Martes, 12 de Noviembre 2024
Según se supo, la idea es analizada en el Ministerio de Salud y propone “invertir en salud en la juventud para gastar menos cuando llegan los problemas”. Además, avanzarán con la descentralización y la desregulación de las prepagas
El médico cardiólogo Mario Lugones al frente actualmente del Ministerio de Salud de la Nación bien podría recibir la definición de “gladiador” del actual gobierno del presidente Javier Milei; así como el ministro de Desregulación y Transformación, Federico Sturzenegger, recibió el mote de “coloso”.
Las razones que atañen a que Lugones sea el gladiador del gobierno pueden ser varias, pero hay dos que lo definen para robustecer esta idea: la primera es su profunda convicción de que hay que reordenar el sistema de salud en la Argentina acorde a la Constitución Nacional, que establece un cambio en la carga de dónde colocar la acción de la salud pública.
La segunda es terminar con el centralismo que siempre tuvo la cartera de salud nacional y pasar a que el Ministerio sea un órgano rector y las jurisdicciones sean las que establezcan las prioridades en la gestión de la salud en cada territorio.
Para quienes conocen bien a Lugones, la segunda razón nace de lo que la perspectiva histórica deja ver: en materia de salud en la Argentina es muy poco lo que se ha hecho en las últimas 5 ó 6 décadas. “No hay nadie mejor que cada una de las provincias para saber cuáles son sus necesidades de salud y cómo resolverlas”, resuena como un mantra en los pasillos del edificio de la avenida 9 de julio.
Este gobierno pretende que los diferentes eslabones de la salud salgan de su zona de confort, rompan con la corrupción y terminen con los sobreprecios en los diferentes prestadores de los servicios de salud, señalaron fuentes calificadas.
La generación dorada de la cardiología
Mario Lugones lleva en su ADN ser médico cardiólogo. Fue protagonista de la generación dorada de la cardiología en la Argentina y en el mundo, durante los años ‘70 y comienzos de los ‘80. Concentrada en el Sanatorio Güemes, entre otras instituciones, y junto al célebre doctor y cardiólogo René Favaloro de quien fue colega y compañero. Ambos -Lugones y Favaloro- entraron al Güemes en el año 1972 y trabajaron juntos hasta 1981.
Ser cardiólogo en esos tiempos, sin stents, sin la posibilidad de un trasplante de corazón, sin el auge de la medicina preventiva, ni paliativa era una tarea verdaderamente titánica. Implicaba cada día decidir sobre la vida y la muerte; algo que sin duda forjó la personalidad y la condición de gestión de Lugones.
Desde la mesa chica de decisiones del Ministerio, se pudo saber cómo la cartera sanitaria enfoca hoy estas transformaciones. Hay dos conceptos que desvelan al ministro Lugones y atraviesan cada una de sus decisiones: superar la asimetría de la información y romper con el concepto -tomado de la economía- de moral hazard, que es el comportamiento moral anti ético del beneficiario, en este caso, de la salud.
Desde Salud, agregaron a Infobae que “el costo en salud siempre va por arriba de la inflación. Todos viviremos más años; y la industria fue muy inteligente: no nos curó, nos cronificó… Entonces las sociedades contemporáneas son médico y medicamento dependientes. Por lo tanto, la sociedad a la larga va a perder. Por eso hay que buscar nuevos paradigmas”.
Desregulación sí
Como detalló se, la desregulación de las Obras sociales sindicales (OSS) y de las prepagas de salud -vigentes desde el primer DNU 70/23 del Gobierno- sintetiza de forma contundente el pensamiento del ministro Lugones: transparentar la información entre los eslabones del sector para evitar sobreprecios y nidos de corrupción.
Desregular las OSS y a las prepagas representó un paso crucial para ampliar la oferta e impulsar la competencia. Y en el marco de la sostenibilidad del sector en el futuro, propulsar planes más baratos para los jóvenes.
Emerge el seguro de salud
Según deslizaron, el ministro es un convencido de la idea de que el presupuesto de salud debe centrarse en la población joven que transita los años más prósperos de la vida laboral, priorizando la prevención.
Lugones considera que en la etapa final de la vida, cuando las personas necesitan mayores cuidados, el sistema debería ser menos oneroso, apoyado en un modelo en el que cada persona pueda contar con un seguro de salud desde sus años laborales. Esto ayudaría a reducir los gastos finales y a asegurar que los adultos mayores reciban la atención necesaria, sin sobrecargar los recursos del sistema en su conjunto.
Desde la cartera sanitaria aclaran que “no se desregularon las obras sociales, se creó una nueva figura, la del seguro de salud. Esto implica para todos un gran cambio cultural, un cambio de paradigma. Hay que dejar de ser hipócritas”, explicó una alta fuente de la cartera de Salud.
La noción del seguro de salud que analiza implementar el Gobierno implica que un individuo joven debería asociarse a una obra social, o a una prepaga, y tener un plan barato con copago, porque su riesgo de consulta médica grave es bajo. La misma prepaga debería proponerle financiar un seguro para que cuando tenga más de 65 años esté cubierto ante las enfermedades vinculadas al envejecimiento. Entonces, cuando un adulto decide cambiar de prepaga, retira el dinero que invirtió en su seguro personal de salud.
Saben desde la cartera que este es el camino para la sostenibilidad del sector, pero a la vez saben que hay cosas que solucionar antes. Están convencidos que hay que buscar el cambio de paradigma.
Medicamentos de alto costo
Como se explicó, a fines de octubre, la Resolución 3934/2024 emitida por la Superintendencia de Servicios de Salud, limitó la emisión de recetas de fármacos y tratamientos de alto costo en planes de salud cerrados. Tras el revuelo que generó la medida, el ente nacional ratificó que la medida afecta directamente a “los beneficiarios de planes cerrados, quienes deberán recurrir exclusivamente a los médicos de su cartilla para acceder a medicamentos de alto costo. Esta normativa busca proteger el uso eficiente de recursos de salud y reducir la carga financiera del sistema”.
“A ninguna persona que realmente necesite un tratamiento con medicamentos de alto costo se le va a cortar el acceso, pero el proceso debe ser llevado adelante de manera correcta”, aseguraron quienes conocen desde adentro la gestión de Lugones.
No obstante, un eje importantísimo para el rol de rectoría como se concibe al Ministerio de Salud de la Nación, radica en no ser cómplices de manejos “non sanctos”. Esos desmanejos pueden generar la quiebra de una obra social o una prepaga si no se transparenta el acceso y se audita quiénes y de qué manera deben recibir la cobertura.
Los medicamentos de alto costo, representan un desafío económico que impactan en el sistema de salud, sea privado o estatal. Desde la perspectiva del equipo que hoy dirige Lugones, lo que existía en Argentina hasta 2023 era un sistema que giraba alrededor del dinero que se le podía “sacar” a los recursos provinciales o nacionales.
Sin embargo, desde la perspectiva de la actual gestión, el sistema no “explota por los aires” porque Nación se hace cargo del pago de los medicamentos de alto costo y de los tratamientos caros, como son los trasplantes. Ese modelo que lleva décadas no puede sostenerse económicamente a largo plazo.
Prevención del dengue
En sintonía con las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la actual gestión en el Ministerio de Salud considera que para hablar de dengue, y sobre todo anticiparse con estrategias de salud pública, el paso fundamental es combatir los criaderos de mosquitos.
En septiembre, el Ministerio de Salud de la Nación inició la distribución de vacunas tetravalentes con el fin de avanzar en una estrategia de vacunación focalizada, complementando así las dosis que ya fueron adquiridas por diferentes provincias.
La estrategia sigue los lineamientos planteados por la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) que en abril de este año emitió una recomendación basada en la situación epidemiológica actual: no incluir esta vacuna en el Calendario Nacional de Vacunación ni aplicar en todas las provincias, sino enfocar su uso en áreas específicas a nivel departamental, priorizando aquellos escenarios con alta transmisibilidad de la enfermedad.
Como se contó, para fortalecer la respuesta ante brotes de dengue, el Ministerio implementó una sala de situación con el fin de realizar un monitoreo en tiempo real de los casos, lo que optimiza la coordinación con las provincias y reduce los tiempos de acceso a la información.
Esta plataforma, integrada con el Sistema Nacional de Vigilancia Sanitaria (SNVS), permite detectar rápidamente focos epidémicos gracias a un sistema de alertas automáticas y un enfoque integral de gestión epidemiológica.
Cambios en la adquisición de vacunas
El actual gobierno mantuvo el amplio Calendario Nacional de Vacunación de la Argentina, pero en lugar de gratuidad prefieren llamar a las cosas por su nombre, sin vueltas: “Las vacunas no son gratuitas; las pagamos todos los argentinos a través de los impuestos”. Esta perspectiva impulsó, entre otras cosas, un cambio en la política de adquisición de vacunas, que apunta a una gestión más eficiente de los recursos.
A modo de ejemplo, para el Plan de Vacunación Antigripal 2025, se planificó la compra de más de 8,6 millones de dosis de vacunas, destinadas a proteger a los grupos de riesgo, incluyendo adultos mayores, niños y personas con enfermedades crónicas. Se optó por las farmacéuticas Abbott y Sinergium Biotech, seleccionadas por sus precios competitivos y la calidad de sus productos, lo que permitirá un ahorro en el costo unitario de entre el 5% y el 38%, según detallaron funcionarios del ministerio.
En esta misma línea, también se aplicaron límites en el precio de los medicamentos que los hospitales pueden adquirir, evitando que se compren a costos iguales o superiores a los de una farmacia comercial, con el objetivo de lograr mayor eficiencia en el gasto. Este enfoque de ahorro y reestructuración también permite contar con una mayor cantidad de dosis de vacunas y medicamentos disponibles.
Sanatorio Güemes, el otro coloso
Uno de los mayores activos del doctor Mario Iván Lugones es que viene y conoce desde adentro las luces y sombras del sistema de salud argentino. Hace años que se desempeña al frente del Sanatorio Güemes, al que ha convertido en un coloso de la salud con un modelo outsider.
Lugones fue jefe de guardia y jefe de clínica del Sanatorio Güemes, además de médico cardiólogo de la Fundación Favaloro, de Praxis Médica, del Sanatorio Malvinas, entre otros. También fue director del Instituto Médico de la Seguridad Social y Evaluación Tecnológica (IMSSET) de la Facultad de Medicina de la UBA y fue Director de la Maestría de Gerenciamiento de Sistemas de Salud de la UBA.
Hace casi 25 años, en el 2000, Lugones fundó la Fundación Güemes, orientada a la investigación clínica y la docencia médica.
Los inicios de su carrera lo forjaron en los vaivenes del sistema público, en el servicio de guardia, cardiología y en la unidad coronaria del Hospital Dr. Cosme Argerich; y también en otros centros de atención referentes a nivel nacional, como el Hospital de Clínicas y el Hospital General de Agudos Juan A. Fernández, inspirado en el camino que había andado el padre del actual ministro, también médico por vocación.