Miércoles, 09 de Octubre 2024
Aunque las tasas de enfermedades oncológicas aumentan con la edad y la mayoría de los afectados son personas mayores, pueden manifestarse en niños y adolescentes. Qué dicen las estadísticas de Our World in Data, la organización que depende de la Universidad de Oxford
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el cáncer es “una de las principales causas de mortalidad en la niñez y la adolescencia”. La entidad señala que “la probabilidad de que un niño sobreviva a un diagnóstico de cáncer depende del país en el que viva: en los países de ingresos altos, más del 80% de los niños afectados por cáncer se curan, mientras que en muchos países de ingresos bajos o medianos, menos del 30% se recuperan”. Este contraste resalta la desigualdad en la atención oncológica entre diferentes regiones del mundo.
La OMS atribuye estas menores tasas de supervivencia en países de ingresos bajos o medianos a varios factores, como el diagnóstico tardío, la falta de capacidad para realizar una detección precisa, el acceso limitado a tratamientos, el abandono de las pautas terapéuticas, la muerte por toxicidad y las recidivas que podrían haberse evitado.
Desde la organización de medición de datos Our World in Data, que depende de la Universidad de Oxford, explican que “los cánceres en la infancia suelen ser diferentes de aquellos en edades más avanzadas”. Aunque las tasas de cáncer aumentan con la edad, algunos tipos pueden desarrollarse a una edad temprana.
Cuáles son los tipos más frecuentes de cáncer infantil
El cáncer, según la OMS, afecta a personas de todas las edades y puede surgir en cualquier parte del cuerpo. Este proceso comienza con un cambio genético en una célula que prolifera, formando una masa (tumor) que invade otras partes del organismo, siempre de acuerdo a la máxima entidad sanitaria global. Si no se trata a tiempo, la enfermedad provoca un deterioro progresivo hasta llevar a la muerte.
A diferencia de su desarrollo en los adultos, en los casos infantiles las causas son mayormente desconocidas, lo que añade un desafío adicional al tratamiento y la prevención.
En Estados Unidos, los tipos más comunes de cáncer en niños son los cerebrales, los del sistema nervioso central, la leucemia y los cánceres linfoides y de la sangre. Según Our World in Data, “estos órganos crecen y se desarrollan rápidamente durante la infancia, lo que los hace más vulnerables a los cambios cancerosos”.
La entidad también señala que muchos de estos cánceres infantiles están relacionados con factores de riesgo en las primeras etapas del desarrollo o con mutaciones genéticas. “Algunas mutaciones genéticas que provocan cáncer son hereditarias, pero otras son mutaciones de novo, es decir, que surgen por casualidad en el momento de la concepción o en las primeras etapas del desarrollo”, explican.
En América Latina y el Caribe, uno de cada 360 niños y adolescentes es diagnosticado de cáncer cada año (29.000 casos anuales). En la región los tipos más frecuentes son la leucemia linfoblástica aguda, el linfoma de Burkitt, el linfoma de Hodgkin, el tumor de Wilms, el retinoblastoma y el glioma de bajo grado, que representan hasta el 60% de todos los cánceres infantiles.
En contraste, los cánceres en adultos a menudo se desarrollan por la exposición prolongada a factores de riesgo, generalmente en órganos como los pulmones, el colon, el páncreas, las mamas o la próstata. Desde Our World in Data indican que “algunos tipos de cáncer, como el colorrectal y el de mama, parecen disminuir en las edades más avanzadas, aunque los riesgos continúan aumentando con la edad”. Esto refleja las diferencias significativas en las causas y la progresión del cáncer entre los niños y los adultos.
Gracias a la investigación científica y los avances médicos, se ha logrado un progreso significativo en el tratamiento del cáncer en niños.
Our World in Data destaca que “una de las razones de este avance es que los científicos han aprendido más sobre las causas genéticas de los cánceres infantiles, lo que ha permitido identificar a los niños en riesgo antes y desarrollar tratamientos más específicos, con menos efectos secundarios”. Entre los avances médicos, se mencionan la inmunoterapia, los trasplantes de células madre, la radiación y las cirugías como herramientas eficaces para combatir diversos tipos de cáncer en niños.
Un ejemplo notable de este progreso es el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda (LLA), una de las formas más comunes de leucemia infantil. Según Our World in Data, “las tasas de supervivencia de la LLA en niños han aumentado considerablemente gracias a la mejora de los tratamientos y a los trasplantes de médula ósea”. La investigación genética también ha jugado un papel crucial en este avance, ya que permite identificar mutaciones específicas que han facilitado el desarrollo de fármacos de quimioterapia dirigida con gran eficacia.
Además, la organización subraya que se han logrado avances en la protección de los niños frente a complicaciones mientras reciben quimioterapia. Como la quimioterapia debilita el sistema inmunológico, los niños con cáncer tienen mayor dificultad para combatir infecciones.
En este contexto, señalan que “la vacunación de toda la población contra enfermedades como la gripe, el sarampión, la tos ferina y la neumonía puede ayudar a proteger a estos niños de infecciones que pueden ser mucho más graves para ellos”.
En el gráfico de abajo, confeccionado por Our World in Data, muestran, en ese sentido, que “se han producido descensos en las tasas de mortalidad por cáncer en todos los grupos de edad, pero especialmente entre los niños” a nivel global.
La importancia del diagnóstico temprano en el cáncer infantil
En esa línea, desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostiene que en el cáncer pediátrico, un diagnóstico y tratamiento oportunos son clave para mejorar las posibilidades de supervivencia. En esta tarea, los padres y cuidadores, así como la familia y el personal de salud en general, tienen un papel muy importante”.
Algunos de los síntomas del cáncer infantil, de acuerdo a la OPS, pueden ser cansancio, falta de apetito, dolor de cabeza persistente o vómitos “especialmente temprano en la mañana o que empeoran con los días), dolor de huesos de manera sostenida, cambios en el comportamiento, entre otros.
“En todo el mundo, cada año se diagnostica cáncer a unos 280.000 niños y adolescentes (de 0 a 19 años). En América Latina y el Caribe, se estiman al menos 29,000 nuevos casos de cáncer en 2020 entre niños y adolescentes. Aunque el cáncer infantil generalmente no se puede prevenir, el diagnóstico temprano puede conducir a mayores probabilidades de supervivencia. En algunos países de ingresos bajos y medianos, solo alrededor del 20% de los niños con cáncer sobreviven. Por el contrario, alrededor del 80% de los niños con cáncer que viven en países de ingresos altos sobrevivirán”, advierte la OPS.