Miércoles, 18 de diciembre de 2024
La expulsión de Edgardo Kueider dejó expuesta la nueva realidad que se vive en la Cámara alta, donde la dificultad para construir mayorías es mayor para La Libertad Avanza. Números y casos clave.
En tiempos líquidos, las alianzas políticas también lo son. Y eso, como pocas veces, se cristalizó en el Congreso durante el primer año de gobierno de Javier Milei, en el que La Libertad Avanza (LLA) debió apelar a mayorías circunstanciales para imponerse ante una oposición híperfragmentada.
Cuando arrancó 2024 quedó instalada la idea de que la titular del Senado, Victoria Villarruel, había logrado construir una mayoría de 39 senadores, para hacerle frente a Unión con la Patria (que tiene 33 bancas). Pero, con el correr de los meses, quedó a la vista que el “grupo de los 39” no fue más que lo que los mismos senadores alertaron en febrero de este año, cuando surgió el grupo: que se trataba de una mayoría circunstancial, cuyo principal objetivo era perjudicar a Unión por la Patria en la conformación de las comisiones. De allí que, muchas de estas comisiones, siguen sin constituirse o están integradas a medias.
A lo largo de las pocas sesiones que hubo durante el año, se pudo ver que el “grupo de los 39” fue deshilachándose. Y, con la expulsión de Edgardo Kueider, el senador detenido en Paraguay con más de US$ 200.000 sin declarar, el panorama se le complica aún más a la vicepresidenta.
El triunfo de Milei rompió los partidos
El Congreso se encuentra híperfragmentado. Con el arribo de los libertarios, pasó de predominio de dos grandes coaliciones (Unión por la Patria y Juntos por el Cambio), a una atomización incluso dentro de los bloques.
Aun así, en febrero de este año, la grieta “K-AntiK” seguía muy firme. Eso le sirvió a la titular del Senado para alinear, junto con los siete senadores que tenía en ese momento (ahora son 6, tras la salida de Francisco Paoltroni), al grueso de los bloques y conformar lo que pasó a conocerse como “el grupo de los 39”.
En rigor, se trató de una alianza circunstancial que tejió Villarruel con todos los bloques, salvo UP, y así arrebatarle la primera minoría al bloque que conduce José Mayans. De esta manera, los 39 salieron beneficiados a la hora de la conformación de las comisiones, que se arman de acuerdo a la proporcionalidad de los bloques representados en el cuerpo.
Con el “grupo de los 39”, Villarruel logró contrarrestar el peso peronista y perjudicarlos a la hora de la repartición de sillas en cada una de las comisiones. Eso explica, por caso, cómo fue que el ahora exsenador Kueider, que integraba un bloque de apenas 3 senadores, quedara al frente de la estratégica comisión de Asuntos Constitucionales.
Duró poco el armado
Con el correr de los meses, ese grupo de 39 senadores se fue deshilachando. Y pasó a formar parte del imaginario. Por caso, en la votación de la Ley Bases, el primer triunfo libertario en el Congreso, la votación terminó 36 a 36 y Villarruel debió desempatar. En ese momento, fueron los dos senadores de Por Santa Cruz (José María Carambia y Natalia Gadano), junto con el radical Martín Lousteau quienes quedaron en la vereda de enfrente.
No así cuando se votó, horas después, el famoso paquete fiscal. En ese caso, Lousteau acompañó la normativa. Mientras que los dos santracruceños volvieron a rechazar el texto.
Villarruel tampoco tuvo mejor suerte en la votación de la ley de movilidad jubilatoria, ni en la de financiamiento universitario, donde sufrió otras dos derrotas que luego, vía veto presidencial, Milei logró revertir. La vice tampoco pudo salvar el polémico DNU que ampliaba los fondos reservados de la SIDE. Allí, apenas 11 senadores acompañaron el decreto de Milei. Entre ellos no estuvo el libertario Paoltroni quien, para ese momento, ya había sido expulsado de la bancada oficialista, tras cuestionar al asesor presidencial Santiago Caputo por impulsar a Ariel Lijo como candidato a la Corte Suprema de Justicia.
Otra prueba que demostró lo endeble del “grupo de los 39” fue durante la votación para expulsar a Kueider. Los libertarios contaban con que la UCR y el PRO los acompañaran en la suspensión del entrerriano, pero excepto contadas excepciones del PRO, y Maximiliano Abad de la UCR, el resto se inclinó por la expulsión. Salvo Por Santa Cruz, que pegó el faltazo. Esto arrastró a los libertarios a echar al entrerriano.
Los casos más emblemáticos
Dentro del Frente PRO hubo una senadora con la que los libertarios prácticamente no pudieron contar como propia: Guadalupe Tagliaferri. Alineada con Horacio Rodríguez Larreta, la porteña suele votar “por convicción”, como dicen en su entorno, y no de acuerdo a como voten “los K”. O sea, en la vereda de enfrente, que es lo que suele ordenar a los amarillos.
Pero no hay que perder de vista a otro integrante de esa bancada, su presidente, Luis Juez, que al igual que Tagliaferri, votó en favor del financiamiento universitario o de la expulsión de Kueider. También impulsó la emergencia en Córdoba, en medio de los incendios que azotaron a su provincia, pese al rechazo de los libertarios, que no acompañaron el texto con su voto.
Lousteau es otro líbero, en este caso, de la UCR. No solo porque se despegó de su bancada en la Ley Bases, sino porque se puso de acuerdo con los legisladores de Unión por la Patria y quedó al frente de la comisión bicameral de Inteligencia. En un primer momento, esa silla era para el amarillo Martín Goerling pero Santiago Caputo “metió la cuchara” e intentó poner a Kueider en ese lugar, rompiendo el acuerdo que Villarruel tenía con los 39. Esta interna Villarruel-Caputo le allanó el camino al economista.
El fin de los 39
Más allá de que el “grupo de los 39” no se vio plasmado en las votaciones, salvo en contadas excepciones, como Boleta Única de Papel, lo cierto es que al día de hoy ese grupo ya no se podría revivir por dos cuestiones.
La primera cuestión es la expulsión de Kueider, quien resultó clave para el oficialismo, a tal punto que estuvo entre los escasos 11 senadores que “bancaron” el DNU de la SIDE. Su silla, a menos que la Justicia se pronuncie prontamente, quedará para la camporista Stefanía Cora, y con ella, UP quedará a 3 bancas del quórum propio. Primera merma para Villarruel.
Pero hay otro caso, del que poco se habla, que también perjudica al oficialismo. Y es el del senador Víctor Zimmermann, quien abandonó su banca para sumarse al gabinete del gobernador de Chaco, Leandro Zdero.
El dato es que el radical no renunció su banca, sino que se tomó licencia. Es que, de abandonar el Senado, sería reemplazado por la dirigente de la Coalición Cívica Alicia Terada, quien claramente no sería una aliada incondicional de los libertarios. Segunda merma para la vice.
Una alianza que paralizó la Cámara
El Senado mostró baja actividad este año. Abrir el recinto podía significarle a la vice que UP volteara el DNU que habilita a Luis Caputo a reestructurar deuda sin pasar por el Congreso y sin cumplir con los requisitos de la Ley de Administración Financiera.
Es por eso que varias leyes quedaron a mitad de camino, como por ejemplo, avanzar con la Ley Nicolás; la de detección temprana del abuso sexual infantil; aquella que busca crear un registro de deudores alimentarios. Tampoco se avanzó con la iniciativa que busca concientizar sobre el Síndrome de Williams; aquella que busca incorporar dentro del régimen para la detección y posterior tratamiento de patologías en el recién nacido a la Atrofia Muscular Espinal (AME) o incluso el texto que regula el ejercicio profesional de acompañantes terapéuticos.
Pero no solo eso, sino que a raíz de la creación del “grupo de los 39”, Unión por la Patria decidió no elevar los nombres de sus senadores a una serie de comisiones, aduciendo que les habían “robado” al octavo miembro que les correspondía en esos cuerpos de trabajo.
Por esto mismo, de acuerdo a un relevamiento elaborado por el analista político Pablo Salinas, de las 26 comisiones permanentes que hay en el Senado, solo 13 de ellas fueron constituidas. A UP le corresponden 9 presidencias, pero apenas designó 3. Y a esto hay que agregarle que el bloque que conduce Mayans no integra 10 de las 13 comisiones que sí funcionan.
Todo indica que el 2025 no será un año de mayor actividad para el Senado. Es que no solo Unión por la Patria queda a un paso de reunir el quórum propio y de marcarle la agenda a los libertarios sino que, además, será un año electoral en el que, por tradición, merma la actividad parlamentaria.