Martes, 3 de diciembre de 2024
El gobierno de Lula da Silva anunció cambios en su economía que los mercados no tomaron bien. Su moneda se devaluó a su nivel más bajo frente al dólar, mientras que el peso argentino se revaloriza.
El real brasileño está por terminar uno de los peores años de su historia en cuanto a su relación con el dólar. Superó por primera vez la cotización de R$6 por dólar. En sentido contrario, el dólar «blue» en la Argentina está bajando y se acerca a la cotización oficial, controlada por el Banco Central, con la devaluación fijada por el «crawling peg» del 2% anual.
Esto trae un «desequilibrio» en la relación entre las monedas de los dos países más grandes del Mercosur, lo que abre diferentes alternativas para ambos mercados y genera ganadores y perdedores claros, y uno final, que habrá que observar con mucho cuidado.
Brasil: el por qué de la caída del real
El gobierno de Lula da Silva presentó un paquete fiscal que derivó en la aparición de un escenario complejo para la economía brasileña. Para cumplir una promesa de campaña, se decidió subir el piso de lo que equivale a nuestro impuesto a las Ganancias. Así, ese impuesto comenzará a cobrarse sobre aquellos salarios que superen los 5.000 reales mensuales, unos 837 dólares. Este cambio beneficiará a unos 30 millones de personas (sobre una población total de 212 millones).
Para compensar la perdida en las arcas federales, el Gobierno, por medio de su ministro de Economía, Fernando Haddad, creó un nuevo impuesto para los ingresos superiores a los 50.000 reales (unos 8.369 dólares). El nuevo tributo alcanza al 1% de la población, unas 2.100.000 personas.
Pero el mercado tomó mal este anunció y lo que ganó fue la desconfianza. Ante el temor de un aumento del déficit brasileño y de mayor inflación, la profecía autocumplida llegó una vez más. En solo 48 horas, el real se devaluó un 6%, el máximo indicador de su historia. Cuando se creó para sanear la economía del gigante sudamericano, en 1994, el real valía más que 1 dólar. Ahora, 30 años más tarde, llegó a su pico devaluatorio.
La moneda más devaluada del mundo
Según las mediciones internacionales, el real tuvo la peor caída frente al dólar en el año 2024. En total, perdió un 20,46%, la mayor caída de todas las monedas. En esos mismos informes, el peso argentino llegó apenas delante del real, con una caída de 19,65%. La diferencia es que el mercado brasileño de divisas es libre. Esa caída de más de 20 puntos en un año es absoluta.
En cambio, en la Argentina, con varios tipos de dólar, es difícil hacer el mismo cálculo. Veamos: el dólar en el mercado oficial, comparando el valor del 3 de enero ($830) y ahora, ($1032) se devaluó un 24.28%. El dólar «blue» cotizaba el 3 de enero de 2024 en $1005 y ahora en $1100, con lo cual, la devaluación fue de solo un 10%.
En el mismo tiempo, la inflación acumulada es el 193% (tomando los últimos 12 meses). Si se contabilizan solo los datos oficiales del INDEC conocidos hasta ahora (enero-octubre 2024) la inflación llegó al 107%.
Es por eso que frente a lo poco que se movió el dólar, el peso aparece como «revaluado» frente a la moneda norteamericana. Y más todavía si se toma en relación con el real, con su devaluación de un 24% en el año o del 6% en 48 horas.
Esto tiene dos consecuencias muy diferentes según el «objeto» que se analice. Para la producción, es un problema: Brasil es el primer mercado de los productos argentinos. Con estos cambios frente al dólar, el peso se fortalece y, por lo tanto, pierde competitividad frente al real y puede hacer que los brasileños importen menos de la Argentina.
También, afecta a la principal fuente de ingresos en la economía argentina: el campo, que encamina a una cosecha récord hasta abril de 2025. Si el dólar sigue «perdiendo» valor frente al peso o, para decirlo correctamente, «atrasado» frente a la inflación», puede darse que los exportadores retengan los granos ante un dólar «barato».
A importar y a viajar
Las nuevas medidas de desregulación de Federico Sturzenegger y Luis Caputo ayudan a las importaciones. Las pequeñas -vía courier- y las de importadores. Esto permitirá tener en el mercado argentino productos más baratos que lleguen del extranjero, especialmente en vestimenta y electrónica.
La otra consecuencia de este dólar, que cambia al 2% mensual, es que la Argentina es cara como destino turístico. Los escuchamos a los cariocas y a los mineros que vinieron de Río y Belo Horizonte para ver la final «brasileña» de la Copa Libertadores en River, entre Botafogo y Atlético Mineiro. Todos ellos trajeron su alegría habitual, pero dejaron más reales que antes para pagar hoteles, comida, viajes en la ciudad y regalos.
Al contrario, los argentinos que tienen capacidad de ahorro, preparan su migración de verano. Hasta Punta del este queda más cerca que antes en dólares-pesos. Ni hablar a los que van en auto al sur de Brasil, especialmente si viven en Córdoba, Santa Fe o el litoral. Evitando el avión, el alquiler de una «morada» es más barato que aquí si se sabe buscar.
Al otro lado del país, Chile tiene un cambio de tendencia. Puede ser «el gran shopping» y el lugar de veraneo para neuquinos, mendocinos y sanjuaninos, por nombrar algunas de las provincias limítrofes. Antes, era exactamente al revés.