Es que la fortaleza política que muestra Milei a veces parece ser inversamente proporcional a su fragilidad. A mientras más confianza se tiene mayores posibilidades de pasarse de la raya y cometer errores no forzados, como el Libragate. Incluso los analistas más convencidos de que el rumbo es el correcto advierten con que todo siempre pende de un hilo. El hilo de la confianza que debate si este es un Gobierno que perdurará en el tiempo y podrá llevar adelante su plan económico.
En una mezcla de análisis político y una visión persecutoria, en el gobierno de Milei ven en movimientos de la oposición la intención de generar un ruido político que afecte las chances de La Libertad Avanza en las elecciones 2025 .
El primer nudo del hilo se ve al momento de mandar el DNU para cerrar el acuerdo con el FMI sin pasar por el Congreso , obviando así la cuestionada ley Guzmán (el Congreso ya habilita a tomar créditos al votar el Presupuesto, algo que hoy también está en falta). Lo dice claramente un legislador aliado al oficialismo poniendo la mira en el Senado: “El plan de Cristina era dormir ese acuerdo en el Senado y así generar ruido económico, para desestabilizar”.
La lectura es clara para sectores del Gobierno y aliados. La estrategia del kirchnerismo hubiese sido dilatar, frenar o hasta incluso rechazar el acuerdo con el FMI. Algo que probablemente hubiese generado un ruido económico por la incertidumbre, movimiento capaz de hacer tambalear el plan económico de Javier Milei. “Si a Alberto casi se le complica aprobarlo imaginate a Milei ”, dice otra fuente. El DNU , cuestionable, viene a eludir esa situación.
El próximo martes se reúne la comisión bicameral de Trámite Legislativo para analizar el DNU . La estrategia de La Libertad Avanza es conseguir dictamen y llevarlo a la Cámara de Diputados lo más rápido posible. Allí, entre aliados y gobernadores, contaría con el número necesario para blindarlo: si lo aprueba una Cámara ya no importa lo que diga la otra.
Elisa Carrió sorprendió al Gobierno con su apoyo al DNU del FMI.
Sorpresivamente, en las últimas horas Elisa Carrió confirmó, en diálogo con el periodista, que la Coalición Cívica apoyará el DNU . “Nunca avalé un decreto pero este tiene necesidad y urgencia porque sino las consecuencias van a ser nefastas para la nación», explicó.
El movimiento de Carrió cayó como una grata sorpresa en la Casa Rosada, donde los tenían como posibles abstenciones. Lo positivo para el Gobierno es que esa posición probablemente terminará de alinear a los dialoguistas que estaban indecisos.
Pliegos en duda
El segundo nudo del hilo probablemente tenga un desenlace el jueves o, a más tardar, la siguiente semana. Victoria Villarruel está obligada reglamentariamente a convocar a la sesión pedida por el kirchnerismo para tratar los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla. Sin embargo, puede encontrar alguna excusa para patearlo una semana.
El kirchnerismo, que llegó a pensar en acompañar a Lijo (pero pedía meter otros cargos en la discusión), ahora va por el rechazo. Todos los cálculos dan que si el pliego llega a votarse, seguro va a tener más de 25 votos de rechazo, el tercio necesario para que no llegue a la Corte. A los kirchneristas (está en duda cuántos de los 34 todavía lo acompañan) se le suman legisladores como Luis Juez, Carolina Losada o Francisco Paoltroni, que ya anticiparon su voto negativo al juez de primera instancia.
La pregunta es si el o los pliegos van a llegar a votarse. Tanto Juez como Eduardo Vischi, jefe del bloque radical, le hicieron llegar a Casa Rosada la idea de retirar el pliego de García Mansilla. Una decisión controvertida, pero que confirmaría al académico hasta fin de noviembre. Caso contrario, el rechazo abriría la puerta a diversas interpretaciones sobre si se tiene que ir de la Corte o esperar hasta que terminé su designación en comisión.
El futuro de Manuel García Mansilla en la Corte Suprema está rodeado de incertidumbre.
Para el kirchnerismo, voltear los pliegos de Lijo y García Mansilla, en esta lógica, tiene como objetivo también generar ruido político. Es una derrota para el oficialismo que dejaría abierta la incógnita de si tiene mayorías suficientes para avanzar con su plan macroeconómico.
En el Gobierno, no obstante, hay quienes creen que una derrota en este tema (que no condiciona directamente lo económico) refuerza uno de los ejes de campaña: que es necesario tener más bancas para avanzar en reformas estructurales y evitar así el peso de “la casta”. Lo dijo el propio Milei en su discurso del 1M.
“Si aceptan mi propuesta, veré que están dispuestos a involucrarse en lo que el país necesita. Caso contrario, habrán demostrado que el único camino para cambiar el país es cambiar este Congreso ”, dijo Milei ante un recinto semivacío anticipando uno de los ejes de la campaña electoral libertaria.
El plan orquestado
El tercer nudo del hilo conductor está en la calle. La economía, la política y la calle son los tres ejes donde el Gobierno ve que sectores de la oposición buscan hacer daño. Sobre todo en la antesala de un año electoral que promete ser bisagra, tanto para el oficialismo al ser un referéndum de su gestión como para la oposición en sus recomposiciones.
Por eso parece tan evidente toda la movida que se vivió esta semana con los jubilados como excusa y las camisetas de clubes de fútbol como parte del vestuario. Que los jubilados la están pasando mal nadie lo puede dudar. Que los jubilados vienen mal desde hace décadas, tampoco. Resulta una historia que se repite de manera cada vez más trágica que el kirchnerismo motorice movilizaciones patoteras cada vez que un gobierno no peronista tiene el poder. Ya sin el peso de la CGT ni los movimientos sociales, esta vez usaron al fútbol. En 2023 las jubilaciones perdieron un 30%, y ningún hincha (o barra brava, mejor dicho) salió a bancar. En 2020, Alberto Fernández cambió la fórmula jubilatoria de Macri, que hubiese sido más beneficiosa. Hubo silencio en la calle.
Las camisetas de fútbol fueron parte del vestuario de una nueva marcha que pareció armada para «pudrirla».
El problema es que los operativos policiales siempre terminan con cuestionamientos. No por el uso de la fuerza para disuadir cortes de calle o actitudes patoteras, como en cualquier país del mundo, sino por los excesos que cometen efectivos que parecen perros desbocados. Una jubilada golpeada que es tirada y no recibe ninguna atención, un jubilado gaseado en la cara a pesar de estar parado arriba del cordón, una pistola que es pateada por un efectivo en la plaza y dejada ahí tirada, dos chicos que son detenidos de manera insólita, y el fotógrafo malherido por un gas lacrimógeno disparado de una manera temeraria, son muestras de un accionar policial que deja mucho que desear.
El Gobierno de Milei , con Patricia Bullrich a cargo de los operativos, debe encontrar la manera de responder a las provocaciones de los que salen a la calle “a pudrirla” demostrando que se puede reprimir sin excesos. Las críticas de los que lloran falta de democracia avalando conductas desestabilizadoras las van a tener siempre. Pero tiene que quedar claro que el uso de la fuerza es racional.
Cuenta regresiva clave
En ese contexto de convulsión política, esta semana empieza a resolverse el escenario electoral en un distrito clave como la Ciudad de Buenos Aires. El próximo miércoles vence el plazo para la inscripción de alianzas que competirán en las elecciones a legisladores porteños del 18 de mayo. Diez días después, el sábado 29, es el límite para anotar a los 30 candidatos (más suplentes).
La elección porteña se volvió clave por diversos factores. Primero, los Macri (Mauricio y Jorge) juegan fuerte para proteger el principal y emblemático bastión político. Segundo, porque los Milei (Javier y Karina), ponen a prueba si la marca de La Libertad Avanza está lo suficientemente instalada o es Milei dependiente. Tercero, porque del resultado de esa elección prometen surgir múltiples condicionantes a futuro.
En el PRO todavía sigue la danza de nombres para buscar el mejor candidato. En las últimas horas crecieron fuerte las chances de que María Eugenia Vidal sea la primera candidata, con altas posibilidades tambien de llenar la lista de macristas puros. Quieren salir a defender la marca PRO, con la idea de poner en discusión la transformación de la Ciudad de los últimos 18 años.
Mauricio Macri empezó a caminar la Ciudad de cara a la campaña del 18 de mayo.
El problema es que no logran aún desactivar la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, que viene a sacarle votos mayoritariamente al PRO (aunque algunos creen que a Leandro Santoro, casi seguro candidato de Unión por la Patria, también). Para el exjefe de Gobierno, esta elección es la oportunidad de medir si tiene chances de pelear por volver en 2027. El dilema es que su presencia en la pantalla del voto electrónico sería funcional a La Libertad Avanza. Nada está cerrado aún, dicen.
El otro problema es que los otros ex aliados de Juntos por el Cambio también tomaron la decisión de competir por fuera. La Coalición Cívica de Carrió ya definió que su lista la encabezará Paula Oliveto. Buscarán recuperar identidad y no seguir atados a la suerte de otros.
Por otra parte, la UCR se encamina también a presentar lista propia, por más que son parte del gobierno de Jorge Macri. Martín Lousteau iría de candidato. “Lo que vemos es que La Libertad Avanza, el kirchnerismo y la izquierda se llevarán el 50/55%, y el resto va a ser para todo lo que fue Juntos por el Cambio”, razona un dirigente radical. Y sigue: “El más potente ahí es el gobierno de la Ciudad, que va a ser la fuerza más fuerte en ese espacio. Pero de cara al 2027 vemos que esa fuerza se va a sostener y si logramos ir juntos lo más probable es que haya una PASO”. “De esta manera, Martín retiene votos y nos permite estar en la discusión de cara a 2027”, concluye.
Milei junto a Manuel Adorni, Patricia Bullrich y José Luis Espert, todos posibles candidatos en el AMBA.
Tanto para radicales como para Larreta, lo que también los condiciona es que creen que para octubre puede terminar dándose una alianza entre LLA y el PRO, y ellos no quieren estar ahí. El resultado del 18 de mayo será clave y en parte también dependerá del candidato libertario. En Rosada, según cuentan, siguen midiendo a distintos tapados pero ya le habrían avisado a Manuel Adorni que si ninguno cubre las expectativas tendrá que jugar él.
Entre dirigentes libertarios y del PRO hay algunos pensando que prefieren que gane el kirchnerismo la elección porteña, dejando a las otras dos fuerzas peleando el segundo lugar, para convencerlos de que puede pasar lo mismo en Provincia de Buenos Aires. Porque un mal resultado en el territorio bonaerense con Cristina Kirchner ganadora, cree más de uno, puede ser incluso más desestabilizador para Milei que cualquier ruido en la política, la economía o la calle.