualmente se pondera mes a mes), sino por la evolución de la política cambiaria; leyendo esto como la reducción casi a lo simbólico de la brecha entre el dólar oficial y el blue. O, como se dice dentro de la Casa Rosada (y comparten sonrientes en el palacio de enfrente), “la devaluación al revés”; entendido esto como la caída en el valor del dólar extraoficial ante el precio de la divisa en el Mercado Único y Libre de Cambio (MULC, que, curiosamente, aún existe) versión Banco Nación.

Un nivel que al viernes una caída de 5 pesos, perdiendo en total 70 durante la semana pasada (-6,3%), su mayor caída en más de un año, cuando a principios de noviembre de 2023 cedió un 6,6%. El blue bajó el último día de operaciones de la semana anterior por quinta rueda al hilo, cerrando a $1.030 para la compra y a $1.050 para la venta, prácticamente los mismos niveles que el tipo de cambio oficial minorista que cerró a 1035 pesos. Esto es una distancia de 15 pesos nada más, bajando al mismo nivel que el 13  de mayo de este año. Se dice en la city que hay que ser prudente con esta baja, ya que habría muchos residentes vendiendo divisas atesoradas en el pasado para poder liquidar sueldos, aguinaldos y ponerse al día con proveedores y la Arca; y que en la segunda quincena podría haber una corrección, ya que el público podría tener disponibilidad de aguinaldo, bonos, adelanto de vacaciones, así como también demanda por turismo. Pero igualmente, ni el mas optimista, tanto en la Casa de Gobierno, en el Palacio de enfrente y en la city, se pensaba en un cierre del 2024 con un dólar casi empatado entre el blue y el oficial.

Para tener una idea de los números y porcentajes; digamos que el año arrancó con cotización al 2 de enero, con un blue a $ 1.025 y un oficial a 830 pesos. Si se compara con los valores de cierre del viernes 6 de diciembre de 1.060 del blue y 1.033 con oficial, el alza en el primer caso es de 3,41% y en el segundo de  24,46%; con lo que la revaluación del oficial supera muy largamente al alternativo. Más interesante es aún calcular el valor del dólar blue al 31 de octubre (fecha simbólica de cese de la presión alcista sobre el mercado cambiario), cuando mostraba una cotización de 1.190 pesos. Entre ese nivel y el cierre del viernes, se ve una caída abrupta de casi 10,92%.

Si se hace la misma comparación, pero en el dólar oficial se observa que entre el 31 de octubre y el viernes pasado, esta versión Banco Nación subió aproximadamente un 7,4%. Esta comparación porcentual (caída de 10,92% contra suba del 7,4%), es considerada en la Casa Rosada como “la mayor revaluación del peso en la historia de la democracia moderna”, tanto en porcentaje como en tiempo: un 15% porcentual real (según los siempre polémicos cálculos libertarios) en unas cinco semanas de operaciones. Los economistas ceden a la interpretación. Según, por ejemplo, Lucas Llach, en una publicación en la red X: “Creo que los tres récords de apreciación nominal son 1890s (de $4 a $2,27), 2002-2004 (de $4 a $2,70) y éste (de $1500 a $1050). Este es el más rápido. Todo dicho de memoria, claro. Se me debe estar escapando alguna de los años 20s”.

Algunos recuerdan otro proceso similar, pero en 2007, con Martín Redrado en el Banco Central, donde el dólar (en este caso rabiosamente oficial, sin blue ni brechas), bajó de $3.2 pesos a $3,01. Esto es, un menor nivel de revaluación del peso, pero significativo por ser una época expansiva de la economía con inflación semi controlada, situación fiscal manejable (a unos dos años de desbarrancar) y un superávit comercial notable. Habría otro proceso mencionable al inicio del plan Austral lanzado en junio de 1985 durante el gobierno de Raúl Alfonsín, en el denominado Desagio, con una revaluación del peso de 2% en una inflación de niveles similares. Los porcentajes con la comparación del proceso actual es menor; y, se espera, las consecuencias diferentes. Los fundamentos para esta afirmación es un factor clave: en aquel tiempo el déficit fiscal bajó pero continuó siendo importante (cayó a un 2 pero volvió al 5% en un año), mientras que este año Javier Milei cerrará el ejercicio con un ahorro entre recaudación y gastos sin pago de deuda de no menos de 2,1%.  Este factor lleva a la aseveración en la Casa Rosada, que este proceso de “devaluación al revés” vino para quedarse, al menos hasta bien entrado el 2025. Quizá, hasta las elecciones legislativas del próximo año.

¿Qué lleva al oficialismo a semejante optimismo? Afirman en el Gobierno que la oferta de dólares en el corto y mediano plazo, lejos de bajar, podría aumentar. O, como mínimo a sostenerse. Se habla de un próximo ejercicio con una liquidación del campo no menor a los U$S 20.000 millones (versión pesimista) y de hasta 25.000 millones (versión optimista). También del fin del blanqueo hacia abril, donde el aporte no sería menos a los U$S 10.000 millones; y de una balanza energética final que no bajaría del superávit de los 8.000 millones de dólares.

Todo esto con el sostenimiento de la motosierra fiscal que implica una destrucción masiva de los pesos circulantes y, en consecuencia, una casi inexistente emisión de moneda local lo que derivaría en menos presión cambiaria. La única duda al respecto es el crecimiento para las próximas semanas de los dólares de residentes para turismo local hacia el exterior y la demanda para importaciones luego del jubileo que comenzará el 25 de diciembre con la desaparición del Impuesto PAIS. En el equipo económico se sinceran, y aseguran que no tienen un cálculo real sobre a cuánto puede llegar la salida de divisas por esta vía; pero saben que será importante. Y que, como mínimo, habrá que disponer de entre 1.000 y 2.000 millones para esta vía. Aseguran en el oficialismo, que será atendible.

Todo este panorama no cuenta con un arma por ahora secreta que podría cambiar el panorama. Aún en la Casa Rosada no se tiene en cuenta un eventual acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre la base del retorno a los lineamientos, y créditos, del Stand By firmado entre 2017 y 2018 por Mauricio Macri con Christine Lagarde, y de los que aún restarían liquidar unos 11.800 millones de dólares.

Saben las partes que para semejante apertura de grifo de dólares, habrá que esperar a después del 20 de enero, cuando finalmente Donald Trump llegue nuevamente a ocupar el Salón oval de la Casa Blanca. La fecha tentativa para firmar los papeles de la liberación de dólares desde el FMI, es entre la segunda y tercera semana de abril 2025, cuando el organismo que ahora maneja Kristalina Giorgieva organice su próxima Asamblea de Primavera del Fondo en Washington.

Allí podría llegarse al apretón de manos final. Pero aún así, faltaría un paso mas. Esta vez el FMI exigirá, sí o sí, que un nuevo acuerdo que incluya un incremento en el endeudamiento, pase por el Congreso Nacional y se convierta en ley. Giorgieva se lo dejó en claro a Milei en el encuentro que ambos mantuvieron hace 20 días en Río de Janeiro durante la cumbre del G-20. Y también fue la respuesta que en la semana pasada recibió en Washington el viceministro José Luis Daza al encontrarse con el encargado del caso argentino en el organismo, el venezolano Luis Cubeddu. Saben entonces en Buenos Aires que, con o sin Trump, la apertura del grifo de deuda del FMI debe pasar por el Congreso. Y los libertarios están preparados para la aventura. Entienden Milei y su equipo que sólo esos casi U$S 11.000 millones los separan de un paso político y económico (creen ellos) histórico. Levantar el cepo, en medio de una devaluación al revés, en el caso 2025, acelerada y no asistida. Y así llegar triunfantes a las legislativas de octubre del próximo año.
Hay un solo factor que podría operar, al menos en términos económicos, en contra del proceso. Por ahora, la economía real no reacciona. Los datos de la industria y la construcción de octubre 2024 presentados el viernes pasado por el INDEC, muestran mas preocupación que optimismo. Milei y su equipo miran estos números. Pero aún confían. Creen que pronto, la comparación se dará vuelta. Cuando? Se habla de esperar a fin del primer trimestre del 2025.

 

Por Fabian