Domingo, 22 enero 2023
La embarcación icónica no puede salir de la zona del Charigüé, donde se encuentra a la espera de que los niveles del Paraná vuelvan a la normalidad
Gentileza diario La Capital
El barco Ciudad de Rosario no puede salir del Charigüé por la bajante del río Paraná.
Hace casi tres años que el barco Ciudad de Rosario está detenido. La icónica embarcación que ofrece paseos por el río Paraná y la zona de islas se ve afectada por la bajante, que cursa su tercer año consecutivo y que no va a mejorar hasta dentro de unos meses. Los servicios que prestaba el barco figuran suspendidos y a pesar del repunte que tuvo el río semanas atrás, nunca volvió a navegar ni a estar operativo y su futuro es una incógnita.
El barco fue uno de los primeros reflejos de la combinación bajante y pandemia: en mayo de 2020, este medio cruzó hacia la zona del Charigüé para recorrer la embarcación y dar cuenta de cómo su capitán, Guillermo Alcaraz, cruzaba periódicamente para ponerlo en marcha para que la misma no se arruine. Por entonces, la embarcación local más icónica, que llevó pasajeros a conocer la zona de las islas hasta principios del 2020, apenas flotaba en un pequeño banco de agua sobre el arroyo Las Lechiguanas, en la zona del Charigüé.
El barco fue construido íntegramente en la ciudad por rosarinos entre 1964 y 1971. Algunos dicen que es la primera embarcación de pasajeros confeccionada en el país, en el astillero Riguetti (estaba frente a la cancha de Central). Consta de una amplia terraza y en cubierta tiene mesas y sillas, pero todas están vacías desde hace años.
La bajante vació el barco y las épocas donde llevaba hasta 200 pasajeros, en promedio, desde La Fluvial hasta el puente Rosario-Victoria ida y vuelta quedaron atrás. De hecho, en la página del Ente Turístico de Rosario (Etur) el servicio figura como “momentáneamente suspendido”. Vecinos del Charigüé confirmaron a este medio que el barco aún se encuentra detenido en la zona.
Mejora en otoño
La bajante extaordinaria cursa su tercer año consecutivo y recién se espera que en otoño comience a normalizarse. El nivel del caudal viene disminuyendo desde mitad de diciembre y en lo que va de enero el descenso fue tal que hace unos días casi llegó a los 0 centímetros (el 16 de enero midió apenas 4 centímetros). Los pronósticos del Instituto Nacional del Agua (INA) anticipan que “de acuerdo con la perspectiva meteorológica y los caudales previstos desde la alta cuenca, se sostendrá el ascenso” en el nivel de las aguas.
“En principio, el escenario más probable es que en la segunda mitad del otoño estemos hablando de una condición de aguas bajas normales”, manifestó a La Capital el subgerente de Sistemas de Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), Juan Borús. Esta condición llevaría el nivel del río a unos dos metros y medio.
La sequía que azota a gran parte del país está estrechamente ligada al nivel de los ríos. Sin precipitaciones en la Cuenca del Plata, es difícil que los caudales retomen sus valores normales, mientras que los suelos siguen sufriendo el castigo de la falta de agua.
En relación a la problemática de la sequía, el especialista destacó que “la preocupación, más que en el río, está en las lluvias locales sobre provincias como Entre Ríos, Santa Fe, Buenos Aires, Formosa, Chaco y Corrientes. Las condiciones hídricas son deplorables y tienen un montón de consecuencias, especialmente la de consumo en poblaciones rurales, lejos de zonas de distribución”.
Sin precedentes
Los registros que el INA tiene en su haber sobre el río Paraná comienzan en 1884 y, hasta ahora, no se encontraba una bajante tan prolongada en el tiempo como la que experimenta la región desde hace alrededor de tres años.
Las previsiones son alentadoras ya que se espera que no vuelvan a registrarse mediciones negativas como las que hubo a principios de 2022, pero todavía hay un camino por recorrer para que el río vuelva a sus niveles normales. Por lo pronto, La Niña comenzaría a retroceder en los próximos meses.