Domingo, 15 enero 2023
El matrimonio Lanús-Vivot recibió al pequeño como hogar de tránsito, pero su permanencia se prolongó más allá del año fijado por la ley. Iniciaron los trámites para adoptarlo, pero una magistrada ha frenado el proceso apegándose a una disposición que la propia justicia incumplió en este caso
Con el título “Firmá para que ‘José’ se quede con Pablo y Ele” una petición en la plataforma Cange.org ya reunió casi 140 mil firmas.
Pablo Lanús y Elena Moreno Vivot son el matrimonio que recibió a “José” (nombre figurado para preservar su identidad) como familia de tránsito, en el año 2019. La idea no era adoptar al pequeño -la pareja tenía cinco hijos- sino brindarle un hogar hasta que la justicia decidiera su destino: si podía quedar al cuidado de algún familiar o bien ser adoptado.
De acuerdo a la ley, las familias de tránsito no pueden adoptar a los niños que tienen a su cuidado pero, también según la ley, éstos no pueden permanecer en un hogar provisorio más de seis meses, 180 días. Ese plazo suele no cumplirse, no sólo por los tiempos de la justicia sino porque es un proceso largo el de ir descartando las alternativas cuando se tata de familias disfuncionales y, por lo general, la tendencia es a no declarar adoptabe a un niño hasta no descartar todasa las posiblidades de que permanezca con su familia de sangre.
Por otra parte, en este caso en particular, la pandemia estiró los tiempos de modo excepcional. Cuando José llegó al hogar de Pablo y Elena tenía cuatro meses. Ahora está por cumplir 4 años. Recién a fines del año 2021, la justicia resolvió que el destino del niño era la adopEelena -algo muy difícil de evitar- y los otros hijos del matrimonio lo trataban como a un hermano más.
Todo esto los decidió a iniciar el trámite de adopción. El apego del niño a la familia es tal que separarlo de ellos sería cruel y contrario a los intereses del menor.
En medio de este proceso, la familia fue golpeada por una terrible tragedia. Uno de sus hijos, Santiago (6 años), murió por el golpe en la cabeza de una rama que se desprendió de un árbol, mientras pasaban un día de espacimiento familiar en un campo en Madariaga.
Pablo Lanús y Elena Moreno Vivot con sus hijos
Pablo y Elena son personas de fe: buscaron darle un sentido a esa tragedia. Quizás lo ocurrido con Santiago ha sido una forma de ayudar a difundir lo que está sucediendo con José, porque se ha trabado la demanda de adopción del pequeño, iniciada a fines de 2021 y que parecía avanzar en la buena dirección, porque en primera instancia, los informes sociales, psicológicos y jurídicos fueron favorables a la adopción por parte de los Lanús-Moreno Vivot, además de que confirmaron que una separación sería muy perjudicial para el niño.
Paro la Asesora de Menores, que representa el interés de los menores de edad en estos procesos, llevó el caso a la Cámara de Apelaciones donde otra jueza decidió apegarse estrictamente a la letra de la Ley, sin tomar en cuenta las particularidades del caso, y ordenó que José fuese devuelto de inmediato al hogar en el que había estado antes de los 4 meses. Como la institución replicó que no tenía vacantes para recibirlo, en este momento, el pequeño y su familia de crianza se encuentran en un limbo jurídico, agravado por la feria judicial.
“Entendemos la posición de la Justicia, entendemos la posición del hogar (…) y defendemos la regla general de la ley para que no se falsee el sistema”, dijo el entorno de los Lanús-Moreno Vivot. “Solo pedimos que se escuche al niño y que se priorice su interés. No el de Pablo, no el de Elena, ni el de quienes están en lista de espera para ser padres. Queremos que se decida lo mejor para José y creemos que eso es quedarse en esta familia”.