Viernes, 01 de Noviembre 2024
Uno de los testigos en el expediente por el delito de estrago culposo que investiga la fiscal Verónica Zamboni relató la trama de posibles irregularidades que terminó con dos muertos y seis desaparecidos. La llamativa indagatoria y la pericia que espera la fiscal
El señor G. podría haber sido un imputado en la causa que investiga la fiscal Verónica Zamboni, encargada de esclarecer el derrumbe en el Apart Hotel Dubrovnik de Villa Gesell que terminó con, hasta el cierre de esta nota, dos muertos y seis desaparecidos. Sin embargo, su voluntad de colaborar lo convirtieron en un testigo altamente valioso.
Dentro del Dubrovnik convivían dos obras simultáneas, con dos cuadrillas de albañiles, dos equipos de arquitectos. Uno trabajaba en las refacciones del uno de los ascensores, ubicado en la zona del frente del edificio; el segundo, en otro sector que habría sido clave en el inicio del colapso, donde se empleó maquinaria pesada. El señor G. era un albañil en esta última obra.
Su relato, realizado ante la fiscal Zamboni el martes al mediodía, horas después del hechos.
“Empecé a trabajar en julio, trabajé durante tres o cuatro meses”, de lunes a sábado, de 8 a 17:30, aseguró: “Venía los martes y los viernes una arquitecta mujer, quien controlaba el trabajo que hacíamos nosotros”. Sin embargo, no pudo especificar si los arquitectos de esta obra controlaban lo que ocurría en el ascensor. “Nosotros estábamos trabajando en los pisos 8 o 7. A veces aparecían los dueños del edificio, cada dos semanas, en una camioneta Toyota Hilux″, siguió.
“Vos seguí trabajando que ya se arregló todo”
Luego, detalló la obra de los ascensores en la parte delantera. “Estaban cambiando ambos ascensores. Ya habían cambiado uno”. Señaló, incluso, a una empresa local: “Estuvieron trabajando en el cambio de ascensor hasta el sábado pasado. Desde que estoy veo que iban al lugar. Cambiaron solo la cabina”, ya que, según le comentaron, los cables de acero “estaban en buenas condiciones”.
Señaló, también, a uno de sus patrones, el capataz Sergio Paco, hoy detenido, hijo del jefe que lo contrató. Le pagaban, según su testimonio, 150 mil pesos semanales. Según documentos a los que accedió Infobae,
Paco declaró en el expediente. Aseguró, según altas fuentes judiciales: “Vos seguí trabajando que ya se arregló todo”. Y siguió.
Ayer, Rubén Taquichiri, un contratista vinculado a la obra del ascensor, fue aprehendido en Ostende por la PFA y la Bonaerense, luego de una orden de allanamiento en su contra donde intentó despistar a los efectivos llevándolos a otro domicilio, tras mentir sobre el celular que llevó.
Sin embargo, la obra donde intervinieron los Paco y el señor G. es el foco actual de la historia. La fiscal Verónica Zamboni espera recibir en las próximas horas el adelanto de la pericia que será la clave para definir y profundizar la acusación. El estudio, que busca determinar las causas del derrumbe, fue encargado desde el comienzo del caso a la Superintendencia Federal de Bomberos de la Policía Federal, que envió una serie de ingenieros a la zona.
En la segunda obra, aseguran fuentes del caso, se empleó maquinaria pesada. Si la pericia de la PFA asegura que el uso de maquinaria pesada estaba desaconsejado de cara al deterioro el edificio, entonces, Zamboni encontrará una clave para determinar responsabilidades superiores. El juez David Mancinelli, que actuó junto a la fiscal en la causa que llevó a la cárcel a los rugbiers que mataron a Fernando Báez Sosa, también es parte de este expediente.