Domingo, 19 de enero de 2025
El Gobierno les anticipó a todos cuánto costará el dólar; sorpresa entre los ministros por el ajuste detrás del ajuste y la nueva modalidad para hacer compras que crece con el apoyo de potencias mundiales y bancos de primera línea
Tarde de colación dulce, agua mineral y recuerdos de los tiempos estudiantiles en el verde césped de la Quinta de Olivos. Javier Milei arranca el diálogo con Diego Valenzuela, su viejo compañero de la Universidad de Belgrano, y casi de inmediato empieza a escribir en una hoja una parte de su plan para el dólar en 2025. El Presidente no pierde algunas costumbres. Es lo mismo que hacía cuando transitaba la carrera de Economía junto al ahora intendente de Tres de Febrero.
Milei profundizó esta semana el rumbo que lo condujo en su primer año de Gobierno. El martes, poco después de las 17, el Banco Central explicó que en 13 días comenzará a aplicar una tasa de devaluación de apenas 1% mensual, algo sobre lo que ya había hablado. Es un cambio importante en la regla que mandó durante los últimos 12 meses.
La construcción de poder mediante el ordenamiento económico seguirá siendo un dolor de cabeza para la oposición política no alineada con el modelo de Milei. El primero en la lista de los que tendrán migraña es Axel Kicillof, el gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Aunque no lo dirá en voz alta, ajustó sus cuentas ante la dificultad de obtener más fondos de la Casa Rosada. Pero ese ajuste, no le alcanza. En el primer semestre de 2024, la provincia tuvo un déficit financiero (después del pago de la deuda) de US$137 millones. Es mucho mejor que el rojo de US$738 millones del año anterior, siempre bajo su gestión.
El secreto peor guardado de Kicillof es que aplicó un fuerte recorte bajo la bandera del Estado presente. El gasto cayó 19% por una disminución en las partidas para personal, jubilaciones y obra pública.
La expectativa es que los números finales de 2024 muestren un déficit cercano a los US$1.000 millones, la mitad de lo que tuvo en el último año de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner en el poder. El hecho de que el número haya mejorado, no quiere decir que sea bueno.
Kicillof tiene la dificultad adicional del fuego amigo. Sufre la complicación de que la legislatura bonaerense le impidió hasta ahora tomar deuda millonaria en un contexto de tensión con La Cámpora. De manera que uno de los principales opositores a La Libertad Avanza en un territorio clave como la provincia de Buenos Aires arranca el año electoral obligado a pensar cómo hacer un ajuste mayor.
El mismo trabajo tiene por delante el ministro de Economía, Luis Caputo. La diferencia es que él juega ese partido con una convicción inversamente proporcional a la de Kicillof. Hay un hecho que lo pinta.
El equipo económico comenzará a recibir desde esta semana a ministros que, como se ven las cosas, fueron doblemente ajustados.
Tras la caída del presupuesto 2025, el Gobierno volvió a prorrogar la última versión hecha originalmente por Sergio Massa para 2023. Varios compañeros de Caputo en el Gabinete notaron que en el decreto publicado esta semana para extender la vieja norma se perdieron algunos millones por el camino con respecto a lo que ya se había acordado para este año, cuando se hizo la norma que no prosperó. Es un extraño caso de motosierra sobre motosierra.
Los ministros creen que Economía soltará un poco las riendas a medida que avance el año. Algunos de ellos se llevaron una buena sensación de sus últimas conversaciones con Caputo, quien se mostró muy entusiasmado con la recaudación de la primera quincena de enero, clave no solo para su búsqueda de estabilidad, sino también como señal de una recuperación más clara de la actividad.
Economía, sin embargo, se está mostrando receptiva de cara a aquellos funcionarios que lleguen con nuevas ideas orientadas al futuro. Un hecho sintomático de lo que vendrá ocurrió la semana pasada en la oficina 1003 del piso 10 del Ministerio de Economía.Patricia Bullrich negocia la compra de barcos franceses 100% financiados
Martín Tolivia, director nacional de Proyectos con Financiamiento Externo Bilateral, recibió a enviados de Patricia Bullrich (Seguridad) para avanzar en la compra de buques de 80 metros de eslora para la Gendarmería por más de 300 millones de euros. Uno de ellos se hará en Francia, y el resto en Mar del Plata, para que haya transferencia de conocimiento.
La frugalidad contrastó con el nivel de los invitados. Como el mozo estaba de vacaciones, Tolivia en persona fue el que buscó y sirvió el agua. Se acercó más gente de la que se pensaba. Fueron autoridades locales del Banco Santander (uno de los prestamistas) y de la Embajada de Francia en la Argentina, porque la proveedora será la empresa Kership, de ese país. Participaron por vía digital directivos del Santander de París y hasta del ministerio de Economía del gobierno de Emmanuel Macron, el encargado de poner las garantías.
La licitación la había lanzado Aníbal Fernández, antecesor de Patricia Bullrich en el cargo. La expresidenta del PRO le hizo modificaciones al pliego mediante uno de sus colaboradores, el economista Martín Siracusa. Puso los papeles a tono con las urgencias argentinas. Por ejemplo, requirió que el proveedor consiguiera la totalidad del financiamiento y dos años de gracia antes del primer pago. Su equipo pensó que el proyecto se caía, algo que no ocurrió.
Cada vez más funcionarios están pensando en las mismas alternativas. La propia Bullrich está hablando con Airbus para renovar la flota de helicópteros. Todo sin lastimar el superávit fiscal que mostró Caputo esta semana. De él depende, entre otras cosas, que otras potencias del mundo estén interesadas en financiar a largo plazo proyectos en la Argentina.