Miércoles, 04 de Diciembre 2024
Su desembarco en la central obrera se produce luego de la renuncia de su hijo, Pablo. Fuentes de Camioneros indicaron que hubo otras propuestas sobre la mesa, pero “nadie aceptó y solo quedó él”. Horas decisivas.
La cúpula de la Confederación General del Trabajo (CGT) está incompleta desde la renuncia del referente de Camioneros, Pablo Moyano, ocurrida días atrás. Desde entonces, no hubo novedades sobre su reemplazo, más allá de rumores de pasillo.
Pero todo indica que este miércoles habrá importantes novedades, ya que quien lo reemplazaría sería el histórico líder sindical, Hugo Moyano, también de Camioneros y padre de Pablo. Fuentes del gremio señalaron que no está confirmado todavía, pero todas las otras posibilidades habían rechazado ocupar ese lugar.
Esta decisión será comunicada formalmente durante las próximas horas, luego de una reunión que tendrá con los otros dos líderes: Héctor Daer y Carlos Acuña.
Según se informó, la próxima semana se llevará a cabo otra reunión con los integrantes de la CGT para aceptar formalmente su postulación y acordar cuáles serán los nuevos objetivos de esta etapa.
Luego de que su hijo renunciara a la conducción de la Central, el líder de Camioneros ratificó la presencia del gremio en el consejo directivo y se mostró dialoguista con parte de la conducción.
Pablo Moyano renunció semanas atrás a la conducción de la CGT “al no coincidir con las decisiones tomadas por la llamada ‘mesa chica’”, según difundió en un comunicado.
Fue en medio de los cruces por los paros generales convocados por los gremialistas contra el Gobierno. Las tensiones entre los distintos sectores de la CGT volvieron a intensificarse en el último tiempo, exponiendo una vez más la división entre el ala moderada, liderada por Héctor Daer, Andrés Rodríguez, Gerardo Martínez y José Luis Lingeri, y el sector más combativo, encabezado por Pablo Moyano junto a referentes del transporte y dirigentes alineados con el kirchnerismo.
El secretario adjunto de Camioneros había confirmado que se estaba organizando “un paro nacional para diciembre” en rechazo a las políticas económicas del gobierno de Javier Milei. Desde la central obrera consideraron que “no había clima social” para convocar a una protesta y desestimaron la adhesión a la propuesta de Moyano.
Moyano señaló que la medida de fuerza, que también podría ser “una gran movilización”, contaría con la participación de diversas organizaciones sindicales y sociales, en un esfuerzo por visibilizar el descontento de los trabajadores ante la inflación, los recortes presupuestarios y las reformas proyectadas por la administración actual.