Domingo, 08 enero 2023
Conviven con alumnos de 26 nacionalidades. En el segundo puesto se ubican los uruguayos, seguidos por los brasileños y los estadounidenses. Cuánto cuesta la cuota y por qué se busca terminar con la enseñanza colectiva para potenciar a la individual
Con cancha de la NBA, un avión en el laboratorio y viajes de egresados al Caribe: cómo es el colegio de Punta del Este en el que los argentinos son mayoría
Desde hace varios unos años, Punta del Este se posiciona como ese destino de ensueño en el que muchas familias jóvenes buscan desembarcar. La tranquilidad y seguridad del balneario uruguayo son solo algunos de los puntos fuertes que atraen a los argentinos y a las familias de otras nacionalidades, que también aspiran a mejorar su calidad de vida. Un tema clave es que sus hijos reciban una educación de alto nivel, que les permita seguir con sus estudios universitarios en el exterior.
Ante una gran cantidad de requerimientos de ese tipo, surgieron diferentes instituciones educativas en Maldonado, con el fin de satisfacer a esa demanda que continúa en alza. Últimamente, con la gran cantidad de argentinos que emigran hacia Uruguay, ya no sorprende que en muchas escuelas sus hijos sean mayoría. En cantidad de alumnos, le siguen los uruguayos, los brasileños, los estadounidenses y los provenientes de diversos países europeos como Suiza, Inglaterra, Francia o Alemania.
“Abrimos nuestras puertas en 2017, pero antes hicimos una encuesta y el 70% de los argentinos que frecuentaba Punta del Este consideraba la posibilidad de vivir aquí. La situación política argentina, sumada a la económica y la restricción lockdown de la pandemia, aceleró muchísimo más ese proceso que ya venía sucediendo. Ahora, hay una masa crítica mucho más grande de residentes. El argentino habitual que se muda a Punta del Este ratifica su decisión, influenciado por su núcleo más cercano de amigos”, dijo Rolando Rozenblum, CEO de International College Punta del Este y presidente de la Camara Empresarial de Maldonado, en una entrevista
En esa escuela conviven unos 600 alumnos de 26 países, encabezados por Argentina, Uruguay, Brasil y los Estados Unidos. Más precisamente: 244 argentinos, 216 uruguayos, 30 brasileños y 19 americanos. El resto de los alumnos son de Ucrania, Rusia, Alemania y Suiza, pero también de varios países centroamericanos.
El colegio está entre la Playa Brava y la Mansa, en dirección a la Península y pegado a los dos mayores barrios cerrados de Punta del Este, La Alborada y Residence. Algunos alumnos viven en Piriápolis y José Ignacio, pero la mayoría en Punta del Este. Otros, viven en el campo y ninguno se encuentra a más de 40 kilómetros del colegio.
Los argentinos lideran la inscripción de alumnos, seguidos por los uruguayos y los brasileños
“Tenemos casos de intercambio. Por ejemplo, de brasileños que dejaron a sus hijos acá. Hacen intercambio en casas de familia y los chicos vuelven un par de veces al mes a sus hogares. La escuela tiene el 50% lleno de sus aulas. Hay una política de ingresos que tiene que ver con admisiones y que establece el ingreso de un segundo hermano en una clase en la que no hay cupo. Un tercer hermano entra con más facilidad… No se deja afuera a una familia entera por un tercer hermano”, destacó Rozenblum.
La gran novedad llegó a raíz de la guerra de Ucrania y con los afectados por el tema energético de Europa. Ocho familias alemanas se encuentran en proceso de admisión, entre las que hay una familia ruso-ucraniana (un niño de padre ruso y madre ucraniana) que se suman a las otras que ya están en el colegio
Otro punto de afluencia de alumnos son los hijos de aquellos uruguayos que se fueron del país, en los 90 y el 2000. Se casaron afuera y hoy regresaron a instalarse con familias mixtas. Marido uruguayo y esposa estadounidense, o esposa uruguaya con marido francés. Se trata de familias de uruguayos que hicieron carreras exitosas en el exterior y hoy deciden volver a su país.
“Tenemos el caso de un uruguayo con una esposa nacida en los Emiratos Árabes, que tienen hijos nacidos en ese país y vinieron para acá. Hace un par de años, tuvimos a una familia de israelíes que nacieron en Bangkok, y otra de africanos que se fueron a la Argentina”, indicó Rozenblum.
Lo cierto es que, independientemente de la nacionalidad, a las 8.15 de la mañana los alumnos comienzan la jornada escolar, que finaliza a las 5 de la tarde. Los tres pilares de esta escuela son el arte, el deporte y la tecnología. Tienen clases de robótica y cuentan con un laboratorio montado con material de ultima generación dentro de un Boeing 737-200 que perteneció a Pluna.
El avión que perteneció a Pluna y fue reacondicionado especialmente para su uso en la escuela
Los estudiantes juegan al fútbol en una cancha FIFA y al básquet en una de la NBA, porque se busca que los niños empiecen a estar en superficies de alto rendimiento desde las etapas más tempranas de la vida.
“Un gran error es poner a un atleta de alto rendimiento en superficies que no son propias, justamente, porque se va a lastimar durante el período de alta performance. Entonces, tenemos el piso para que el atleta que no sea de alto rendimiento pueda preservar su físico y tenga una duración más grande como deportista. Practican rugby, básquet, fútbol… Hay un gimnasio de alto rendimiento en el que los alumnos usan las mismas máquinas que los atletas olímpicos. Además, lo pueden usar los padres porque es un proyecto integrado. Acá, no se pasan dos horas por día en un auto. La familia está muchas horas por día en el colegio. Hay un restaurante donde se encuentran y almuerzan juntos”
Para poder anotarse, los chicos tienen que tener conocimiento básico de español y entendimiento de inglés. Ese es el requisito más importante. Este mes, están llegando alumnos de Alemania que nunca tuvieron contacto con el español. Para eso, harán un curso intensivo de idioma: para poder ingresar, sin afectar al resto de la clase
“Un alumno que no habla español -en una clase que se da en ese idioma- te la tira para abajo, porque se pierde mucho tiempo para explicarle a uno solo. La educación del futuro está vinculada al quiebre del paradigma de la enseñanza colectiva. Cuando yo era chico, nos enseñaban colectivamente. Es decir, el mismo contenido para todos los alumnos. Hoy, lo que cuenta es el potencial individual que los docentes tienen que identificar. Potencializan sus talentos y minimizan sus fracasos. Para eso, el profesor tiene un aula en la que tiene un pensador, un creativo, un introspectivo, un expansivo, un tímido… Tiene que entender todo ese mecanismo y poder comunicarse individualmente con cada uno de sus alumnos, para que a cada uno le vaya bien en su potencial”, expresó Rozenblum.
El máximo de alumnos por aula es de 25 y estos son sus costos: desde 350 dólares mensuales para el nivel kinder, hasta 950 dólares en secundaria. La matrícula cuesta la mitad de la cuota y las actividades como viajes internacionales con rutina, intercambios con escuelas en Inglaterra, viajes de egresados en El Caribe y Brasil, y campamentos se pagan aparte.
Los tres pilares de la escuela son el deporte, el arte y la tecnología
La excelente convivencia entre alumnos de diferentes países es el reflejo de un mundo ecléctico y respeta la lógica de lo que pasa en las grandes ciudades del mundo.
“Hoy, es una tarea titánica encontrar a un neoyorquino en Nueva York. Vas a Londres y ves a gente de todo el mundo. Entonces, estos niños tienen un caldo de cultura y una rutina proporcional a una gran metrópolis. Eso les va a dar el ‘endurance’ que necesitan para enfrentarse con los desafíos de la vida. Si uno se mantiene en una burbuja cultural, la adaptación futura cuesta muchísimo”, agregó Rozenblum.
“Se respeta esa diversidad generando destinos que fomentan ese tipo de vínculo. Por ejemplo, mis hijos -que estudian en el colegio- se fueron el año pasado a Oxford y estuvieron con otros alumnos de 30 nacionalidades. Hoy, están en Punta del Este con esos amigos que generaron en Inglaterra, y que están de visita”.
La llegada de una familia alemana pudiente y poderosa, cuyos hijos ya son alumnos de la escuela, hizo que Rozenblum les preguntara por qué razón habían elegido vivir en Punta del Este. Le dijeron que habían contratado un asesoramiento en Alemania, ya que querían elegir vivir en un país en el que tuvieran seguridad jurídica, política, económica, física, geográfica y geológica. Es decir, donde prácticamente evitaran toda posibilidad de que les sucediera algo que no estuviera bajo su control. Sus asesores les dijeron que identificaban a Uruguay con ese potencial.
“La conversión de Punta del Este en una ciudad es irreversible y no es un proceso artificial. La gente viene porque hay un potencial embrionario, como fue Miami en los 50 o 60. El gran desafío es no perder la esencia del balneario. Si nos transformamos en una metrópolis y perdemos nuestros valores de origen, ya no seremos la misma Punta del Este que conocemos”, finalizó Rozenblum.